Europa vuelve a creer
La ayuda a Espa?a supone una doble apuesta de la Uni¨®n por el euro y el proyecto europeo
El Gobierno pidi¨® ayer el apoyo de Europa para afrontar las ingentes necesidades de recapitalizaci¨®n del sistema bancario espa?ol y el Eurogrupo se apresur¨® a facilitarlo. M¨¢s all¨¢ de la perentoria necesidad a la que se hab¨ªa abocado Espa?a, que amenazaba no solo su estabilidad sino tambi¨¦n la del conjunto de la Uni¨®n, la operaci¨®n constituye una apuesta doblemente europe¨ªsta. Por una parte, Espa?a consigue los recursos necesarios para estabilizar su sistema financiero. Al tiempo, Europa se rescata a s¨ª misma con un manifiesto apoyo al euro. La crisis econ¨®mica y financiera entra as¨ª en una nueva fase, decisiva para Espa?a, pero tambi¨¦n para el futuro del proyecto europeo. Sin la decisi¨®n valiente de ayer, no solo los bancos espa?oles y Espa?a en su conjunto hubiesen afrontado una previsible bancarrota, sino que la moneda ¨²nica, aun a falta de las decisivas elecciones griegas del domingo que viene, hubiera estado condenada a la ruptura y la desaparici¨®n. Esa tragedia, de momento, se ha evitado.
El mecanismo acordado es el apoyo exterior al sistema bancario espa?ol a trav¨¦s del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que ha puesto a disposici¨®n un importe de hasta 100.000 millones de euros. Ser¨¢ el FROB el que reciba e intermedie los recursos financieros de Europa, en concepto de pr¨¦stamo. Del acierto en la petici¨®n de la cuant¨ªa suficiente, en su instrumentaci¨®n, y desde luego en su asignaci¨®n por entidades, depender¨¢ el definitivo alejamiento de las amenazas que penden sobre la econom¨ªa espa?ola y la sostenibilidad de su deuda p¨²blica. El presidente Rajoy perdi¨® ayer una oportunidad magn¨ªfica para explicar todo lo anterior y mostrarse ante los ciudadanos en un d¨ªa hist¨®rico, aunque doloroso, para la sociedad espa?ola.
Ese acuerdo del Eurogrupo se produce una vez conocido el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Financial Stability Assesment, que no deja lugar a dudas sobre las necesidades de recapitalizaci¨®n del sistema bancario, especialmente a la luz del continuado deterioro de las condiciones econ¨®micas. No hay sistema bancario, por aceptable que sea su solvencia inicial, que resista cinco a?os de crisis econ¨®mica y financiera. Y el sistema bancario espa?ol, adem¨¢s, iniciaba esta crisis cargado de activos inmobiliarios, particularmente vulnerables a la desaceleraci¨®n del crecimiento. El FMI, que tendr¨¢ un papel en el seguimiento del rescate bancario espa?ol, critica con raz¨®n la estrategia excesivamente gradualista de las autoridades al abordar las decisiones conducentes al saneamiento bancario. Las necesidades de recapitalizaci¨®n que esta instituci¨®n ha estimado inicialmente, en torno a los 40.000 millones de euros, no contemplan los efectos derivados de la continuidad de la recesi¨®n econ¨®mica, o de su profundizaci¨®n, a tenor de la desaceleraci¨®n econ¨®mica global.
El apoyo exterior era de todo punto necesario para neutralizar la extensi¨®n del tumor arraigado en algunas entidades. La creciente erosi¨®n de la solvencia del conjunto del sistema bancario fue consecuencia de los excesos de la fase expansiva de la econom¨ªa espa?ola, previa a la emergencia de la crisis hipotecaria estadounidense y su r¨¢pido contagio a Europa. El peso espec¨ªfico de los activos inmobiliarios en el balance de bancos y cajas, en especial la abultada cuant¨ªa de los cr¨¦ditos a promotores inmobiliarios, ha acabado por constituirse en el principal factor de erosi¨®n de la solvencia, agravado por la contracci¨®n en el ritmo de crecimiento econ¨®mico. La tard¨ªa respuesta de las autoridades, consecuente con la infravaloraci¨®n de las amenazas, no facilit¨® la adaptaci¨®n a lo que ha terminado siendo la m¨¢s severa crisis bancaria de la historia, coincidente con la crisis econ¨®mica m¨¢s amenazante desde la Gran Depresi¨®n.
La definici¨®n de objetivos adicionales al saneamiento estricto de las entidades, como la obsesi¨®n por la conversi¨®n en bancos de las cajas de ahorros y su salida a Bolsa, en el peor de los momentos, no facilit¨® el directo saneamiento y la neutralizaci¨®n de las amenazas. Bankia fue un caso representativo de esa confusi¨®n de prioridades: una fusi¨®n amalgamada de entidades sin sanear y una salida a Bolsa en condiciones precarias, que derivaron en la nacionalizaci¨®n traum¨¢tica. Las necesidades de capital requeridas por su nuevo presidente han sido en cierta medida una forma de denuncia de las graves carencias de recursos propios del conjunto.
La excepcional cuant¨ªa de los recursos disponibles deber¨ªa permitir una capitalizaci¨®n suficiente de todos los bancos que lo precisen. Las evaluaciones encomendadas a compa?¨ªas externas, apoyadas como es l¨®gico por los servicios del Banco de Espa?a, determinar¨¢n la asignaci¨®n a cada una de las entidades. Dada la cuant¨ªa disponible, no tendr¨ªa sentido limitar esos apoyos a las entidades hoy m¨¢s expuestas. En escenarios de continuidad de la recesi¨®n econ¨®mica, hasta los m¨¢s solventes del momento presente pueden precisar del fortalecimiento de sus recursos propios. Y esta es la condici¨®n necesaria para alejar de una vez por todas cualquier conjetura sobre la estabilidad financiera en nuestro pa¨ªs.
Aun cuando el d¨¦ficit p¨²blico no ha dejado de aumentar desde el inicio de la crisis como consecuencia de la pronunciada ca¨ªda de ingresos, y con ella la deuda p¨²blica, el problema de Espa?a no requiere un rescate como los hasta ahora practicados en la eurozona. La condicionalidad propia de esos rescates no debe ser aplicada a las finanzas p¨²blicas, sino al sector bancario. Las decisiones que las autoridades han adoptado desde mayo de 2010 no son muy distintas en orientaci¨®n e intensidad a las de econom¨ªas intervenidas. Adem¨¢s, la deuda p¨²blica espa?ola sigue siendo inferior a la alemana o francesa. Pero el endeudamiento privado, en particular el bancario, tiene una contrapartida en el exterior, con acreedores del resto del mundo, cuya sostenibilidad es muy dif¨ªcil sin apoyo exterior.
La cuant¨ªa ahora disponible es de magnitud suficiente como para que el Tesoro espa?ol no aumente su exposici¨®n a unas subastas en el mercado primario de deuda p¨²blica, en el que desde hace tiempo ha quedado expl¨ªcita la falta de confianza. Con la llegada del nuevo Gobierno no solo no se redujo la prima de riesgo de nuestros bonos p¨²blicos, sino que ha aumentado de forma significativa. El car¨¢cter contractivo de las decisiones adoptadas y, muy especialmente, la precipitaci¨®n demostrada en relaci¨®n al sector bancario no han favorecido el fortalecimiento de la confianza.
Ese apoyo no es la condici¨®n suficiente para que la econom¨ªa espa?ola aleje todas las amenazas, pero s¨ª era de todo punto necesario. La nueva direcci¨®n del Banco de Espa?a ha de asumir errores pasados y centrarse en lo prioritario: el estricto control de los bancos, propio de un sistema nacionalizado. La reanudaci¨®n del cr¨¦dito a empresas y familias ser¨¢, adem¨¢s de la eliminaci¨®n del riesgo del sector bancario, la se?al que marque el final de la mayor crisis concebible. A partir de ahora cabe imaginar un futuro en que la pesadilla vivida por el continente comience a quedar atr¨¢s, aunque a¨²n quede mucho sufrimiento en t¨¦rminos de paro, sacrificios y vidas rotas.
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