Carta abierta a Hollande sobre el desastre sirio
?Francia va a hacer por Hula y Homs lo que hizo por Bengasi y Misrata?
El documental que rod¨¦ durante los siete meses de la campa?a por la liberaci¨®n de Libia acaba de presentarse en Cannes en presencia de dos combatientes sirios salidos clandestinamente de su pa¨ªs.
Precisamente, durante la proyecci¨®n de la cinta se produc¨ªa en Hula, Siria, una de las matanzas m¨¢s espantosas perpetradas desde el comienzo de esa otra guerra que, desde hace ya un a?o, Bachar El Assad libra contra su pueblo.
He aqu¨ª la declaraci¨®n que hizo ese mismo d¨ªa uno de los dos combatientes sirios con el rostro tapado por la bandera de la rebeli¨®n: ¡°Acabo de ver la pel¨ªcula de nuestro amigo franc¨¦s sobre mis hermanos libios, sobre su guerra de liberaci¨®n, sobre la ayuda que recibieron y sin la cual estar¨ªan muertos. Yo soy militar. He llorado. Eran l¨¢grimas de emoci¨®n, pero tambi¨¦n de c¨®lera. A nosotros, los sirios, nos est¨¢n matando. ?D¨®nde est¨¢n los aviones franceses, los aviones ingleses, los aviones de los pa¨ªses hermanos? ?D¨®nde est¨¢n esas armas que los combatientes del desierto libio recib¨ªan de todas partes? ?D¨®nde est¨¢is, amigos de la libertad? ?Por qu¨¦ vuestros Gobiernos ya no escuchan vuestras voces, vuestros llamamientos? ?Por qu¨¦ temen a El Assad, ellos, que no temieron a Gadafi? ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦? Podemos ganar la guerra por la libertad. Con vosotros. Ayudadnos, por favor. Gracias, Francia¡±.
Se?or presidente, quiero transmitirle estas palabras ahora que el n¨²mero de v¨ªctimas de esta masacre cometida a sangre fr¨ªa y con armamento pesado aumenta hora tras hora.
Quiero hacerle llegar esta petici¨®n de auxilio mientras desfilan ante nosotros las im¨¢genes de esos 32 ni?os con el cr¨¢neo destrozado y el rostro desfigurado, en la peque?a morgue de la ciudad.
Y, a mi vez, quiero hacerle una pregunta sin rodeos.
?Va usted a usar su considerable cr¨¦dito personal y el de nuestro pa¨ªs para dirigirse a nuestros aliados?
?Francia va a hacer por Hula y Homs lo que hizo por Bengasi y Misrata?
?Va usted a usar su considerable cr¨¦dito personal y el de nuestro pa¨ªs para dirigirse a nuestros aliados de ayer y, junto con Gran Breta?a, Estados Unidos, la Liga ?rabe y Turqu¨ªa, decidir una estrategia que vaya m¨¢s all¨¢ del ¡°indefectible apoyo a la misi¨®n de Annan¡± expresado en el comunicado del El¨ªseo del pasado lunes, a las 18 h?
?Va a velar para que el grupo de pa¨ªses amigos del pueblo sirio, entre los que disfrutamos de una influencia decisiva, producto de nuestro papel como motor en Libia, reflexione sobre la r¨¢pida puesta en marcha de una o varias de las opciones que ya est¨¢n sobre la mesa y solo esperan un capit¨¢n: los per¨ªmetros de seguridad en las fronteras de Jordania o Turqu¨ªa, propuestos por Qatar; la idea de las ¡°no kill zones¡± en el centro del pa¨ªs que sugiri¨® el ministro de Asuntos Exteriores turco y estar¨ªan protegidas por elementos del ej¨¦rcito sirio libre equipados con armas defensivas; las zonas de exclusi¨®n vedadas, en el aire, a los helic¨®pteros de la muerte y, en tierra, a los blindados, transportes de tropas y materiales de guerra?
?O se dejar¨¢ ganar por el derrotismo de los Norpois que siempre se han equivocado, que, la v¨ªspera de la ca¨ªda de Tr¨ªpoli, a¨²n predec¨ªan un ¡°estancamiento¡±, y van por todas partes anunciando que Siria-no-es-Libia, que Assad-no-es-Gadafi y que Rusia-y-China-impondr¨¢n-su-veto-inevitablemente, como consecuencia del cual no hacemos nada, no arriesgamos nada, permanecemos cruzados de brazos ante tales atrocidades?
S¨¦, se?or presidente, que tiene usted otras cuestiones urgentes que atender, un calendario que respetar, compromisos que mantener.
Pero ?qu¨¦ era m¨¢s urgente: ir a Afganist¨¢n para preparar la retirada anticipada de nuestras tropas o tomar la iniciativa en Siria?
?Qu¨¦ es m¨¢s importante: anunciar la reducci¨®n del salario de sus ministros y la congelaci¨®n del precio de los combustibles o presentar en el Consejo de Seguridad una resoluci¨®n que autorice el bombardeo de los tanques desplegados alrededor de las ciudades y en posici¨®n de tiro?
Usted y yo nos encontramos, a petici¨®n suya, el 27 de enero, a comienzos de la campa?a electoral.
Yo le record¨¦ que, el 10 de marzo de 2011, Nicolas Sarkozy declar¨® ante los emisarios libios llegados a pedir la ayuda de Francia que si el Consejo de Seguridad bloqueaba una resoluci¨®n destinada a hacer respetar la ¡°responsabilidad de proteger¡± que forma parte de las obligaciones de Naciones Unidas, ¨¦l se conformar¨ªa con una instancia de legitimidad de un formato m¨¢s reducido, cuyos puntales ser¨ªan la Uni¨®n Europea y la Liga ?rabe.
Aquel d¨ªa, usted parec¨ªa opinar que ese fue un enfoque razonable.
Sobre todo, parec¨ªa compartir la idea de que Assad no es m¨¢s fuerte de lo que era Gadafi y que, en realidad, su fuerza radica solo en nuestra inhibici¨®n, en nuestra no intervenci¨®n, en nuestra cobard¨ªa.
Fue una de las razones que me decidieron a votar por usted.
Espero no haberme equivocado.
Como dec¨ªa el combatiente sirio enmascarado: no temamos a ese tigre de papel.
Bernard-Henri L¨¦vy es fil¨®sofo franc¨¦s.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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