Egipto, una transici¨®n incierta
La presidencia de un civil, y adem¨¢s islamista, a trav¨¦s de unas elecciones competitivas es una novedad en su historia. Los pr¨®ximos retos ser¨¢n la redacci¨®n de la Constituci¨®n y la elecci¨®n de un nuevo Parlamento
Si no se pone fin a la confusi¨®n pol¨ªtica y a la divisi¨®n social que han marcado los ¨²ltimos 16 meses en Egipto, el pa¨ªs se encamina hacia un enfrentamiento interno que podr¨ªa hacerlo ingobernable. Durante las ¨²ltimas semanas, los egipcios han presenciado at¨®nitos las sucesivas maniobras de la Junta Militar y del r¨¦gimen al que representa para acumular poder mediante la manipulaci¨®n pol¨ªtica y pol¨¦micas decisiones judiciales.
En febrero de 2011, los egipcios aceptaron el autogolpe militar ¡°amable¡± que derroc¨® al presidente Mubarak y se creyeron la promesa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (la misma Junta Militar que dej¨® el dictador) de que liderar¨ªa una transici¨®n que desembocar¨ªa en el traspaso de poder a instituciones civiles democr¨¢ticamente elegidas. Sin embargo, el pasado 17 de junio, los generales recordaron qui¨¦n manda en el pa¨ªs emitiendo de forma unilateral una declaraci¨®n constitucional que les otorga enormes poderes legislativos y competencias presupuestarias, al tiempo que limita de forma considerable las prerrogativas del pr¨®ximo presidente.
La Junta Militar daba as¨ª un paso m¨¢s en su autogolpe, haci¨¦ndose con el poder ejecutivo y legislativo, y provocando el rechazo de amplios sectores sociales y de la oposici¨®n pol¨ªtica, incluidos los Hermanos Musulmanes. Adem¨¢s, los militares reinstauraban unos d¨ªas antes la ley marcial que les permite detener y encarcelar a civiles sin las m¨ªnimas garant¨ªas procesales.
El anuncio el pasado domingo de que Mohamed Morsi, el candidato del Partido Libertad y Justicia vinculado a los Hermanos Musulmanes, era el vencedor en las elecciones presidenciales ha sido recibido por muchos como un hecho hist¨®rico y un duro golpe para el r¨¦gimen, representado por el candidato perdedor Ahmed Shafiq, que fue el ¨²ltimo primer ministro de Mubarak. Tras una semana de sospechosa tardanza en anunciar el nombre del ganador, se extendi¨® la sensaci¨®n de que los resultados se hab¨ªan decidido en negociaciones privadas y no ¨²nicamente en las urnas.
Es posible que los militares hayan optado por una estrategia de control de da?os
La llegada a la presidencia de Egipto de un civil ¨Cy adem¨¢s islamista¨C a trav¨¦s de unas elecciones competitivas es, sin duda, una novedad en la historia moderna de ese pa¨ªs, pero tambi¨¦n lo fue la elecci¨®n democr¨¢tica del parlamento a principios de este a?o. A pesar del hito que supuso, ¨¦ste fue disuelto recientemente por el Tribunal Constitucional (con jueces designados por el expresidente Mubarak), alegando razones jur¨ªdicas, aunque motivado en el fondo por la dominaci¨®n islamista del mismo.
Una primera lectura de lo ocurrido en las ¨²ltimas semanas indicar¨ªa que el r¨¦gimen no pudo evitar la victoria de Morsi, pues el coste habr¨ªa sido demasiado elevado. El triunfo de Shafiq habr¨ªa desencadenado enfrentamientos y, en el peor de los casos, una espiral de violencia como la ocurrida en Argelia tras el golpe militar de 1992. Sin embargo, resulta dif¨ªcil creer que las Fuerzas Armadas egipcias hayan optado por hacerse el haraquiri pol¨ªtico, poniendo en riesgo sus poderes y cuantiosos intereses econ¨®micos, que ascienden a m¨¢s del 30% del PIB. Es posible que los militares, cuya legitimidad adquirida cuando se presentaron como defensoras de las aspiraciones populares de cambio se ha visto dilapidada durante el ¨²ltimo a?o, hayan optado por una estrategia de control de da?os.
Muchos esperan ya la pr¨®xima maniobra del ¡°estado profundo¡± (las redes de poder que abarcan a militares e integrantes de los servicios de seguridad, la burocracia, la judicatura, las ¨¦lites econ¨®micas, etc.), tras haber sacrificado al anciano Mubarak y haber dejado perder a Shafiq. Parece evidente que, cuanto m¨¢s tiempo pasen los islamistas en el poder, m¨¢s capacidad tendr¨¢n de penetrar ese ¡°estado profundo¡± y transformarlo desde dentro, por lo que las resistencias a que eso ocurra no tardar¨¢n en materializarse.
En unos momentos en los que un n¨²mero creciente de egipcios ve¨ªa a los militares como la principal fuerza ¡°contrarrevolucionaria¡±, dirigiendo contra ellos su ira y desencanto, permitir la victoria de Morsi les da un respiro para preparar las dos pr¨®ximas batallas que se librar¨¢n en los pr¨®ximos meses: la redacci¨®n de la constituci¨®n y la elecci¨®n de un nuevo parlamento. De esa forma se da la impresi¨®n de que los Hermanos Musulmanes han tenido un gran triunfo, cuando en realidad el nuevo presidente llegar¨¢ al cargo maniatado y en un contexto de enormes dificultades.
Una clave a tener en cuenta para el futuro inmediato de Egipto es la muy deteriorada situaci¨®n econ¨®mica. La econom¨ªa egipcia se enfrenta a serias dificultades por la ca¨ªda de ingresos del turismo, la salida de inversiones, la ca¨ªda de la producci¨®n, las reivindicaciones laborales y el clima de incertidumbre reinante. Con unas reservas de divisas suficientes tan s¨®lo para tres meses de importaciones, el panorama socioecon¨®mico que se encontrar¨¢ el nuevo presidente y su gobierno ser¨¢ alarmante.
A eso hay que a?adir que el a?o fiscal que concluye a finales de junio arroja un elevado d¨¦ficit y que el nuevo gobierno dispondr¨¢ de un presupuesto restrictivo ya decidido por el saliente. Se da por hecho que habr¨¢ que recortar subsidios estatales a varios productos como la energ¨ªa, lo que tendr¨¢ un impacto inmediato en los precios y provocar¨¢ protestas sociales en un pa¨ªs en el que el 40% de la poblaci¨®n vive con menos de dos d¨®lares diarios.
El nuevo presidente llegar¨¢ al cargo maniatado y en un contexto de enormes dificultades
Si el presidente reci¨¦n elegido y su gobierno no encuentran r¨¢pidamente nuevas fuentes de ingresos (tal vez en forma de ayudas de pa¨ªses del Golfo o un pr¨¦stamo del FMI), el malestar social se podr¨ªa volver en su contra en un plazo corto de tiempo. De ese modo, las expectativas de la poblaci¨®n en el cambio se ver¨ªan defraudadas. Teniendo en cuenta el alto porcentaje de ciudadanos que votaron contra Morsi en las elecciones presidenciales (75,2% en la primera vuelta y 48,3% en la segunda), ¨¦ste no tendr¨¢ f¨¢cil su reelecci¨®n ni los Hermanos Musulmanes pueden contar con repetir sus buenos resultados cuando se vuelvan a celebrar elecciones al parlamento.
En los pr¨®ximos meses, la Junta Militar que encabeza el mariscal Mohamed Husein Tantawi dirigir¨¢ la redacci¨®n de la nueva constituci¨®n, que ser¨¢ sometida a refer¨¦ndum, tras el cual se celebrar¨¢n elecciones legislativas y, previsiblemente, se volver¨¢ a elegir presidente. De seguirse esa secuencia, es probable que Morsi no sea presidente durante m¨¢s de seis o nueve meses. Durante ese periodo, es previsible que el r¨¦gimen trate de erosionar el apoyo social que tienen los islamistas. Por si fuera poco, el Tribunal Administrativo de El Cairo examinar¨¢ en septiembre una denuncia que pide ilegalizar los Hermanos Musulmanes por violar una ley de 2002 que proh¨ªbe la formaci¨®n de grupos pol¨ªticos de corte religioso.
Todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales egipcias se enfrentan a grandes retos para evitar que su pa¨ªs se vuelva ingobernable. Por un lado, los Hermanos Musulmanes tendr¨¢n que demostrar que quieren y saben representar los intereses de toda la poblaci¨®n egipcia, y no s¨®lo de sus seguidores. Por otro lado, los remanentes del antiguo r¨¦gimen deben optar entre seguir promoviendo la confusi¨®n pol¨ªtica y la divisi¨®n social o buscar acomodo en un nuevo sistema m¨¢s abierto y competitivo.
Por su parte, los sectores favorables a un estado civil y democr¨¢tico tienen el reto de aprender a transformar el idealismo revolucionario en apoyo social por parte de la ¡°mayor¨ªa silenciosa¡± del pa¨ªs. Hasta el momento, han carecido de la visi¨®n, la experiencia y el tiempo necesarios para organizarse y unir sus energ¨ªas para contrarrestar la aparente polarizaci¨®n entre el r¨¦gimen y los islamistas. Para que eso cambie, ser¨ªa necesaria la creaci¨®n de estructuras (partidos, asociaciones, ONG, etc.) que conecten con la sociedad y ofrezcan soluciones a los problemas de los ciudadanos.
El primer cap¨ªtulo de la ¡°revoluci¨®n¡± egipcia se ha cerrado con la elecci¨®n de Mohamed Morsi como nuevo presidente. Existe mucha incertidumbre sobre el futuro de la transici¨®n egipcia, aunque una cosa ha quedado clara: el creciente activismo social de los egipcios, la p¨¦rdida del miedo a expresarse y el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n est¨¢n cambiando las reglas del juego a las que todos estaban acostumbrados. ?Ser¨¢n capaces estos cambios de producir una transformaci¨®n no s¨®lo en el sistema pol¨ªtico del pa¨ªs, sino tambi¨¦n en la mentalidad de la poblaci¨®n? Los acontecimientos del ¨²ltimo a?o y medio parecen indicar que s¨ª, aunque el proceso no ser¨¢ f¨¢cil ni inmediato.
Haizam Amirah Fern¨¢ndez es investigador principal de Mediterr¨¢neo y Mundo ?rabe en el Real Instituto Elcano.
S¨ªgueme en Twitter: @Haizam_Amirah
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