Rivalidad a muerte en Venecia
Con su nuevo cargo como responsable del festival de Roma, Marco M¨¹ller amenaza con eclipsar el principal certamen de cine de italia, que ¨¦l mismo capitane¨® hasta el a?o pasado El nuevo director de la Mostra, Alberto Barbera, se prepara para la embestida
"Ir¨¦ a Cannes a ver qu¨¦ pel¨ªculas van a Venecia y cu¨¢les van a Roma. Puedo decir que cuento con la amistad de directores y productores¡±, soltaba Marco M¨¹ller (en una reciente entrevista al diario italiano La Re?pubblica) sobre su pol¨ªtica a partir de ahora como nuevo director del festival de cine de Roma. Las palabras fueron interpretadas por algunos como un aviso a navegantes: M¨¹ller no iba a dudar ni un minuto a la hora de arrebatarle a la ciudad de los canales t¨ªtulos que pudieran serle de utilidad en su nueva andadura. Romano de nacimiento (1953), pol¨ªglota de matr¨ªcula de honor (habla m¨¢s de una quincena de lenguas), experto en culturas asi¨¢ticas, doctorado en Antropolog¨ªa, productor, cr¨ªtico y escritor, M¨¹ller es una de las personalidades m¨¢s controvertidas que se han paseado por Italia en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Su car¨¢cter, sus conocimientos sobre la industria y su estilo (un modo de trabajar que asombra y enerva por igual) le llevaron a convertir Locarno en un festival de referencia y de alg¨²n modo le catapultaron hasta el de Venecia, donde fue nombrado director en 2004.
Aun sufriendo el desprecio del Gobierno de Berlusconi, se las ingeni¨® para mantener un cord¨®n atado a la derecha, que ahora le ha servido en bandeja el puesto de director del festival de Roma
All¨ª reformul¨® el certamen, aupando el cine de autor y equilibrando de alg¨²n modo la apuesta por el cine de Hollywood y el peso europeo y asi¨¢tico. Logr¨® que cin¨¦filos de todo el mundo le tomaran como icono e hizo que Venecia superara a Berl¨ªn en ambici¨®n y resultados. Cierto es que sus relaciones con algunas de las majors de Hollywood han sido muy dif¨ªciles, y con algunos de los t¨®tems de Italia (l¨¦ase la poderosa cadena Sky) ha tenido desavenencias m¨¢s que notables. Pol¨ªticamente, siempre ha sido un ser camale¨®nico: aun sufriendo el desprecio del Gobierno de Berlusconi (que consider¨® el certamen veneciano como un evento izquierdista, sentimiento este acrecentado por proyecciones de pel¨ªculas como Viva Zapatero y por la presencia en el festival de directores abiertamente posicionados contra el primer ministro), se las ingeni¨® para mantener un cord¨®n atado a la derecha.
Esa misma derecha le ha servido ahora en bandeja el puesto de director de Roma, donde cobrar¨¢ 150.000 euros al a?o (seg¨²n lo que ha trascendido) y manejar¨¢ el festival a su antojo. Para derrumbar al anterior equipo, encabezado por Piera Detassis, no ha dudado en usar la presi¨®n pol¨ªtica, ya fuera la de Renata Polverini, presidenta de la Regione Lazio (Alianza Nacional), o la de Gianni Alemanno, alcalde de Roma, famoso porque el d¨ªa de su victoria electoral fue saludado por sus seguidores brazo en alto, al estilo fascista. Las nuevas amistades de M¨¹ller, notables integrantes de la derecha m¨¢s recalcitrante del pa¨ªs, le han costado la repulsa de algunos de sus antiguos aliados en la prensa (la citada Repubblica le llam¨® ¡°mezquino¡±) y una notable p¨¦rdida de prestigio por parte de los sectores m¨¢s progresistas de la cinefilia italiana.
El timonel de la nueva Mostra
Alberto Barbera (Biella, 1950) es descrito como un tipo directo y afable por la prensa italiana. Veterano en las lides de festival (dirigi¨® La Mostra de 1989 a 1998), a Barbera se le viene encima un encargo peliagudo: mantener el certamen veneciano en lo m¨¢s alto teniendo que lidiar, por un lado, con Toronto (Venecia era desde el martes un cementerio porque la mayor¨ªa de los periodistas que cubr¨ªan La Mostra se hab¨ªan desplazado ya a la ciudad canadiense) y, por otro, con Roma. A este veterano cr¨ªtico, exdirector tambi¨¦n del Festival de Tur¨ªn, le han fallado este a?o ¨Cy con estr¨¦pito adem¨¢s¨C las consabidas estrellas, y su supuesto mercado (the Venice Film Market) ni siquiera ha aparecido. Le espera un a?o muy movido, teniendo en cuenta adem¨¢s que el certamen cumple su 70? aniversario en 2013, que M¨¹ller amenaza con abrir Roma en octubre con lo ¨²ltimo de Tarantino, ¡®Django unchained¡¯, y que la prometida renovaci¨®n de infraestructuras del festival se ha quedado en nada. Veremos si Barbera se maneja bien en los altibajos: le va a hacer falta.
Michele Meta, diputada del Partido Democr¨¢tico, afirmaba en la revista Tempo que M¨¹ller hab¨ªa sido ¡°marcado por la derecha¡± y que su nombramiento se hab¨ªa producido gracias a ¡°las amenazas de la regi¨®n de Lazio de retirar la subvenci¨®n al festival¡± si este no era elegido. Aun as¨ª, son pocos los que dudan de que M¨¹ller va a darle la vuelta al certamen romano como si se tratara de un calcet¨ªn. Para ello no va a reparar en medios, ni siquiera el de enemistarse con antiguos aliados, como el Festival de Tur¨ªn. Gianni Amelio, director del festival turin¨¦s, pidi¨® a M¨¹ller que retrasara una semana el inicio del evento de Roma para dar a Torino un poco de aire. M¨¹ller se escud¨® en las fechas de reserva del Auditorium (el lugar de proyecci¨®n de las premi¨¨res en la capital de Italia) para negarse a hacerlo. Amelio se despach¨® a gusto contra los romanos y el Ministerio de Cultura italiano (posicionado ahora a favor de M¨¹ller) en unas declaraciones al rotativo italiano La Stampa: ¡°Nos han tomado el pelo sin que nos lo mereci¨¦ramos (¡). No me arrepiento de haber sido gentil y educado, pero estoy de verdad desolado por la arrogancia y la falta absoluta de ganas de razonar¡±.
El periodista Eric J. Lyman contaba en The Hollywood Reporter los motivos por los que la Venecia de M¨¹ller era, al mismo tiempo, cara y cruz: ¡°Su buen ojo para pel¨ªculas y directores, su habilidad para atraer estrellas y para mantener a Venecia en la categor¨ªa A de los festivales de cine (¡); tambi¨¦n era criticado por mantener un certamen sobredimensionado y por invitar siempre al mismo grupo de estrellas¡±. Alberto Barbera, el hombre que ha tomado la dif¨ªcil tarea de sustituir a M¨¹ller, declaraba en la misma revista que ¡°las mismas personas aparec¨ªan en el festival cada a?o, pel¨ªculas de los mismos pa¨ªses, hablando de los mismos temas. Sab¨ªa que necesit¨¢bamos un cambio enseguida: tener menos pel¨ªculas, un filtro mejor, con menos personas invitadas de forma autom¨¢tica¡±.
La verdad sea dicha, nada de eso parece haberse cumplido este a?o, con menos estrellas, los mismos filmes de autor y la misma filosof¨ªa de reciclaje de espacios en un festival que ¨Clentamente¨C es devorado por Toronto, en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de aquel cuadro de Goya donde Saturno devoraba a su hijo. El a?o que viene se cumple el 70? aniversario del certamen veneciano. M¨¹ller mira de reojo desde la capital; las espadas est¨¢n en alto y Roma podr¨ªa ser el enemigo que Venecia no necesita: y es que esto no es el circo romano, pero se le parece mucho.
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