Esperando el rescate
La cercan¨ªa de las elecciones griegas aconseja solventar cuanto antes los problemas de la banca
El rescate del sistema financiero espa?ol es una hip¨®tesis que puede convertirse en realidad en los pr¨®ximos d¨ªas, quiz¨¢ en las pr¨®ximas horas. El Gobierno insist¨ªa ayer en que no hay nada decidido y que es necesario esperar a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las auditoras Roland Berger y Oliver Wyman se pronuncien sobre las necesidades de capital de la banca espa?ola, de forma que pueda calcularse la petici¨®n al Fondo de Rescate Europeo. Pero la tibieza del desmentido no disminuye la evidencia de que la banca espa?ola necesita una considerable cantidad del Fondo y que este rescate se producir¨¢ de forma inmediata.
?A qu¨¦ esperar m¨¢s para formalizar la decisi¨®n? El rescate es necesario y se ha pedido desde todos los ¨¢mbitos; la Uni¨®n Europea presiona a favor, igual que el presidente Barack Obama. Y la proximidad de las elecciones griegas aconseja no dilatar m¨¢s la decisi¨®n.
El modelo de rescate (o intervenci¨®n) elegido no es el ¨®ptimo, pero tampoco el peor de los posibles. Para la econom¨ªa espa?ola la soluci¨®n mejor era una inyecci¨®n directa del Fondo de Rescate en los bancos afectados; pero como esta soluci¨®n tropezaba con dificultades legales a corto plazo, la soluci¨®n m¨¢s probable es una aportaci¨®n de capital al Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB), que se responsabilizar¨ªa de cumplir las condiciones que exija el Fondo Europeo. En t¨¦rminos estrictos, no se trata de un rescate o intervenci¨®n, como en Grecia, Irlanda o Portugal, sino de una aportaci¨®n de capital condicionada que, en teor¨ªa, no implicar¨ªa un control directo de la econom¨ªa por parte de Bruselas, el BCE y el FMI.
M¨¢s all¨¢ de las preguntas inc¨®modas que plantea el modelo (Irlanda pidi¨® una ayuda en t¨¦rminos similares que las autoridades europeas no aceptaron e impusieron una intervenci¨®n), est¨¢ claro que el FROB tiene participaci¨®n p¨²blica y, por lo tanto, sus compromisos son responsabilidad del Gobierno. Por eso hay que prestar mucha atenci¨®n a las condiciones que lleve aparejada la ayuda europea, para comprobar si efectivamente se circunscriben al ¨¢mbito bancario (exigencias de reducci¨®n del endeudamiento, ventas de activos, reducci¨®n del n¨²mero de oficinas y empleados) o se imponen nuevas condiciones de pol¨ªtica econ¨®mica. Por ejemplo, ser¨ªa coherente con una intervenci¨®n suave limitada a la banca una subida del IVA y de la imposici¨®n indirecta y, quiz¨¢, una congelaci¨®n de las pensiones.
Un rescate, aunque sea suave o limitado al ¨¢mbito bancario, revela un fracaso pol¨ªtico. En este caso, es el resultado de una cadena de errores. El Ministerio de Econom¨ªa insisti¨® en la pol¨ªtica de aumentar las provisiones destinadas a cubrir los activos da?ados por el crash inmobiliario, cuando era evidente que esa receta solo pod¨ªa surtir efecto si se conoc¨ªa exactamente el volumen de capital requerido. Dos reformas financieras despu¨¦s, totalmente inservibles, los mercados segu¨ªan rechazando las estimaciones oficiales de recapitalizaci¨®n, el Gobierno hab¨ªa sido incapaz de ofrecer una cantidad fiable y tuvo que aceptar el dictado del BCE de recurrir a dos auditoras externas para obtenerla.
El Gobierno ha negado la realidad. Ha irritado al BCE lanzando a la opini¨®n p¨²blica necesidades de capitalizaci¨®n bancaria muy por debajo de las reales, ha escondido urgencias y ha enviado el mensaje de que no era necesaria aportaci¨®n alguna de capital europeo. Y, lo que es peor, ha incurrido en p¨¦rdidas cruciales de tiempo, porque cuando la necesidad de recapitalizaci¨®n se convierte en imperativa ya no queda margen de maniobra para negociar un rescate.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.