?C¨®mo borrar a Armstrong?
Con la sanci¨®n por dopaje al rey del ciclismo, Estados Unidos limpia simb¨®licamente la d¨¦cada m¨¢s fea de la bicicleta
El ciclismo es el deporte de la pasi¨®n, el que parte de la fe infinita del aficionado y de su deseo interminable de emocionarse, tambi¨¦n con el recuerdo, la memoria. Todo esto es lo que el caso Armstrong ha vuelto a poner a prueba de nuevo. Para todos los aficionados ser¨¢ chirriante, como poco, o inconcebible, intentar ahora evocar los primeros Tours del siglo XXI, los del septenio Armstrong, borrando de todas las im¨¢genes recordadas, como con un photoshop de la memoria, la figura el gran ciclista tejano: qu¨¦ valor tendr¨ªan entonces sus duelos, siempre victoriosos, con Ullrich, reconvertidos ahora en mon¨®logos del pobre alem¨¢n; o los desaf¨ªos imposibles de Pantani a su fuerza excesiva; o la ca¨ªda de Beloki persiguiendo a su sombra sobre asfalto derretido; o el d¨ªa aquel de Luz Ardiden, el de la ca¨ªda del tejano, el de su ataque demoledor sobre Mayo y Ullrich al final; qu¨¦ ser¨ªa de Basso sin Armstrong delante.
?Y las revistas con sus centenares de fotos? ?Y los peri¨®dicos del d¨ªa rindiendo cuenta de las haza?as del ciclista de Austin? ?Qu¨¦ valor tienen ya? ?Y las palabras de la gente que lo escribi¨®?
Todo lo que rodea a Armstrong se mueve en un plano simb¨®lico. La sanci¨®n retroactiva es imposible por irreal, pero no el mensaje.
Borrando a Lance Armstrong de la historia del ciclismo, la agencia antidopaje de Estados Unidos ha querido dar un barrido de escoba simb¨®lico a la d¨¦cada m¨¢s fea de la bicicleta, pues ¨¦l, el corredor que marc¨® la ¨¦poca, representaba como nadie esa misma ¨¦poca y sus desvar¨ªos. Una forma de decir, adem¨¢s, que el futuro es diferente, que el pasado queda cancelado, olvidado, que ya no tiene sentido volver a ¨¦l una vez que se han ajustado las cuentas necesarias. Con su sentencia, adem¨¢s, la agencia, esclava de la tendencia a convertir cualquier decisi¨®n legal en una elecci¨®n moral, ha querido vindicar a los limpios, enviar el mensaje de que perder sin dopaje es finalmente una victoria.
Todo ello es pura palabrer¨ªa, evidentemente. Si llegan a quitarle los Tours a Armstrong, la agencia se los entregar¨¢ a gentes como Ullrich, Z¨¹lle, Basso, Kl?den o Beloki, todos ellos implicados, de una u otra manera, en asuntos de dopaje, y algunos sancionados por ello. Sus nombres en el palmar¨¦s no hacen precisamente que el ciclismo pueda mirarse m¨¢s feliz en el espejo.
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