La crisis que nos resta por vivir
Aprovechemos para poner fin a una forma de hacer pol¨ªtica que s¨®lo ha creado m¨¢s frustraci¨®n social
Casi un mes despu¨¦s de que Espa?a solicitase el rescate de la banca, seguimos sin conocer la letra peque?a del coste para devolver una cantidad ingente que nos obligar¨¢ a sumar nuevos sacrificios. Todo apunta a que el sufrimiento que hoy padecen muchas familias se alargar¨¢ con medidas que se traducir¨¢n en un incremento del IVA y en una nueva reducci¨®n de los salarios de los empleados p¨²blicos.
El ministro de Econom¨ªa tard¨® 16 d¨ªas en comparecer en el Congreso despu¨¦s de aquel ag¨®nico s¨¢bado en el que se desarroll¨® la teleconferencia urgente del Eurogrupo en la que se vio obligado a reclamar el rescate de las entidades financieras espa?olas m¨¢s afectadas. Un rescate que demand¨® s¨®lo unos d¨ªas m¨¢s tarde de que tanto ¨¦l como el presidente del Gobierno anunciaran todo lo contrario; no tanto tiempo m¨¢s tarde de que aseguraran que no ser¨ªa necesario el empleo de dinero p¨²blico para solventar los errores de los bancos, fueran ¨¦stos producto de la deficiente supervisi¨®n del Banco de Espa?a o de los excesos perpetrados desde la parte pol¨ªtica.
Hay demasiadas versiones en esta historia que no cuadran y demasiadas cifras que asustan, demasiados anuncios desmentidos por los hechos, o por los mercados, y demasiados sacrificios para una sociedad que solamente contempla una cosa: la crisis no termina y el rescate de los bancos tampoco servir¨¢ para reabrir el grifo del cr¨¦dito, sino para solventar las urgencias de las entidades mal gestionadas. Por el contrario, hay muy pocas certezas sobre los costes para el ciudadano de esa factura que podr¨ªa ascender hasta 100.000 millones de euros.
El Gobierno debe aclarar cuanto antes las condiciones de ese rescate que siguen llamando cr¨¦dito. Deben negociar bien las condiciones para que no suponga un lastre a?adido para una econom¨ªa profundamente deprimida. No hay econom¨ªa productiva que resista una oleada de recortes semejante.
En segundo lugar, y esto s¨ª que es crucial, el Gobierno, empezando por su presidente, debe empe?arse en el gran desaf¨ªo de estos tiempos: cambiar el libreto de pol¨ªtica econ¨®mica. No por repetir el mismo error ni doblar la dosis de sufrimiento a nuestros ciudadanos va a dar mejor resultado. Porque la ¨²nica posibilidad, la ¨²nica, para que este rescate ofrezca alg¨²n resultado es que venga acompa?ado de un verdadero cambio de estrategia conjunta en la zona euro, con la articulaci¨®n real de medidas de crecimiento y una aut¨¦ntica asunci¨®n de responsabilidades financieras en un espacio monetario com¨²n. Porque la asimetr¨ªa no se combate con ajustes, sino con m¨¢s coordinaci¨®n. Y ¨¦se es el ¨²nico camino para recuperar la confianza de los mercados. Un camino en el que debe dialogar y tratar de cerrar acuerdos con el resto de los grupos parlamentarios. La crisis no puede seguir siendo gestionada de manera unilateral por un Gobierno, cuyas prisas para cumplir con la insensata escalada de recortes que impone Bruselas, est¨¢n desfigurando las bases de nuestro Estado de bienestar.
El Gobierno no puede seguir impulsando decretos en solitario
Actuar con aut¨¦ntico sentido de Estado es un ejercicio de responsabilidad que tendremos que hacer unos y otros. El Gobierno, cuya credibilidad se ha desmoronado en unos meses, no puede seguir impulsando decretos en solitario, mientras que al resto tan s¨®lo los queda el derecho al pataleo ante un Ejecutivo que no escucha, que se niega a dialogar y que se apoya en su mayor¨ªa absoluta.
?Qu¨¦ debe hacer el Gobierno? Debe convocar ya a todos los portavoces parlamentarios para dise?ar, entre todos, las l¨ªneas estrat¨¦gicas de las pol¨ªticas que se deben trazar para hacer frente a esta camale¨®nica crisis econ¨®mica. Y, una vez que se alcance el m¨¢ximo consenso, el presidente debe comparecer ante las Cortes Generales para presentar ante los ciudadanos la hoja de ruta que debe seguir Espa?a para afrontar una crisis sin precedentes. Esta estrategia conjunta fortalecer¨¢ al Gobierno y, sobre todo, fortalecer¨¢ a un pa¨ªs que precisa de un frente com¨²n para no ser tan endeble ante unos mercados cuya voracidad se alimenta en parte por la extrema debilidad de un Ejecutivo desbordado por los acontecimientos.
Para avanzar necesitamos una estrategia com¨²n que pasa, necesariamente, por poner fin al absurdo cruce de acusaciones entre quienes, tras 30 a?os de bipartidismo, han sido los responsables de lo que hoy es Espa?a. El d¨¦ficit de di¨¢logo que existe entre las fuerzas pol¨ªticas es una carencia que s¨®lo contribuye a que se siga desgarrando nuestro sistema democr¨¢tico. Un sistema que languidece por la inmadurez y el temor de quienes se niegan a fomentar la cultura del debate.
Aprovechemos esta crisis para poner fin a una forma de hacer pol¨ªtica que s¨®lo ha servido para crear m¨¢s frustraci¨®n en la sociedad. Los errores acumulados han multiplicado los signos de agotamiento de una estructura cuyo futuro pasa por m¨¢s di¨¢logo, m¨¢s capacidad de escuchar y m¨¢s transparencia.
Dec¨ªa S¨®focles que ¡°cuando las horas decisivas han pasado, es in¨²til correr para alcanzarlas¡±. Por ello, la crisis requiere que actuemos con altura de miras y dejemos a un lado la sinraz¨®n de acusaciones est¨¦riles que s¨®lo contribuyen a que haya m¨¢s desconfianza, m¨¢s desapego de los ciudadanos y un rosario de descalificaciones que no aportan absolutamente nada a un pa¨ªs que se desangra.
Ana Oramas es diputada de Coalici¨®n Canaria.
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