El bid¨¦ de Sis¨ª
Los retretes, esa extra?a continuaci¨®n del intestino, poseen un atractivo fatal
Iba por la calle sin meterme con nadie, cuando me llam¨® la atenci¨®n una muestra de sanitarios antiguos. Si se hubiera tratado de una exposici¨®n, no s¨¦, de cornucopias antiguas, valga la redundancia, habr¨ªa pasado de largo. Pero los retretes, esa extra?a continuaci¨®n del intestino, poseen un atractivo fatal. Uno de ellos llevaba incorporada una cisterna rudimentaria enormemente ingeniosa. Si tuvi¨¦ramos que comparar el mecanismo de la cisterna con un g¨¦nero narrativo, elegir¨ªamos el cuento, especialmente el cuento que termina donde comienza: el cuento cortazariano, en fin, quiz¨¢ el cuento borgiano, aunque con Borges siempre tiene uno la duda de si es circular, contracircular o de ida y vuelta.
Si ustedes lo piensan, cuando la cisterna comienza a cargar agua es porque se ha quedado vac¨ªa y por lo tanto tiene sed. No advierte que cuanto m¨¢s deprisa bebe antes se le cierra el suministro. Si las cisternas hablaran, dir¨ªan que a ellas lo que les gusta es desbordarse, como cuando a nosotros, al beber con avaricia, se nos escapa el agua fresca por la comisura de los labios. Quiere decirse que las cisternas tienen sus necesidades y su sensibilidad. De hecho, m¨¢s que gotear, lloran. Busquen en Google la expresi¨®n ¡°reparando la cisterna del retrete¡± y les perturbar¨¢ la relaci¨®n entre los seres humanos y ese humilde artefacto dom¨¦stico. La exposici¨®n, pues, parec¨ªa una exposici¨®n de relatos breves hasta que tropec¨¦ con el bid¨¦ de la emperatriz Sis¨ª. ?Dios m¨ªo, el mism¨ªsimo recept¨¢culo de porcelana donde hab¨ªa puesto su culo Romy Schneider! Juro que era de una delicadeza insoportable, cr¨¦anme que se me saltaron las l¨¢grimas. En ese instante, la exposici¨®n de cuentos devino en una exposici¨®n de poes¨ªa. Si viven ustedes en Madrid, no se la pierdan. Sanitarios Roca, Jos¨¦ Abascal esquina a Zurbano. Hasta el 17 de noviembre.
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