Piano y balaf¨®n, un encuentro fecundo
El pianista alem¨¢n Mike Herting y el balafonista senegal¨¦s Djiby Diabat¨¦ proceden de dos mundos diferentes, de dos tradiciones culturales que no tienen nada que ver. Sin embargo, les une la m¨²sica. Juntos, fueron una de las sensaciones del Festival de Jazz de Saint Louis 2012 hasta el punto que decidieron seguir esparciendo su m¨¢gica combinaci¨®n musical. Esta es la historia del encuentro de dos esos dos mundos y de dos instrumentos primos hermanos, el piano y el balaf¨®n, que han sabido entenderse y acoplarse a la perfecci¨®n sobre el escenario.
Actuaci¨®n de Mike Herting y Djiby Diabat¨¦ en el Instituto Franc¨¦s. / Foto: Jos¨¦ Naranjo
Fue en enero de este a?o. Mike Herting, uno de los mejores pianistas alemanes del momento, fundador de la Global Music Orchestra y director de la WDR BigBand que ha tocado, entre otros, con la Orquesta Filarm¨®nica de Londres o los artistas Mory Kant¨¦ y Dhafer Yussef, es, a la vez, un completo enamorado de ?frica. Por aquellos d¨ªas se encontraba en Dakar participando en un proyecto del Instituto Goethe de b¨²squeda de talentos musicales. Y la primera noche sus pasos se encaminaron hacia el Just4U, famoso local de la noche dakaroise situado en la Avenida Cheikh Anta Diop, donde cada velada se ameniza con m¨²sica en directo.
All¨ª actuaba esa noche un grupo formado por j¨®venes africanos llamado Jindo. Y entre sus miembros estaba Djiby Diabat¨¦, de s¨®lo 26 a?os. ¡°Cuando le escuch¨¦ tocar el balaf¨®n me dije, ya est¨¢, ya lo has encontrado¡±, asegura Herting. Tras el espect¨¢culo, se conocieron y quedaron para el d¨ªa siguiente en el barrio de Plateau, en el centro de Dakar, para tomar algo y seguir hablando. Entonces surgi¨® la chispa. Mientras caminaban, se encontraron con un puesto callejero de venta de peque?os instrumentos musicales al cargo de un artesano local. Sin pens¨¢rselo dos veces, Mike cogi¨® el minipiano y Djiby el peque?o balaf¨®n y se pusieron a improvisar. Ya no hab¨ªa ninguna duda, ten¨ªan que tocar juntos.
Entonces, el Instituto Goethe les propuso actuar en el Festival de Jazz de Saint Louis en mayo pasado. Y para all¨¢ se fueron con s¨®lo una semana de ensayos. ¡°Es algo muy especial, sonamos como una orquesta. A veces ni siquiera se puede distinguir entre un instrumento y otro¡±, asegura Herting, para quien ¡°Europa tiene una visi¨®n de superioridad respecto a ?frica, pero esto no es real. En cuestiones musicales es obvio que los africanos pueden aprender cosas de nosotros, como estructuras, escribir la m¨²sica, etc¨¦tera, pero nosotros podemos aprender much¨ªsimo de ellos, pues manejan como nadie el ritmo y tienen toda esa tradici¨®n antiqu¨ªsima detr¨¢s¡±.
Un ejemplo de las palabras de Herting es el propio Djiby. ¡°Se puede decir que nac¨ª sobre un balaf¨®n. Todos los miembros de mi familia lo tocan, hasta mi madre¡±, explica. No en vano, los Diabat¨¦ proceden de una antigua casta de griots, figura clave en la historia y la cultura de ?frica occidental pues eran los encargados de contar las historias en los pueblos y recitar las genealog¨ªas de los reyes. En la actualidad, los griots son artistas y se dedican a numerosas disciplinas, como la literatura, el teatro, la narraci¨®n oral o, por supuesto, la m¨²sica.
¡°Con s¨®lo cinco a?os ya tocaba el balaf¨®n en las bodas y a los 15 ya estaba en distintas orquestas, recorriendo los escenarios. A los 17 empec¨¦ a viajar por toda ?frica. No s¨¦ hacer otra cosa, no me dedico a nada m¨¢s, el balaf¨®n es mi vida, aprend¨ª escuchando a mis parientes, es un don que Dios nos ha dado¡±, explica Djiby Diabat¨¦.
Diabat¨¦ con su balaf¨®n en el escenario del Instituto Franc¨¦s. / Foto: Jos¨¦ Naranjo
El balaf¨®n es un antiguo instrumento musical de ?frica occidental que cuenta con un teclado de tablillas de madera, debajo lleva resonadores elaborados con calabazas y se toca con dos mazos acolchados, hermano del xil¨®fono, el vibr¨¢fono o la marimba, su heredera latinoamericana. ¡°Pero no es cierto que sea s¨®lo madera y calabazas, es mucho m¨¢s. La madera hay que escogerla, normalmente del ¨¢rbol llamado b¨¦n¨¦, cortarla, tallarla, quemarla, ajustarla, volverla a llevar al fuego, volverla a ajustar. Es un proceso muy largo y delicado. Es necesario sacarle todo el agua. Y las calabazas igual, no sirve cualquier calabaza. Luego, es un instrumento que est¨¢ vivo, que necesita madurar para que suene bien¡±, explica Diabat¨¦.
En la Epopeya de Sundiata, narraci¨®n que fue transmitida de generaci¨®n en generaci¨®n y que recoge la historia del primer rey del Imperio de Mal¨ª, Sundiata Keita, este instrumento juega un papel clave. Seg¨²n este relato, los esp¨ªritus entregaron el primer balaf¨®n, que ten¨ªa poderes m¨¢gicos, al rey-brujo Soumaoro Kant¨¦, l¨ªder del pueblo Sosso y enemigo de Sundiata Keita. Sin embargo, el griot del rey de Mal¨ª, Balafasseke Kouyat¨¦, consigue robarlo, dando inicio a la tradici¨®n de este instrumento entre el pueblo mande. Hay quien asegura que este primer balaf¨®n lo guarda a¨²n con todo celo la familia Kouyat¨¦ en la aldea de Niagassola (Guinea).
Pero no hay que ir hasta all¨ª para encontrarse con la magia. La asociaci¨®n entre el piano de Herting y el balaf¨®n de Djiby no ha podido ser m¨¢s fecunda. ¡°Son instrumentos parecidos, pero no hacen el mismo sonido. Luego est¨¢ el hecho de que Mike es un gran pianista y que yo no lo hago mal¡±, Djiby sonr¨ªe, ¡°ha sido como el encuentro de un abuelo (el balaf¨®n) con su nieto (el piano). Me encanta este mestizaje, en la m¨²sica hay que innovar, hay que buscar, hay que investigar. Siempre¡±.
Despu¨¦s de Saint Louis, donde dejaron un excelente sabor de boca, Herting propuso a Djibi tocar juntos en Colonia (Alemania) y hace unos d¨ªas repitieron experiencia en el Instituto Franc¨¦s de Dakar. Para la ocasi¨®n, llamaron a algunos amigos, como la cantante senegalesa Mariama y el rapero Matador. Pero las estrellas de la noche fueron, sin duda, los acordes que sal¨ªan de dos instrumentos capaces de enredarse entre s¨ª en las manos de dos virtuosos que cosieron melod¨ªas que se elevaron al cielo oscuro de Dakar sin que se notaran las junturas.
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