La soluci¨®n del 4% para Europa
Resulta irracional permitir que la inflaci¨®n determine todo el marco macroecon¨®mico
Este es un verano transcendental para Europa, porque tanto la zona del euro como la Uni¨®n Europea podr¨ªan estar en peligro de desintegrarse, pese a los importantes pasos dados hacia una uni¨®n bancaria y la recapitalizaci¨®n directa de los bancos espa?oles adoptada en la reuni¨®n celebrada en junio por los dirigentes de la zona del euro. Se est¨¢ retrasando la aplicaci¨®n de las reformas propuestas; en Alemania puede haber impugnaciones legales del Mecanismo Europeo de Estabilidad y los Pa¨ªses Bajos y Finlandia parecen estar dando marcha atr¨¢s sobre algunas partes del acuerdo.
Aun en la peor de las hip¨®tesis, alg¨²n grado de cooperaci¨®n intraeuropea sobrevivir¨¢ sin lugar a dudas, pero resulta dif¨ªcil ver c¨®mo podr¨ªa sobrevivir la UE, tal como la conocemos, a incluso una desintegraci¨®n parcial de la zona del euro.
Quienes sostienen que uno o m¨¢s pa¨ªses de la periferia de la zona del euro deben tomarse unas ¡°vacaciones¡± del euro subestiman las repercusiones econ¨®micas y pol¨ªticas de semejante iniciativa. Si dos o tres pa¨ªses tuvieran que abandonarla, la sensaci¨®n de fracaso, la p¨¦rdida de confianza y los da?os infligidos a tantos perturbar¨ªan a toda la Uni¨®n.
Uno de los problemas es la espiral de retroalimentaci¨®n negativa entre las debilidades de muchos bancos y las dudas sobre la deuda soberana de los pa¨ªses perif¨¦ricos. Las crisis bancaria y de deuda soberana han llegado a estar a¨²n m¨¢s estrechamente relacionadas, pues los bancos han comprado mayores cantidades de deuda soberana de sus propios pa¨ªses.
Ahora bien, el de las disparidades de costos de producci¨®n y competitividad en Europa, reflejadas en los importantes d¨¦ficits por cuenta corriente de los pa¨ªses ¡°problem¨¢ticos¡±, puede resultar ser un problema a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de resolver. Los costos laborales unitarios en Grecia, Portugal, Espa?a e Italia aumentaron entre un 20% y un 30% m¨¢s r¨¢pidamente que en Alemania en el primer decenio del euro y algo m¨¢s r¨¢pidamente que los de la Europa septentrional en conjunto.
La deflaci¨®n impide el optimismo sobre el futuro
Esa disparidad reflejaba ciertas diferencias en el aumento de la productividad, pero m¨¢s a¨²n diferencias en el aumento de los salarios. En t¨¦rminos generales, las entradas de capitales propiciaron una reevaluaci¨®n real y una menor tasa de ahorro interno en comparaci¨®n con la inversi¨®n en los pa¨ªses meridionales, que tuvieron como consecuencia d¨¦ficits por cuenta corriente. En Grecia, unos grandes d¨¦ficits fiscales acompa?aron y exacerbaron esa tendencia. En Espa?a, el equivalente al d¨¦ficit por cuenta corriente fue el endeudamiento del sector privado.
Mientras no se reduzca ese desequilibrio interno hasta un nivel aceptable, lo que requiere no s¨®lo un ajuste fiscal en las econom¨ªas perif¨¦ricas con problemas, sino tambi¨¦n ajustes en la balanza de pagos en toda la zona del euro, no se resolver¨¢ la crisis de ¨¦sta, cosa que, a su vez, entra?a la necesidad de un ajuste de los tipos de cambio reales dentro de la zona del euro, con la consiguiente reducci¨®n de los costos de producci¨®n en los pa¨ªses perif¨¦ricos respecto de los del centro.
Se pueden hacer ajustes de los tipos de cambio reales dentro de una uni¨®n monetaria o entre pa¨ªses con tipos de cambio fijos mediante las diferencias de inflaci¨®n. El valor real del renminbi chino, por ejemplo, se ha apreciado considerablemente respecto del d¨®lar de los Estados Unidos, pese a los limitados cambios del tipo de cambio nominal, porque los precios internos de China han subido m¨¢s r¨¢pidamente que los de Estados Unidos.
Un ajuste similar dentro de la zona del euro, suponiendo que las tasas de productividad sean similares, requerir¨ªa que los salarios en los pa¨ªses perif¨¦ricos con problemas subieran m¨¢s despacio que en Alemania durante varios a?os, con lo que se restablecer¨ªa su competitividad, pero, como Alemania y los dem¨¢s pa¨ªses septentrionales con super¨¢vits siguen adoptando una actitud intransigente en materia de estabilidad de los precios, el ajuste de los tipos de cambio reales dentro de la zona del euro requieren una deflaci¨®n de los precios y los salarios reales en las econom¨ªas meridionales con problemas.
Esa presi¨®n ejercida sobre los pa¨ªses perif¨¦ricos para que deflacionen sus econom¨ªas ya estancadas est¨¢ llegando a ser el mayor problema de la zona del euro. La aportaci¨®n de liquidez por parte del BCE puede permitir ganar tiempo, pero s¨®lo un ajuste real puede resolver el problema subyacente.
Se podr¨ªa lograr con una menor contracci¨®n de los salarios y p¨¦rdida de ingresos reales, si la productividad en las econom¨ªas perif¨¦ricas empezara a aumentar mucho m¨¢s r¨¢pidamente que las del centro, con lo que los precios podr¨ªan bajar sin necesidad de salarios m¨¢s bajos, pero, si bien con el tiempo las reformas estructurales podr¨ªan propiciar sin duda un aumento m¨¢s r¨¢pido de la productividad, no es probable que as¨ª sea en una situaci¨®n en la que el cr¨¦dito est¨¢ gravemente limitado, la inversi¨®n est¨¢ desplom¨¢ndose y muchos j¨®venes con buena formaci¨®n emigran.
En realidad, hay veces en que 4% es mejor que 2%. Europa est¨¢ en un momento as¨ª
La deflaci¨®n de los precios no es propicia para que se produzcan cambios de precios relativos que podr¨ªan acelerar la reasignaci¨®n de recursos dentro de los pa¨ªses con problemas y aumentar la productividad total. Los precios relativos resultan mucho m¨¢s f¨¢ciles de cambiar cuando hay una inflaci¨®n moderada que cuando se necesitan reducciones de precios nominales. La necesidad de una mayor productividad en los pa¨ªses con problemas resulta innegable, pero no es probable que se logre en el actual clima de austeridad extrema y deflaci¨®n, dada la atm¨®sfera de conflicto social latente o declarado.
Esos ajustes econ¨®micos podr¨ªan darse mucho m¨¢s suavemente, si la zona del euro en conjunto aplicara una pol¨ªtica m¨¢s expansionista. Si se fijase temporalmente en un 3,5 o 4% la meta de la tasa de inflaci¨®n correspondiente a la zona del euro, pongamos por caso, y si los pa¨ªses con super¨¢vits por cuenta corriente fomentaran unas tasas de inflaci¨®n interna algo superiores a la meta de la zona del euro, podr¨ªa haber un ajuste de los precios reales dentro de la zona del euro sin deflaci¨®n en los pa¨ªses con problemas. Por fin hay algunas se?ales de que Alemania acoger¨¢ con benepl¨¢cito un aumento de los precios internos m¨¢s r¨¢pido y una inflaci¨®n algo superior.
A ello podr¨ªa y deber¨ªa sumarse una depreciaci¨®n general del euro, si bien no ser¨ªa una panacea. Seguir¨ªa siendo necesario reducir los altos niveles de deuda p¨²blica a fin de crear margen fiscal y mantener los tipos de inter¨¦s lo suficientemente bajos para restablecer la confianza a largo plazo, lo que significa que a¨²n se deben aplicar reformas estructurales valerosas en los pa¨ªses perif¨¦ricos¡ y, de hecho, en toda Europa.
De forma similar, la zona del euro seguir¨ªa teniendo que fortalecer sus cortafuegos, adem¨¢s de sus mecanismos de cooperaci¨®n, pero una tasa de inflaci¨®n temporal y moderadamente mayor facilitar¨ªa el proceso de ajuste y permitir¨ªa a las reformas dar resultado.
La deflaci¨®n impide el optimismo sobre el futuro. Dejar que toda la carga del ajuste recaiga sobre los pa¨ªses perif¨¦ricos con d¨¦ficits por cuenta corriente, mientras los pa¨ªses del centro siguen acumulando super¨¢vits, obstaculiza el ajuste.
La meta de inflaci¨®n de la zona del euro no es una cifra m¨¢gica y resulta irracional permitir que determine todo el marco macroecon¨®mico. Si siempre es mejor que sea menor, ?por qu¨¦ no fijar la meta en un 1% o incluso en cero? En realidad, hay veces en que 4% es mejor que 2%. Europa est¨¢ en un momento as¨ª.
Kemal Dervis, ex Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ex vicepresidente del Banco Mundial, es actualmente vicepresidente y director del Programa Mundial de Econom¨ªa y Desarrollo en la Instituci¨®n Brookings. Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y ex Alto Representante de la UE para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n, es distinguido miembro superior sobre Pol¨ªtica Exterior en la Instituci¨®n Brookings y Presidente del Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Mundiales de ESADE.
? Project Syndicate/Europe¡¯s World, 2012.
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