Un refer¨¦ndum secesionista
Hay democracia cuando una naci¨®n puede decidir sobre su autogobierno
El pasado 5 de junio se public¨® en la cuarta p¨¢gina del diario EL PA?S un articulo del abogado bilba¨ªno Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa en el que propon¨ªa un refer¨¦ndum en favor de la secesi¨®n de Pa¨ªs Vasco. La propuesta resultaba sorprendente en cuanto que el letrado Ruiz Soroa se presenta, en ese mismo art¨ªculo, como un convencido nacionalista espa?ol y, por tanto, un decidido adversario de las pretensiones nacionalistas vascas. Sorpresa solo aparente. La propuesta no describe su s¨²bita conversi¨®n hacia el nacionalismo vasco, sino una ¡ªsupuestamente astuta¡ª estratagema para lograr precisamente lo contrario. Descalificar, deslegitimar y paralizar el discurso y las reivindicaciones nacionalistas vascas. El truco funciona as¨ª. Los nacionalistas vascos acusan a los nacionalistas espa?oles en general, y a su Estado en particular, de no ser dem¨®cratas por no permitir que los vascos puedan elegir separarse de Espa?a. A Ruiz Soroa, quien se define tambi¨¦n como dem¨®crata, le irrita que le acusen de antidem¨®crata sobre todo si tal acusaci¨®n proviene de los nacionalistas vascos a quienes desprecia con aut¨¦ntico entusiasmo. Pero, por otro lado, no puede llevar sus deseos democr¨¢ticos hasta el extremo de permitir que los vascos decidan la separaci¨®n. La unidad de Espa?a est¨¢ por encima de todo. ?C¨®mo solucionar este dilema (el dilema de Ruiz Soroa)? Estableciendo un refer¨¦ndum que exija en favor de la separaci¨®n mayor¨ªas muy cualificadas (3/5) y, adem¨¢s, en todas las provincias. Los nacionalistas vascos que, seg¨²n Ruiz Soroa, evidentemente saben que tales resultados son imposibles de lograr, rechazar¨¢n el refer¨¦ndum. Aqu¨ª surge el perfecto resultado. Ya nunca m¨¢s podr¨¢n los nacionalistas vascos acusar a los espa?oles de ser antidemocr¨¢ticos (?son los nacionalistas vascos los que se oponen al refer¨¦ndum!). Y, por otro lado, la unidad de Espa?a queda a salvo. La unidad y los principios democr¨¢ticos. Toma ya.
El truco es conocido y demasiado simple. Recuerda la teor¨ªa y pr¨¢ctica de Stalin sobre la autodeterminaci¨®n de la naciones ¡°incorporadas¡± a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Por supuesto ¡ªdec¨ªa Stalin¡ª que tienen derecho a autodeterminarse y separarse de la Uni¨®n. Faltar¨ªa m¨¢s. Pero yo (Stalin) decido qu¨¦ requisitos generales deben existir para poder ejercer tal derecho, y yo (Stalin) decido si tales requisitos se dan en la pr¨¢ctica, en la concreta naci¨®n que quiere autodeterminarse. Resultado. No se conced¨ªa el ejercicio de derecho autodeterminaci¨®n porque el Gobierno sovi¨¦tico (o sea Stalin) decid¨ªa que ¡ª?mala suerte!¡ª no se daban en ese caso los requisitos exigidos. Unas normas provenientes del Gobierno Central sovi¨¦tico y, por tanto, exteriores a la naci¨®n con pretensiones de autodeterminaci¨®n, establec¨ªan cu¨¢ndo esa naci¨®n pod¨ªa definirse a s¨ª misma como tal naci¨®n y establec¨ªan c¨®mo y cu¨¢ndo pod¨ªan ejercer la autodeterminaci¨®n.
El ejemplo del estalinismo nos permite ver desde lejos ¡ªdesde muy lejos¡ª la trampa de la argumentaci¨®n de Ruiz Soroa. Yo (o bueno, mi Estado espa?ol) establezco los requisitos para que Vd. (pueblo vasco) pueda ejercer un derecho. Pero los establezco de tal forma, con tales condiciones, que su ejercicio resultar¨ªa imposible o indeseable para el que lo reclama. Se ve demasiado la estratagema antidemocr¨¢tica. M¨¢s todav¨ªa. Todo el operativo que monta Ruiz Soroa para sentirse espa?ol y dem¨®crata a un tiempo, nada tiene que ver con la¡ democracia.
La democracia hace referencia a la autonom¨ªa para decidir. No a los resultados
En este asunto de la autodeterminaci¨®n las exigencias democr¨¢ticas funcionan de la siguiente manera. Hay democracia cuando una naci¨®n puede decidir sobre su autogobierno. Es decir, la democracia hace referencia a la autonom¨ªa para decidir. No a los resultados de la decisi¨®n. En el terreno de los derechos individuales, hay democracia cuando cada ciudadano puede libremente elegir a varios candidatos. El hecho de que elija a uno u otro es algo indiferente desde una evaluaci¨®n democr¨¢tica. En lo de la autodeterminaci¨®n la situaci¨®n es la misma. Hay democracia cuando el conjunto de individuos que conforman una comunidad, en este caso una comunidad nacional, tienen irrestricta capacidad para colectivamente decidir sobre c¨®mo quieren autogobernarse. Irrestricta capacidad quiere decir que ning¨²n poder pol¨ªtico ¡ªni de ninguna otra clase¡ª externo a esa comunidad, debe decir si la misma tiene esa capacidad decisoria y c¨®mo y hasta d¨®nde debe ejercerla. Lo que en concreto decida luego esa comunidad en el ejercicio de esa capacidad, de ese derecho de ejercicio colectivo, no es asunto que afecte a la democracia siempre que se salvaguarden los derechos fundamentales de todos. Volviendo al ejercicio democr¨¢tico del derecho a votar, el que nuestro ciudadano vote por ejemplo al Sr. Basagoti puede resultar una m¨¢s adecuada y sabia decisi¨®n que votar al Sr. L¨®pez. Pero no es una decisi¨®n que tenga que ver con la democracia. Que la mayor¨ªa de los miembros de una comunidad nacional, en su democr¨¢tico derecho de decidir su autogobierno, elijan por mayor¨ªa la confederaci¨®n frente a la independencia en sus relaciones con otra comunidad nacional, puede ser una certera y sensata decisi¨®n, pero, en modo alguno, m¨¢s o menos democr¨¢tica, porque no es asunto relacionado con las exigencias democr¨¢ticas
El conflicto democr¨¢tico se sit¨²a al principio del proceso de autodeterminaci¨®n. Las autoridades espa?olas y tambi¨¦n Ruiz Soroa ser¨¢n dem¨®cratas, aplicar¨¢n principios democr¨¢ticos, cuando permitan que la mayor¨ªa de los residentes en la comunidad aut¨®noma de Pa¨ªs Vasco se afirmen como naci¨®n y, en consecuencia, tambi¨¦n afirmen que tienen plena capacidad para decidir lo que consideren conveniente sobre su autogobierno. Y ser¨¢n dem¨®cratas cuando se comprometan a respetar tanto la espec¨ªfica decisi¨®n que esa naci¨®n vasca tome al respecto, como las normas para tomarla elaboradas por esa misma naci¨®n. Lo que luego ocurra, lo que luego en concreto se decida, puede resultar inconveniente o lamentable o maravilloso, pero nada tendr¨¢ que ver el resultado con los requerimientos democr¨¢ticos. Hay democracia cuando no se impide que un sujeto individual o colectivo decida aut¨®nomamente sobre su autogobierno individual o colectivo. Y punto.
Dicho lo cual tampoco pasa nada. Le honra a Ruiz Soroa preocuparse por estas cuestiones democr¨¢ticas. Pero tampoco debe agobiarse demasiado por que no le consideren dem¨®crata sus detestados nacionalistas vascos. No hace falta que se invente estratagemas argumentativas para demostrar su inquebrantable pureza democr¨¢tica. En lo de la autodeterminaci¨®n la democracia tiene unas ¡ªy no otras¡ª exigencias. Y si no se cumplen ¡ªcomo, de hecho, no se cumplen¡ª pues eso. Que en ese punto no se practica la democracia. Pero no hay porque alarmarse. Hay cosas peores. Mucho peores.
Pedro Ibarra es profesor jubilado del Departamento de Ciencia Pol¨ªtica de la UPV/EHU (Universidad del Pa¨ªs Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea).
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