Si hay impuestos, nos vamos
Londres lleva algunos a?os mostr¨¢ndose inc¨®modo con el estatuto de Jersey
Evasi¨®n fiscal en Reino Unido? El primer ministro, David Cameron, se ha considerado obligado a sorprenderse de que Jimmy Carr, una de las estrellas de la televisi¨®n y la radio brit¨¢nicas, solo pague el 1% de impuestos gracias al emplazamiento de su poder¨ªo en una sociedad denominada K2, radicada en la isla de Jersey. Seg¨²n la prensa brit¨¢nica, es el mismo veh¨ªculo utilizado por m¨¢s de un millar de evasores de impuestos.
Solo son 90.000 habitantes situados sobre esta isla del Canal de la Mancha, a pocas millas de las costas de Normand¨ªa. Pero cuentan con oficinas de medio centenar de bancos internacionales y cientos de gabinetes de administraci¨®n de fondos y despachos de abogados. La isla de Jersey, de jurisdicci¨®n brit¨¢nica, est¨¢ dotada de una autonom¨ªa que le permite excluir el cobro de determinados impuestos. Durante muchos a?os ha sido uno de los para¨ªsos fiscales consentidos por los Estados europeos, pero Reino Unido tambi¨¦n ha sufrido una crisis bancaria y los fondos p¨²blicos del pa¨ªs no est¨¢n para muchas alegr¨ªas. As¨ª que resulta poco presentable seguir tolerando a las claras un territorio dedicado a atraer a empresas y a ricos ciudadanos para que se ahorren las molestias con el fisco del com¨²n de los mortales. Londres lleva algunos a?os mostr¨¢ndose (oficialmente) inc¨®modo con el estatuto de Jersey, y la crisis Carr ha acelerado la impresi¨®n de que conviene hacer algo.
La advertencia de las autoridades de la isla ha sido fulminante: como haya cambios, Jersey pedir¨¢ la independencia. ?Adi¨®s a los lazos centenarios con la corona brit¨¢nica? Ellos quieren conservar su red de instituciones financieras, donde se preservan los patrimonios de personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas que escapan a los impuestos brit¨¢nicos o de otros pa¨ªses.
Mala suerte para Jersey: una plaza que no conoce el impuesto de sociedades ni el de patrimonio es un desaf¨ªo para esta Europa llena de deudas soberanas y poblaciones empobrecidas. No es seguro que los bancos internacionales aprecien la eventualidad de quedarse fuera del esquema jur¨ªdico brit¨¢nico, pero el lance tiene su gracia. Los se?ores del dinero ya no est¨¢n contentos: ahora son un da?o colateral de la crisis.
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