Todo falso
Parece mentira que siendo tan buenos en la utilizaci¨®n del falso delantero no hayamos sido capaces de detectar las imitaciones que nos han vendido a precio de marca
Dada la rapidez con la que hemos ca¨ªdo en la mendicidad, cabe preguntarse si el euro con el que acudimos a las rebajas de las rebajas no ser¨¢ una pobre peseta disfrazada de se?ora rica. Nos viene ahora a la memoria la alegr¨ªa absurda con la que recibimos el advenimiento de la moneda ¨²nica, pese a los destrozos que produjo en nuestras existencias. La vida se encareci¨® de hoy para ma?ana en un veinte o un treinta por ciento. Nos hizo m¨¢s pobres, en fin, porque todo se redonde¨® hacia arriba y porque teniendo una moneda de millonarios nos daba verg¨¹enza andar con una contabilidad de pobres. Nos vendieron tan bien aquella peseta de cobre con antifaz de oro que sal¨ªamos en los telediarios d¨¢ndonos palmadas en la espalda. Hasta Aznar se vanaglori¨® durante a?os, con toda la cara, de habernos metido en ese club en el que ahora nos tratan como a unos apestados o como a ese pariente pobre que intenta guardar las apariencias con unos Levi?s falsos y un Rolex falso y un bolso de Loewe falso y unas Adidas falsas. Y eso que la entrada en el club se hizo a base de sacrificios a los que tambi¨¦n entonces llam¨¢bamos reformas. Enseguida descubrir¨ªamos que nuestro sistema financiero era falso y que nuestras cajas de ahorro, todas falsas, estaban dirigidas por expertos falsos que robaban dinero verdadero sin que ninguno de ellos haya dado a¨²n con sus huesos en la c¨¢rcel. Todo falso, incluida esta pobre democracia apenas estrenada. Lo curioso es que en el reciente triunfo futbol¨ªstico de Espa?a haya sido decisiva la figura del falso nueve, que por lo visto es en realidad un ocho: finge que juega arriba, cuando en realidad juega abajo, para desconcertar al adversario. Parece mentira que siendo tan buenos en la utilizaci¨®n del falso delantero no hayamos sido capaces de detectar las imitaciones que nos han vendido a precio de marca.
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