Teher¨¢n y la ¡®Primavera ¨¢rabe¡¯
Si las rebeliones de la zona culminan con la ca¨ªda de los reg¨ªmenes de Ir¨¢n y Siria, sus efectos en la regi¨®n ser¨¢n m¨¢s poderosos que todas las repercusiones que han podido tener las guerras entre ¨¢rabes e israel¨ªes
Un fantasma recorre Oriente Pr¨®ximo: es el fantasma del cambio democr¨¢tico. Los poderes que representan las viejas ideas y al Oriente Pr¨®ximo autoritario han formado una alianza diab¨®lica para deshacerse de este fantasma, pero los vientos del cambio soplan ya por toda la regi¨®n, y es dif¨ªcil suponer que van a disiparse en un futuro inmediato.
Durante medio siglo, todo el mundo acus¨® a los ciudadanos ¨¢rabes, turcos e iran¨ªes de que no mostraban suficiente inter¨¦s en conquistar las libertades democr¨¢ticas ni luchaban verdaderamente para liberarse de sus gobernantes autoritarios. En los ¨²ltimos tiempos, sin embargo, millones de egipcios, tunecinos, iran¨ªes, yemen¨ªes, sirios y bahrein¨ªes han demostrado que esa acusaci¨®n no era cierta al llevar a cabo unas movilizaciones cada vez m¨¢s amplias contra los tiranos. Si los levantamientos en Oriente Pr¨®ximo culminan con la ca¨ªda de los reg¨ªmenes iran¨ª y sirio, sus efectos en la regi¨®n ser¨¢n m¨¢s poderosos que todas las repercusiones que han podido tener las guerras entre ¨¢rabes e israel¨ªes durante los ¨²ltimos 60 a?os.
Muchos comentaristas occidentales han dado a las rebeliones que est¨¢n recorriendo Oriente Pr¨®ximo y el Magreb el nombre de Primavera ¨¢rabe. Es indudable que el modelo en el que se mira la Primavera ¨¢rabe es la Primavera de Praga de 1968, el breve intervalo de reformas democr¨¢ticas que vivi¨® Checoslovaquia antes de que los carros de combate de la Uni¨®n Sovi¨¦tica invadieran el pa¨ªs. La verdad es que las protestas que se han extendido por todo Oriente Pr¨®ximo tienen poco que ver con la Primavera de Praga, aunque, como ocurri¨® en el caso de los movimientos civiles en el este de Europa, los recientes despertares democr¨¢ticos en el mundo ¨¢rabe han vuelto a dejar claro que la sociedad civil puede ayudar a proporcionar el espacio independiente necesario ¡ªpor utilizar la famosa distinci¨®n de Isaiah Berlin¡ª para las libertades ¡°negativas¡±, m¨¢s que para las ¡°positivas¡±. Lo que uni¨® a tunecinos, egipcios e iran¨ªes en sus levantamientos democr¨¢ticos, as¨ª como a los pueblos de Yemen y Siria en la actualidad, fue la voluntad de permanecer libres de toda injerencia y la lucha contra la concentraci¨®n de poder arbitrario. En todas y cada una de esas revueltas hemos visto, d¨ªa a d¨ªa, a j¨®venes dispuestos a arriesgar sus vidas para derrocar a un Gobierno corrupto que no pod¨ªa o no quer¨ªa crear un futuro libre y pr¨®spero para ellos.
Ir¨¢n es m¨¢s implacable en la represi¨®n de la oposici¨®n que los gobiernos de Ben Ali o Mubarak
En realidad, para ser exactos, si nos fijamos con m¨¢s detalle en los j¨®venes que pusieron en marcha estas demandas democr¨¢ticas en Oriente Pr¨®ximo, podemos ver sin lugar a dudas que la Primavera ¨¢rabe empez¨® en Ir¨¢n en junio de 2009. Es decir, la Primavera ¨¢rabe tuvo un comienzo nada ¨¢rabe, con el Movimiento Verde iran¨ª y lo que se llam¨® la Rrevoluci¨®n del twitter de los j¨®venes iran¨ªes. Muchos consideran que el Movimiento C¨ªvico Iran¨ª de esas fechas constituy¨® un momento crucial en la historia moderna de Ir¨¢n. Al principio, las revueltas nacieron para protestar por la manipulaci¨®n de las elecciones presidenciales y la reelecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad, pero pronto se convirtieron en una lucha masiva en favor de las libertades civiles y la expulsi¨®n del r¨¦gimen teocr¨¢tico de Ir¨¢n. Las manifestaciones no fueron solo una forma de reaccionar contra unos resultados electorales injustos, sino que ten¨ªan sus ra¨ªces en a?os de frustraciones, insatisfacci¨®n e ira acumuladas contra el Gobierno represor de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Ahora bien, la gran pregunta que no tiene a¨²n respuesta es: si la Primavera ¨¢rabe comenz¨® en Ir¨¢n, en 2009, ?por qu¨¦ ahora les est¨¢ costando tanto volver a dar a luz un nuevo movimiento democr¨¢tico?
A la hora de la verdad, lo que diferencia la situaci¨®n iran¨ª de los casos de T¨²nez y Egipto es el hecho de que el r¨¦gimen iran¨ª cuenta con una base ideol¨®gica, mientras que, tanto en el r¨¦gimen de T¨²nez como en el de Egipto, la ideolog¨ªa era muy d¨¦bil o incluso inexistente. Ben Ali y Hosni Mubarak, adem¨¢s de ser los aut¨¦nticos centros de poder, representaban la propia identidad de los reg¨ªmenes de sus respectivos pa¨ªses, por lo que las protestas ten¨ªan un blanco muy claro y preciso.
En Ir¨¢n, el L¨ªder Supremo, Ali Jamenei, es una figura muy poderosa, pero no es indispensable para el r¨¦gimen, que es una especie de ¡°oligarqu¨ªa plural¡±, con varios actores y centros de toma de decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas. Tambi¨¦n existen otras diferencias. En primer lugar, el r¨¦gimen iran¨ª es m¨¢s implacable y sistem¨¢tico en la represi¨®n de sus opositores de lo que jam¨¢s lo fueran los reg¨ªmenes de Ben Ali y Mubarak. En segundo lugar, gran parte de su atractivo internacional procede del hecho de que es una respuesta isl¨¢mica digna a los reg¨ªmenes corruptos de la regi¨®n. Y, por ¨²ltimo, la Marea Verde de 2009 en Ir¨¢n era un movimiento pol¨ªtico que no exig¨ªa m¨¢s que reformas democr¨¢ticas. En Egipto, por el contrario, las protestas no han sido exclusivamente de tipo pol¨ªtico, y los ciudadanos que abarrotaban la plaza de Tahrir reclamaban asimismo derechos sociales y econ¨®micos, mientras los obreros organizaban huelgas en todo el pa¨ªs para acompa?ar las protestas. Tambi¨¦n hubo, tanto en T¨²nez como en Egipto, un recurso muy expl¨ªcito al problema de la corrupci¨®n en los llamamientos y las movilizaciones, y no as¨ª en Ir¨¢n, a pesar de que el r¨¦gimen iran¨ª no se queda atr¨¢s en ese aspecto. Todos estos elementos hacen pensar que las protestas y revueltas iran¨ªes, aunque forman ya una corriente irreversible, tardar¨¢n mucho m¨¢s en dar fruto y sufrir¨¢n muchas m¨¢s penalidades.
En Egipto y T¨²nez las fuerzas armadas optaron por no compartir la suerte de sus dictadores
Si nos centramos en lo que sucedi¨® en Egipto y T¨²nez en el a?o 2011, podemos decir que las revueltas en esos dos pa¨ªses triunfaron porque en ambos casos las fuerzas armadas tomaron la decisi¨®n de no compartir la suerte de sus respectivos dictadores y se negaron a disparar contra la gente. En cambio, el Movimiento Verde estaba muy limitado desde el punto de vista t¨¢ctico cuando se encontraba frente a frente con la terrible violencia del Estado isl¨¢mico, y las manifestaciones callejeras acabaron siendo la principal arma del movimiento.
Muchos observadores opinan que el Movimiento Verde perdi¨® su unidad y su impulso debido a las violentas represalias ejercidas por el r¨¦gimen iran¨ª. Otros dicen que el Movimiento Verde ten¨ªa la capacidad y la posibilidad de conseguir lo que deseara y que, si se contuvo y, al final, se qued¨® sin alcanzar los objetivos, fue por culpa de lo que era su punto m¨¢s d¨¦bil: su direcci¨®n.
Hoy es imposible hablar de Ir¨¢n sin mencionar Egipto, T¨²nez y los dem¨¢s pa¨ªses musulmanes en los que soplan vientos de cambio. Sin embargo, aunque las demandas de democracia sean las mismas, las v¨ªas para alcanzarla ser¨¢n muy distintas. En Egipto y T¨²nez, la expulsi¨®n de los dictadores y la celebraci¨®n de elecciones libres fueron las se?ales de que hab¨ªa llegado el ¡°comienzo de la pol¨ªtica¡±. En Ir¨¢n, por el contrario, la pol¨ªtica no comenzar¨¢ con el fin de los dictadores, sino que ser¨¢ la propia pol¨ªtica la que conduzca a esa meta. Como ya se ha dcho, Egipto fue un sprint, mientras que Ir¨¢n ser¨¢ una marat¨®n.
La pregunta que queda por responder es: si el sistema pol¨ªtico iran¨ª no puede reformarse de manera pac¨ªfica y no violenta, a trav¨¦s de las urnas, porque no es capaz de prestar atenci¨®n a las demandas populares de cambio, ?qu¨¦ queda entonces del sue?o democr¨¢tico iran¨ª? Si eso ocurre, tal vez los iran¨ªes tengan que esperar a otra generaci¨®n para que ese sue?o se haga realidad. En cualquier caso, suceda lo que suceda, el futuro de la lucha por la democracia en Ir¨¢n ejercer¨¢ una influencia determinante en el rumbo que seguir¨¢ Oriente Pr¨®ximo durante la segunda d¨¦cada del siglo XXI.
Ramin Jahanbegloo, fil¨®sofo iran¨ª, es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Toronto.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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