Esperanza en Libia
Las primeras elecciones dejan paso a la compleja tarea de construir un Estado desde cero
Cuarenta a?os de tiran¨ªa pesan. Especialmente cuando se ha tratado de Muamar el Gadafi, que gobern¨® de forma desp¨®tica, sin construir una m¨ªnima estructura de Estado, y menos de partidos pol¨ªticos. Pero Libia ha logrado sobreponerse y celebrar unas primeras elecciones ¡ªno perfectas, pues ha habido episodios de violencia, pero s¨ª decentes¡ª para un Congreso Nacional que tendr¨¢ que elegir a un presidente, un primer ministro y una comisi¨®n constitucional.
Con una nada desde?able participaci¨®n de un 65%, y a falta de los resultados oficiales, los primeros recuentos muestran que llega en cabeza la variopinta Alianza de Fuerzas Nacionales de Mahmud Yibril, ex primer ministro temporal, que renunci¨® cuando cay¨® el dictador. Su coalici¨®n se present¨® como una fuerza modernizadora, si bien rehuyendo los calificativos de liberal o laica. Los Hermanos Musulmanes han logrado una presencia significativa en un complejo sistema electoral (80 esca?os son elegidos por listas y 120 son nominales). Son unas primeras elecciones, pero da la impresi¨®n de que Libia escapa al dominio de los islamistas, a diferencia de lo ocurrido en otros pa¨ªses del norte de ?frica.
Queda casi todo por hacer y no ser¨¢ f¨¢cil. Para empezar, el dise?o de una Constituci¨®n debe reflejar la diversidad regional y encauzar los resentimientos tribales que han alimentado una corta guerra civil, de la que todav¨ªa quedan rescoldos. Los 200 diputados elegidos se han repartido entre Tripolitania (100), Cirenaica (60) y Fezzam (40).
La realidad es que el Gobierno provisional central no controla una gran parte del territorio, que se encuentra en manos de milicias, aunque las grandes ciudades son relativamente seguras. La producci¨®n de petr¨®leo se ha reanudado. La inestabilidad y las armas se han desplazado al sur con los tuaregs y con Al Qaeda, sobre todo a Mal¨ª. Las operaciones aeronavales de la OTAN ayudaron a la ca¨ªda del r¨¦gimen de Gadafi, pero no aseguraron nada m¨¢s.
Libia podr¨ªa salir adelante. Es un pa¨ªs rico y con relativamente pocos habitantes, seis millones y medio, que disponen de mejores niveles de educaci¨®n que los de sus vecinos. Sin duda la tarea ser¨¢ larga y penosa. No se trata de una transici¨®n a la democracia, sino de construir un Estado. Y los libios parten pr¨¢cticamente de cero.
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