Defensa nacional: regreso al pasado
La nueva Directiva es un canto a los tiempos predemocr¨¢ticos, cuando las FF AA miraban al interior
Usain Bolt es la met¨¢fora inversa de la flamante Directiva de Defensa Nacional (DDN) firmada por Rajoy el 1 de agosto. 100 metros en 9,63 segundos hizo Bolt. La Directiva es mucho m¨¢s r¨¢pida, pero en sentido contrario; ha retrocedido varias d¨¦cadas en menos de 10 minutos, el tiempo que se tarda en leer ese breve texto. Un documento muy corto en todos los significados del t¨¦rmino. Pero preocupante como estrategia.
En la Directiva, inconexa y confusa conceptualmente, destaca por encima de todo una filosof¨ªa: estamos solos; nadie nos protege ya, y tenemos que enfrentarnos con nuestras propias fuerzas al m¨¢ximo riesgo que tiene Espa?a: lo que la Directiva llama ¡°amenazas no compartidas¡±, que es un eufemismo para referirse a Ceuta y Melilla, y las pretensiones que sobre ellas tiene Marruecos. Ese es el ¨²nico riesgo que la DDN menciona en su Introducci¨®n ideol¨®gica (apartado 1) y el primer objetivo de la pol¨ªtica de defensa, lo que justifica que Espa?a contribuya a la seguridad internacional (apartado 3).
El Gobierno, asombrosamente, olvida la mayor amenaza real que Espa?a tiene ¡ªy que se materializ¨® en el m¨¢s terrible atentado terrorista que recordamos¡ª, el terrorismo yihadista. Y eso cuando, en los ¨²ltimos a?os, y en estos mismos d¨ªas, la polic¨ªa ha venido realizando constantes detenciones de presuntos miembros de Al Qaeda.
El documento que debiera sintetizar la pol¨ªtica de defensa del futuro es un canto al pasado predemocr¨¢tico, cuando las Fuerzas Armadas miraban al interior, m¨¢s que al exterior; el tiempo de la autarqu¨ªa de una Espa?a aislada, que no ten¨ªa nada que ver con la Alianza Atl¨¢ntica o con la Uni¨®n Europea.
Rajoy ha claudicado ante la presi¨®n del ala m¨¢s conservadora del PP, el Grupo de Estudios Estrat¨¦gicos
El enunciado de los Objetivos y directrices de la pol¨ªtica de Defensa (apartados 3 y 4 de la DDN) no deja espacio m¨¢s que para ¡°asegurar una Espa?a fuerte¡±, para influir en la esfera internacional ¡°principalmente en nuestra zona de inter¨¦s directo¡± y para nuestros ¡°intereses nacionales¡±, para mantener un ¡°nivel nacional de disuasi¨®n¡±, para garantizar ¡°la defensa del territorio nacional¡±, etc¨¦tera, terminolog¨ªa aislacionista y euroesc¨¦ptica que se repite machaconamente como objetivos exclusivos de la defensa. No hay otros. Nada sobre los valores universales de los derechos humanos, de la solidaridad, del medio ambiente, de la cooperaci¨®n.
No puede extra?ar que las misiones internacionales del Ej¨¦rcito sencillamente no existan en la Directiva. Seg¨²n esta, la aportaci¨®n que podemos hacer a la seguridad internacional es, exclusivamente, ¡°nuestra fortaleza¡±. Espa?a solo participar¨¢ en las iniciativas de la OTAN que favorezcan los ¡°intereses nacionales y colectivos¡± (apartado 4.3).
El Gobierno no tiene un plan sobre el redimensionamiento del Ej¨¦rcito
La absurda justificaci¨®n que el presidente del Gobierno da para tan expl¨ªcita involuci¨®n nacionalista es que no se puede contar realmente con la OTAN o la UE. Lo que tenemos delante ¡ªdice la DDN de forma apod¨ªctica¡ª es una ¡°disminuci¨®n del paraguas colectivo¡± (sic). As¨ª, de un plumazo, descalifica el apoyo de nuestros aliados en la OTAN e ignora que el Tratado de Lisboa (art¨ªculo 42.7 del Tratado de la Uni¨®n Europea) afirma que si un Estado es v¨ªctima de ¡°una agresi¨®n armada en su territorio, los dem¨¢s Estados miembros le deber¨¢n ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance¡±.
Rajoy ha claudicado ostensiblemente ante la presi¨®n indisimulada del ala m¨¢s conservadora de quienes en el PP y en la FAES se ocupan de los temas de Defensa, como el Grupo de Estudios Estrat¨¦gicos (GEES). Este public¨® el mes pasado un revelador documento (Directiva de Defensa Nacional 2012: La cuadratura del c¨ªrculo), n¨ªtidamente proyectado en la DDN de Rajoy. El GEES se?ala su objetivo pol¨ªtico: la ruptura estrat¨¦gica con la Directiva socialista de 2008, acusada ¡ªsin complejos¡ª de ¡°buenista¡± y de demasiado creyente en los ¡°compromisos internacionales y en las organizaciones internacionales, de la ONU a la UE, pasando por la OTAN¡±, instituciones que no sirven a nuestra seguridad, seg¨²n el GEES.
Solos ante el peligro. Nada de misiones internacionales de paz. Respuesta aut¨®noma y nacional ante las amenazas. Bilateralismo s¨ª, multilateralismo no.
Esta es la doctrina inoculada en la DDN. Una doctrina disparatada a todas luces, que obvia no solamente la naturaleza global de los desaf¨ªos actuales de la seguridad, sino la cr¨®nica y grav¨ªsima situaci¨®n de crisis econ¨®mica, sobre la cual la Directiva no profundiza.
Lo sensato en estas circunstancias es exactamente lo opuesto a ceder a la tentaci¨®n endog¨¢mica. Es ahora cuando m¨¢s sentido tiene la cooperaci¨®n y las sinergias con los organismos multilaterales en los que est¨¢ integrada Espa?a. Es esta estrategia, precisamente, la que la UE (pooling and sharing) y la OTAN (smart defence) est¨¢n elaborando y proponiendo para afrontar la crisis. Lo contrario nos llevar¨ªa a un gasto militar descontrolado e inasumible, y a priorizar el material militar m¨¢s apropiado para la ocupaci¨®n del territorio por las FF AA, ante el temor de una hipot¨¦tica invasi¨®n (proveniente del Sur, por supuesto).
El Gobierno nos deja perplejos ante las consideraciones que formula sobre los escenarios estrat¨¦gicos que imagina (o que inventa). As¨ª, la primavera ¨¢rabe no tendr¨ªa nada de positivo, sino todo lo contrario; e Iberoam¨¦rica ser¨ªa una fuente de tr¨¢ficos il¨ªcitos, terrorismo y amenazas, que ¡°nos exigen una presencia en el Atl¨¢ntico¡± (?) (apartado 2 de la DDN). ?Cu¨¢ntos buques necesitar¨ªamos para patrullar el Atl¨¢ntico?
La DDN es a¨²n m¨¢s sorprendente y hueca cuando terminamos de leerla y no encontramos ninguna reflexi¨®n u orientaci¨®n sobre los problemas reales e inmediatos de la pol¨ªtica de defensa: su financiaci¨®n, en particular la enorme deuda (tres puntos de PIB) de los llamados Programas Especiales de Armamento; la industria de defensa; el repliegue en Afganist¨¢n; y, sobre todo, el mayor desaf¨ªo que tendr¨¢ el Ministerio de Defensa en esta legislatura: el modelo de Ej¨¦rcito. Este deber¨¢ ser m¨¢s reducido, y m¨¢s moderno, flexible y operativo, como llevamos planteando desde hace meses. Pero ni el Gobierno tiene un plan, ni la DDN propone c¨®mo se har¨¢ ese redimensionamiento sin afectar a la eficacia de las FF AA. Vamos con mucho retraso respecto a Francia, Italia, Alemania o Reino Unido.
La Directiva de Defensa Nacional est¨¢ desenfocada y desequilibrada estrat¨¦gicamente, entre otras cosas porque es un diktat del presidente del Gobierno, que, despu¨¦s de ocho meses de legislatura, no se ha molestado en consensuar esta pol¨ªtica de Estado con los grupos de la oposici¨®n, y con el principal de ellos, el socialista. Si se niega un proceso de di¨¢logo, el resultado es, como la Directiva, perjudicial ¡ªesto s¨ª¡ª para los intereses de los espa?oles, y el resultado tambi¨¦n es que aflora lo m¨¢s reaccionario y antiguo de la derecha espa?ola.
Diego L¨®pez Garrido es portavoz socialista de Defensa en el Congreso de los Diputados.
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