?Es la hora de Colombia?
Hay temas cruciales que no se negociar¨¢n con las FARC en la mesa de negociaci¨®n de La Habana
Que el Gobierno colombiano y la guerrilla marxista FARC hayan llegado, tras m¨¢s de medio a?o de conversaciones secretas, a una agenda sobre la que negociar la paz a partir del mes pr¨®ximo en La Habana alienta la posibilidad de que esta sea la ocasi¨®n definitiva para liquidar un conflicto de medio siglo, con centenares de miles de muertos y millones de desplazados. De los proleg¨®menos escenificados en Oslo parece desprenderse que las dos partes, pese a patentes divergencias, han aprendido de sus errores pasados (las ¨²ltimas negociaciones se remontan a una d¨¦cada). La inevitable soflama propagand¨ªstica del jefe negociador guerrillero, llamando a ¡°desenmascarar al asesino metaf¨ªsico que es el libre mercado¡±, no oculta que tambi¨¦n Bogot¨¢ asume la necesidad de cambios sociales profundos para combatir la brutal desigualdad del pa¨ªs sudamericano.
El presidente Juan Manuel Santos ha descartado un alto el fuego durante el proceso negociador. Una lucha armada de generaciones no se liquida en dos d¨ªas. El di¨¢logo en embri¨®n requerir¨¢ enorme discreci¨®n y cesiones por ambas partes. Pero hay elementos que apoyan la esperanza; el principal, la debilidad de una insurgencia diezmada por el Ej¨¦rcito y las deserciones, que ha pasado con los a?os de pretender un r¨¦gimen marxista para Colombia a encenagarse en el imperio delictivo de la coca¨ªna. La concreci¨®n en cinco puntos de la negociaci¨®n (reforma agraria, desarme, asimilaci¨®n civil de los guerrilleros, trafico de drogas y compensaci¨®n a las v¨ªctimas) le confiere un foco indispensable.
La experiencia, sin embargo, no permite excesos de optimismo. Hay temas cruciales que no se decidir¨¢n en la mesa de La Habana. El m¨¢s importante, si los colombianos est¨¢n dispuestos a que los terroristas de las FARC ¡ªasesinatos indiscriminados, secuestros, atentados¡ª se reintegren sin m¨¢s a la vida social y pol¨ªtica. Los sondeos muestran que casi el 80% no aprueba una eventual amnist¨ªa.
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