De la Tierra a la Luna
Neil Armstrong habr¨¢ ciertamente tenido, hasta el final, el sentido de lo simb¨®lico. El hombre que dio el primer paso sobre la Luna, hace 43 a?os, ha decidido dejar la Tierra en el mismo momento en que el robot Curiosity empieza a recorrer el suelo de Marte.
Las dos haza?as resumen la aventura espacial y ese sue?o casi tan antiguo como la humanidad de explorar el universo para entenderlo mejor. En el primer caso, es un terr¨ªcola extraterrestre el que simboliz¨® la supremac¨ªa de Am¨¦rica en la ¡°guerra¡± cient¨ªfica, tecnol¨®gica y estrat¨¦gica, librada entonces contra la URSS. En el segundo, una m¨¢quina asociada a equipos de investigaci¨®n de numerosos pa¨ªses al servicio de la ciencia. La conquista, ayer; la exploraci¨®n, hoy. (...)
La partida entre vuelo tripulado y exploraci¨®n robotizada del sistema solar sigue estando de actualidad: los defensores de la m¨¢quina aseguran que es m¨¢s apta en la recogida de datos cient¨ªficos; los paladines del hombre en el espacio aseguran que este est¨¢ mejor equipado para adaptarse a lo desconocido.
Pero, hoy, el robot ha tomado la delantera. Tras la retirada de transbordadores demasiado costosos y peligrosos, Estados Unidos no dispone ya de medios propios para enviar astronautas al espacio. Deben pagar su pasaje para sentarse en los Soyuz rusos, y Barack Obama ha anulado el programa de regreso a la Luna. Un solo actor parece capaz de tomar el relevo: China, a su vez decidida a casar el sue?o y el poder¨ªo.
Par¨ªs, 27 de agosto
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