Desbarrancadero
Este es un gobierno quemado, desconcertado e incompetente al que solo salva que no hay, por ahora, una alternativa
Una figura muy utilizada en situaciones de emergencia como las que est¨¢ viviendo Espa?a es la de ¡°estamos al borde del abismo¡±, pero las cosas discurren a tal velocidad que ya hemos pasado ese umbral y en realidad nos encontramos en el desbarrancadero, palabra popularizada por el escritor colombiano Fernando Vallejo, que titul¨® as¨ª una de sus mejores novelas. O sea, rodando a toda velocidad barranco abajo hacia una sima que a¨²n ni vemos ni sabemos c¨®mo es. Algunos la imaginan como la Espa?a de los a?os cincuenta. Otros, m¨¢s optimistas, creen que no ser¨¢ tanto, que si acaso volveremos a la pobreza gris¨¢cea de finales de los sesenta¡
Pero cuando se lee en solo unos d¨ªas que Espa?a pide 100.000 millones de Euros a la Troika, pero que no quiere que se le llame rescate; que la desconfianza bancaria eleva a niveles r¨¦cord la fuga de capitales, que la Uni¨®n Europea a trav¨¦s de la comisi¨®n ejecutiva critica con dureza pr¨¢cticamente todas las medidas de Rajoy contra la crisis desde la reforma laboral, la amnist¨ªa fiscal (por escasamente recaudadora), el aumento del IRPF hasta la fusi¨®n de las reguladoras o los pagos a proveedores y dos p¨¢ginas m¨¢s adelante, o m¨¢s atr¨¢s, se habla del nuevo r¨¦cord de la prima de riesgo y el en¨¦simo hundimiento de la bolsa, ambos par¨¢metros a niveles nunca conocidos, la gente se pregunta: ?c¨®mo es que un gobierno causante y g¨¦nesis de los citados titulares, no cae, no dimite, no se va? La respuesta para un polit¨®logo es la cl¨¢sica: el gobierno tiene la confianza de la mayor¨ªa del Parlamento que ha sido elegido hace solo seis meses. Y en el lenguaje de la correcci¨®n pol¨ªtica es verdad, pero en el lenguaje de la calle (la nueva calle, la de ahora) por un lado y en el mensaje de los mercados por otro, ¨¦ste es un gobierno quemado, desconcertado e incompetente al que solo salva que no hay, por ahora, una alternativa.
Ya no sirve ni el recurso cl¨¢sico de la pol¨ªtica exterior espa?ola de los conservadores. Me refiero a despistar con Gibraltar (el Perejil que le ha vendido Trillo a Margallo) ni los gestos hacia la otrora poderosa conferencia episcopal (eliminaci¨®n de la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa, oposici¨®n al imparable reclamo del pago del IBI y otros impuestos a los religiosos, como a los seglares). Si uno rebusca en las medidas gubernamentales de estos meses no encuentra ni una que haya tenido ¨¦xito. Ni en Educaci¨®n con un ministro provocador y prepotente que insulta a los rectores y a los estudiantes. Encontramos a una ministra de Sanidad que se hace famosa por su facilidad expositiva en su primera rueda de prensa. A un ministro de Agricultura que se pone en contra a todos los colectivos solo anunciando la modificaci¨®n (ya sospechamos en que sentido) de la ley de costas. A un ministro de Industria y Energ¨ªa al que le corrigen la plana en Europa por abandonar las energ¨ªas renovables y que ha hecho doblete en el exterior con la nacionalizaci¨®n argentina de YPF y la boliviana de Red El¨¦ctrica Espa?ola, y encima tiene el sector del carb¨®n en pie de guerra. A un ministro de Defensa al que no abandona la imagen de antiguo fabricante de misiles y de bombas racimo. ?Queda algo? S¨ª, la incre¨ªble amnist¨ªa urban¨ªstica de fomento, favoreciendo a los infractores y perjudicando a los que act¨²an legalmente.
El Gobierno deber¨ªa convocar al PSOE, a otros partidos, a las organizaciones empresariales y sindicales e invitarlos a un gran pacto nacional
Es cierto que el Gobierno no es causante directo del reciente y acelerado desprestigio de varias instituciones importantes de este pa¨ªs, pero algo pudo hacer para gestionar mejor el deterioro de la Monarqu¨ªa, porque los negocios del duque de Palma fueron realizados con la complicidad de Autonom¨ªas gobernadas por el PP, como la Comunidad Valenciana (Camps) y Baleares (Matas), o porque el viaje del Rey a Botswana no pudo realizarse sin el acuerdo de La Moncloa. Habr¨ªa que preguntar a los ministros de Econom¨ªa y Justicia qu¨¦ han hecho para evitar el desprestigio del Banco de Espa?a y del Consejo General del Poder Judicial, respectivamente.
El pesimismo e indignaci¨®n de la gente se percibe en la calle y en las redes de internet, y Espa?a parece cada vez m¨¢s una olla a presi¨®n con la tapa a punto de estallar. ?Qu¨¦ hacer? A mi juicio el Gobierno deber¨ªa convocar al PSOE y a los otros partidos parlamentarios, a las organizaciones empresariales y sindicales (a las que ha denostado y ahora va a necesitar) e invitarlos a un gran pacto nacional en el que las reformas necesarias para luchar contra el d¨¦ficit se combinen con las medidas imprescindibles para reactivar la econom¨ªa y promover el crecimiento, sin el cual el desempleo seguir¨¢ creciendo y el ya maltrecho estado del bienestar entrar¨¢ en v¨ªas de desaparici¨®n.
Claro que no todo depende de Espa?a y de los espa?oles, pero de esa manera presentar¨ªamos un frente unido que junto a Francia e Italia pudiera disuadir a Angela Merkel para suavizar sus posturas intransigentes. Grandes personalidades pol¨ªticas alemanas, como Helmut Schmidt, Helmut Kohl o Joschka Fischer, conscientes de la responsabilidad paneuropea de la RFA, nos apoyar¨¢n evitando que Alemania provoque la ruina del orden europeo por tercera vez en un siglo.
La apuesta por el avance en la federalizaci¨®n de Europa y por el fortalecimiento del euro y la eurozona son elementos no menores en el que confluyen izquierda y derecha en Espa?a. No en todos los pa¨ªses de la UE se dan esas circunstancias. As¨ª pues es cierto, presidente Rajoy, que no estamos al borde de ning¨²n precipicio, estamos ya despe?¨¢ndonos pero a¨²n podemos evitar el casta?azo total si actuamos todos juntos para salir de la sima.
Luis Y¨¢?ez-Barnuevo es eurodiputado.
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