Buscarse la vida
La crisis fuerza a los ciudadanos a buscar soluciones imaginativas para sortear las graves estrecheces
Seguramente a cualquiera que lo est¨¦ pasando mal, y son muchos, decirle que hay que enfrentarse a la crisis como una oportunidad le resultar¨¢ insultante. ?Oportunidad de qu¨¦? De transformarse, de cambiar h¨¢bitos malsanos, de desempolvar viejos valores, de revisar el orden de las preferencias: eso explican los expertos en fabricar optimismo, los tertulianos que no saben qu¨¦ decir y los autores de libros de autoayuda. Pero al margen de cualquier injustificado entusiasmo, lo cierto es que cuando las cosas andan mal la gente utiliza la imaginaci¨®n y se busca la vida. Es lo que est¨¢ ocurriendo en Madrid, y seguramente en otros lugares, con los libros de texto. Se improvisa un puesto en una calle y se ofrecen ejemplares que ya han sido utilizados a precios mucho m¨¢s asequibles. Gana el que vende, gana el que compra. Como ha subido el IVA y en algunas comunidades se han eliminado las becas para material escolar, los recursos de las familias no siempre llegan para adquirir el material nuevo. El de segunda mano puede servir.
Junto a iniciativas de este tipo, m¨¢s o menos espont¨¢neas, se han ido poniendo en marcha otras de diverso alcance. Algunas asambleas del 15-M han organizado, sin ir m¨¢s lejos, intercambios de material escolar para los que empiezan el nuevo curso. De ese movimiento proceden tambi¨¦n propuestas tan innovadoras como el llamado banco del tiempo: un sistema para intercambiar servicios entre los vecinos sin gastarse un euro. T¨² me das clases de italiano, yo te arreglo el ordenador.
En ayuntamientos m¨¢s peque?os, y ante la incapacidad actual de los mismos por ofrecer esos servicios que pusieron en marcha en los tiempos de ef¨ªmero esplendor, hay vecinos que se han unido en cooperativas para gestionar un polideportivo o jubilados que han conseguido construir una residencia de ancianos a su medida. La Red tambi¨¦n sirve y, por ejemplo, hay sitios donde se puede conseguir por un m¨®dico precio una casa que dejan sus due?os durante los d¨ªas que se van de visita al pueblo.
?Qu¨¦ pensar¨ªas si desafino?, preguntaba con raz¨®n Ringo Starr en una canci¨®n de los Beatles. Y se contestaba que saldr¨ªa del paso con una peque?a ayuda de sus amigos. Pues eso. Y m¨¢s en plena crisis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.