Una pregunta clara, expl¨ªcita y aceptable
La f¨®rmula que Artur Mas ha propuesto para el refer¨¦ndum sobre el futuro de Catalu?a dista mucho de ser la ideal. Deber¨ªa ser m¨¢s simple, sin trampas, por ejemplo: "?Quiere que Catalu?a sea un Estado independiente?
De vez en cuando, los pol¨ªticos preguntan algo directamente a la gente. No: no me refiero a unas elecciones legislativas, en las que a la pregunta impl¨ªcita (?a qu¨¦ partido vota?, o mejor: ?qu¨¦ programa de gobierno quiere apoyar?) se contesta con la papeleta de un partido. Estoy hablando de un refer¨¦ndum, que tiene la forma de una cuesti¨®n a la que normalmente hay que contestar s¨ª o no. A diferencia, pues, de las elecciones, lo que se consulta en un refer¨¦ndum tiene un contenido expl¨ªcito, que se expresa por medios ling¨¹¨ªsticos, y que por tanto est¨¢ sujeto a todas las ambig¨¹edades y trampas de una lengua natural.
El que celebr¨® el Gobierno de Franco el 14 de diciembre de 1966 se formul¨® as¨ª: ¡°?Ratifica con su voto el proyecto de Ley Org¨¢nica del Estado aprobado en 22 de noviembre de 1966?¡±. En el recuadro inmediato, el votante deb¨ªa escribir ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡±. Pero un enunciado breve puede ocultar un contenido extenso: la Ley Org¨¢nica ocupaba unos 15 folios, y modificaba aspectos importantes de la jefatura del Estado o de la Monarqu¨ªa. Lo que se ped¨ªa era una decisi¨®n in toto: no se pod¨ªa estar de acuerdo, por ejemplo, con la forma de ¡°tutela de las personas reales menores de edad¡±, y en desacuerdo con las ¡°misiones de las Fuerzas Armadas¡±. Pero, claro: era el refer¨¦ndum de una dictadura, que como tal fue aprobado por el 95,86% de los votantes, y no se pod¨ªan pedir peras al olmo...
Pero en una democracia uno deber¨ªa exigir una pregunta simple, que no demande una decisi¨®n sobre varias cosas al tiempo, ya que la respuesta posible es ¨²nica. La formulaci¨®n para el posible refer¨¦ndum sobre el futuro de Catalu?a que ha propuesto el president Artur Mas ¡ª¡°?Usted desea que Catalu?a sea un nuevo Estado de la UE?¡±¡ª dista mucho de ser ideal: contiene dos preguntas encerradas en una, hay un condicional omitido, un verbo dudoso y un calificativo superfluo. Adem¨¢s, elude un t¨¦rmino problem¨¢tico y tiene un salto l¨®gico.
La primera pregunta que contiene es ¡°?Usted desea que Catalu?a sea un Estado?¡±; la segunda: ¡°?Usted desea que Catalu?a pertenezca a la UE?¡±, pero esta solo tiene sentido si la respuesta a la primera ha sido ¡°s¨ª¡±. En cuanto a ¡°nuevo¡±, sobra, dado que Catalu?a no es un Estado de la UE, y si llegara a serlo solo podr¨ªa ser ¡°nuevo¡±, pero ?ah!: este adjetivo tiene notables resonancias positivas en marketing. En cualquier caso, dada esta formulaci¨®n, un hipot¨¦tico, y muy respetable, independentista no europe¨ªsta se ver¨ªa ante un problema: no tendr¨ªa forma de contestar s¨ª a la primera parte y no a la segunda. Por otro lado, un refer¨¦ndum es un acto de decisi¨®n pol¨ªtica, no una expresi¨®n de ideales: ?por qu¨¦ preguntar ¡°desea¡± en vez de ¡°quiere¡±? (y por cierto: sobra ¡°usted¡±: en el contexto de una consulta, el sujeto de la oraci¨®n solo puede ser el votante).
Estas consultas populares no suelen ser expresi¨®n de salud democr¨¢tica pues inhiben el debate
?Por qu¨¦ no se ha propuesto simplemente esta pregunta?: ¡°?Quiere que Catalu?a sea un Estado soberano?¡±, o incluso, ¡°?...un Estado independiente?¡± Se podr¨ªa aducir que el concepto ¡°Estado¡± incluye necesariamente la independencia, pero en seguida se ha visto que no (existen Estados libres asociados), de modo que el calificativo se ha omitido por problem¨¢tico, del mismo modo que la UE se menciona por tranquilizadora. De hecho, la pregunta propuesta escamotea cuestiones preliminares, ya que lo l¨®gico ser¨ªa plantear la forma del Estado propuesto (?monarqu¨ªa?, ?rep¨²blica?), aun antes de saber si se quiere o no estar en la UE.
Aunque hay que reconocer que las preguntas de los referendos sobre soberan¨ªa no suelen ser un prodigio de claridad. El de Quebec de 1995 rezaba: ¡°?Acepta que Quebec se convierta en soberano, tras haber ofrecido formalmente a Canad¨¢ un nuevo acuerdo econ¨®mico y pol¨ªtico, en el marco del proyecto de ley sobre el futuro de Quebec y del acuerdo firmado el 12 de junio de 1995?¡±. Pero aun si nos planteamos una pregunta simple, su misma formulaci¨®n puede acarrear diferencias notables. Entre las muchas vueltas que se han dado como propuesta para el recientemente planteado refer¨¦ndum escoc¨¦s estaban las siguientes: ¡°?Est¨¢ de acuerdo con que Escocia deber¨ªa ser un pa¨ªs independiente?¡± (respuesta: ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡±) y la misma con una variante innecesaria en el comienzo: ¡°?Est¨¢ de acuerdo o en desacuerdo con que...?¡± (respuesta: ¡°de acuerdo¡± o ¡°en desacuerdo¡±). Y otra m¨¢s rezaba: ¡°?Escocia deber¨ªa a) convertirse en un pa¨ªs independiente o b) deber¨ªa seguir siendo parte de Reino Unido?¡±. Aparentemente iguales, estas variantes son distintas, no solo desde el punto de vista de la l¨®gica impl¨ªcita en las propuestas, sino tambi¨¦n por lo que muestran u ocultan al votante.
Pero, por fin, Cameron (Reino Unido) y Salmond (Escocia) han llegado a un acuerdo sobre ello. El primero ha afirmado: ¡°El pueblo escoc¨¦s ha votado a un partido que quer¨ªa tener un refer¨¦ndum sobre la independencia. Me he asegurado, como muestra de respeto, de que podamos tener ese refer¨¦ndum de un modo que sea decisivo, que sea legal, que sea justo, pero crucialmente sea una ¨²nica pregunta: si Escocia quiere seguir en Reino Unido o quiere marcharse¡±. As¨ª, el partido de Salmond tendr¨¢ el refer¨¦ndum, pero Cameron ha conseguido que consista en una sola pregunta y no dos como pretend¨ªa la otra parte. El acuerdo ha fijado que la consulta ¡°deber¨ªa cumplir los est¨¢ndares m¨¢s elevados de justicia, transparencia y propiedad¡±. Un miembro de su Gabinete ha comentado respecto a la negociaci¨®n: ¡°Lo ¨²nico que importaba era la pregunta. Todo el resto era marginal¡±, seg¨²n The Guardian.
En el uso de la lengua act¨²an numerosos condicionantes psicol¨®gicos y sociales
S¨ª: la pregunta es clave, pero en el uso de la lengua act¨²an numerosos condicionantes psicol¨®gicos y sociales, que pueden hacer variar la aceptabilidad de un mismo contenido sem¨¢ntico. Hay indicios de que las preguntas encabezadas por la f¨®rmula ¡°?Est¨¢ usted de acuerdo o en desacuerdo...?¡± suelen obtener m¨¢s respuestas hacia el acuerdo que las que no comienzan as¨ª. En general las personas prefieren enunciados positivos antes que negativos: suelen quedar m¨¢s satisfechas contestando s¨ª, que no. Por eso los dependientes bien entrenados no le preguntan al cliente que entra en la tienda: ¡°?Quiere que le ayude?¡± (lo que podr¨ªa obtener por respuesta un seco ¡°No, gracias¡±), sino que le dicen: ¡°Si necesita algo, por favor, preg¨²nteme¡±, a lo que el cliente educado solo puede contestar: ¡°S¨ª¡±.
Volviendo al refer¨¦ndum catal¨¢n, ?son iguales estas dos posibles f¨®rmulas?: ¡°?Quiere que Catalu?a siga siendo parte del Estado espa?ol?¡± y ¡°?Quiere que Catalu?a sea un Estado independiente?¡±. Yo dir¨ªa que la primera inclina la balanza hacia la permanencia, y la segunda hacia el independentismo. Por otra parte, podr¨ªamos pensar que una pregunta que exige una respuesta ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡± es m¨¢s simple que una elecci¨®n cerrada entre dos alternativas. Pero tambi¨¦n ser¨ªa aceptable esta f¨®rmula: ¡°?Quiere a) que Catalu?a siga siendo parte del Estado espa?ol, o b) que Catalu?a sea un Estado independiente?¡±, a la que hubiera que responder marcando la casilla a) o b). Tiene la ventaja de exponer claramente tanto la situaci¨®n actual como un posible destino futuro. ?Podr¨ªa tambi¨¦n invertirse el orden de las opciones?, sin duda, pero tal y como se ha formulado siguen un orden natural: primero el statu quo actual, luego la posibilidad futura. Dadas todas estas posibilidades y las sutilezas de interpretaci¨®n ligadas a ellas, es l¨ªcito preguntarse: ?es posible llegar a una formulaci¨®n realmente neutra? Lo m¨¢ximo que podemos decir es que al menos deber¨ªa intentarse...
La vida pol¨ªtica en nuestras democracias occidentales se desenvuelve en un gran esquematismo. El ciudadano emite un voto como apoyo a un partido que ha formulado un pu?ado de promesas, que probablemente se incumplan, y ?hasta dentro de cuatro a?os! O se le plantea una sola pregunta para resolver cuestiones de gran trascendencia, que resumen siglos de historia. Los referendos no suelen ser expresi¨®n de salud democr¨¢tica pues inhiben el debate. Si se adopta esta forma de consulta no hay que escamotear la discusi¨®n sobre la pregunta, ya que esta se convierte en la sustancia misma del debate. Una pregunta clara, simple, expl¨ªcita y aceptable para todas las partes implicadas es la primera responsabilidad de los que convoquen un refer¨¦ndum.
?Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n es ling¨¹ista.
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