Sobre la objeci¨®n de conciencia
Yo vot¨¦ al se?or Rajoy porque Espa?a se hunde. No me importa trabajar m¨¢s horas y con menor retribuci¨®n pero nunca trabajar¨¦ en contra de mis principios m¨¢s b¨¢sicos, de mi c¨®digo deontol¨®gico. Yo soy m¨¦dico y despu¨¦s ciudadana.
Est¨¢n a tiempo de parar esta locura: detengan la destrucci¨®n de una Sanidad de la que todos nos sentimos orgullosos. Los recortes en Sanidad matan; esto no son n¨²meros, son personas. Los efectos de retirar la atenci¨®n sanitaria a los ¡°sin papeles¡± tendr¨¢ sin duda un efecto rebote que no tardar¨¢ en extenderse al resto de la poblaci¨®n. La tuberculosis o el SIDA no son dignos de la Espa?a del siglo XXI.
Recapaciten por favor. Tienen mucho por donde meter tijera, fiestas locales, diputaciones, Senado, embajadas auton¨®micas, pero respeten la Sanidad. Est¨¢ en sus manos la recuperaci¨®n econ¨®mica de este pa¨ªs pero que no sea a costa de algo tan b¨¢sico como la salud de los espa?oles.
Y sepan que en los servicios de urgencias trabajamos ya al l¨ªmite, cansados, con menos personal y menores recursos; los cambios del 1 de septiembre pueden llevarnos al caos. Los errores que se cometan, las v¨ªctimas que haya llevar¨¢n la firma del se?or Rajoy, no la nuestra.¡ª M¨®nica Lalanda. M¨¦dico de Urgencias, Segovia.
Como respuesta a la ocurrencia del Gobierno de dejar sin cobertura sanitaria al colectivo de inmigrantes ilegales, se han alzado voces desde colectivos m¨¦dicos que apelan a la objeci¨®n de conciencia e, incluso, al juramento hipocr¨¢tico.
Vaya por delante que soy m¨¦dico y votante de izquierdas, pero me aterra que se pueda anteponer a la legislaci¨®n vigente un c¨®digo milenario con un contenido simb¨®lico y sin validez legal alguna. Del mismo modo me aterra la proliferaci¨®n de objeciones de conciencia (al servicio militar en su d¨ªa, a practicar el aborto, a recibir ense?anzas de determinada asignatura, etc).
No creo en la objeci¨®n de conciencia porque nada, absolutamente nada, puede anteponerse a la legislaci¨®n democr¨¢ticamente aprobada por los leg¨ªtimos representantes del pueblo. Aunque, en ocasiones, haya determinadas leyes que no nos gusten.
Porque si damos carta de naturaleza a la conciencia de cada uno como m¨¢xima gu¨ªa de conducta, ?c¨®mo podremos reprochar que un musulm¨¢n golpee a su mujer o que un subsahariano mutile sexualmente a su hija? Se me ocurren muchas formas de objeci¨®n que pueden hacer insufrible nuestra convivencia. Yo, por si cuela, me pido la de objetor fiscal.¡ª Fernando Monsalve Vila. Valencia.
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