?Se puede reformar la pol¨ªtica? ?C¨®mo?
No hay soluciones m¨¢gicas, pero se puede mejorar y sanear. Desliar este enredo requerir¨¢ altura de miras, liderazgo, ideas claras y capacidad de convicci¨®n, de lo contrario acabar¨¢ dando un serio disgusto al pa¨ªs
Las elecciones gallegas y vascas han dejado media docena de dirigentes pol¨ªticos amarrados a sus puestos tras sus catastr¨®ficos resultados, alguno m¨¢s se sumar¨¢ a estos n¨¢ufragos tras las catalanas. No es lo malo que traten de sobrevivir, sino que sepan que lo pueden hacer porque los ¨®rganos internos de sus partidos son impotentes para exigirles la responsabilidad (su cargo, por incompetencia) por llevar a su partido a tal resultado. La pol¨ªtica espa?ola est¨¢ enmohecida, momificada, que sigan flotando estos n¨¢ufragos lo prueba. El origen de esta met¨¢stasis no es solo la Ley Electoral como se suele apuntar, sino la falta de regulaci¨®n de los partidos y del entramado en que se ramifica la pol¨ªtica.
El malestar atraviesa ideolog¨ªas y abarca todas las vertientes de la pol¨ªtica. Ollero, exdiputado del PP y magistrado del Constitucional, se?ala que ¡°quien ocupa un cargo pol¨ªtico se siente en un Olimpo rebosante de prebendas y sinecuras¡± (Abc, 27-6-12). Nuez, abogada del Estado, afirma que los nombramientos en la Administraci¨®n se hacen por lealtad ¡°a riesgo de dejar en rid¨ªculo a los espa?oles y a las instituciones¡± (El Mundo, 7-8-12). En EL PA?S, Lapuente apunta la imbricaci¨®n de funcionarios y pol¨ªticos como clave de la ¡°enfermedad institucional¡± de Espa?a (15-8-12), Casajuana muestra el contrapunto de la reforma militar que oblig¨® a los militares a abandonar sus carreras para entrar en pol¨ªtica (3-9-12), Rubio Llorente escribe ¡°es urgente acabar con (el) regateo en el nombramiento de magistrados¡± del Constitucional (10-8-12), ser¨ªa f¨¢cil ampliar las citas. El goteo de casos de corrupci¨®n es vergonzoso. No seamos ingenuos, estos problemas aquejan a los pa¨ªses democr¨¢ticos, en 1992, Katz y Mair teorizaron el cartel party, es decir, la evoluci¨®n de los partidos hacia formas de funcionamiento que les llevan a gestionar los recursos p¨²blicos para mantener sus organizaciones y puestos de trabajo. Pero, conviene afinar: los pol¨ªticos son vistos como una casta solo atenta a sus intereses, pero tambi¨¦n hay muchos que se sienten atrapados por los mecanismos que aqu¨ª se han forjado, y que desear¨ªan cambiarlos.
Los congresos de partidos no son traumas ni pueden retrasarse a conveniencia de la direcci¨®n
Y desde la pol¨ªtica, ?qu¨¦? Fabra reducir¨¢ 20 esca?os auton¨®micos en Valencia, Aguirre propuso reducirlos a la mitad, en Madrid hay 129, por tanto, es razonable; Feij¨®o lo clare¨® en Galicia, y en Castilla-La Mancha, despu¨¦s de pasar de 49 a 53, Cospedal propone dejar 25 y que cobren dietas; pero, como secretaria general del PP, trata de evitar un congreso en Madrid para que los afiliados elijan nuevo presidente regional. El PSOE retorna a la idea de elegir su candidato a presidente del Gobierno en primarias, pero el aparato seguir¨¢ cooptando a todos los dem¨¢s candidatos a todo. El PSOE ya hizo este experimento, con Borrell y Almunia, y acab¨® como el rosario de la aurora porque en una organizaci¨®n como el PSOE elegir al candidato mediante primarias, si hay dos, fractura la organizaci¨®n en mitades, ya que los cuadros saben que quien gane nombrar¨¢ en cascada a todos los dem¨¢s candidatos. Tras las gallegas y vascas, la vicesecretaria general del PSOE record¨® que su ejecutiva fue elegida para cuatro a?os. O sea, desde la pol¨ªtica ni siquiera parece haber un diagn¨®stico del problema, solo alguna agitaci¨®n. Al margen de la pol¨ªtica hay propuestas que semejan varitas m¨¢gicas, como las listas abiertas, pero con esas soluciones los partidos presentar¨ªan los mismos candidatos y los dem¨¢s problemas seguir¨ªan.
La pol¨ªtica hay que regularla y no se hace de un plumazo. Estados Unidos y Alemania han avanzado con leyes sobre el funcionamiento de los partidos. Bajo ellas late una directriz: los partidos no son asociaciones privadas con legitimidad para autorregularse; son entidades especiales a las que se da el monopolio de la representaci¨®n pol¨ªtica, financiadas con dinero p¨²blico y cuyo personal percibe retribuciones p¨²blicas, por tanto, deben regularse por leyes para proteger las instituciones, y sus cajas.
Tomemos Alemania como modelo, adaptemos sus leyes de partidos y electoral, ser¨ªa f¨¢cil. La pol¨ªtica alemana no es perfecta, v¨¦ase el Libro Negro del Contribuyente, pero es raro ver a un pol¨ªtico alem¨¢n por los juzgados y dimiten cuando deben. La ley de partidos alemana fija los congresos cada dos a?os, el voto secreto de los afiliados a personas, no a listas, para elegir delegados a congresos o cargos internos, y la auditor¨ªa externa de cuentas. ?Para qu¨¦ regular la actividad interna de los partidos? Para prevenir la cooptaci¨®n a la que tienden naturalmente, para proteger a los pol¨ªticos con discursos diferentes a los de la direcci¨®n permiti¨¦ndoles sobrevivir en un contexto de voto a las personas, o sea, para permitir la supervivencia de alternativas internas; y, sobre todo, para obligar a las direcciones a rendir cuentas en plazos razonables (cada dos a?os en Congresos y cada tres o seis meses ante los parlamentos internos). Los congresos no son traumas como se pretende en Espa?a, ni pueden retrasarse a conveniencia de la direcci¨®n. Los ¨®rganos internos deben ser operativos para controlar la gesti¨®n de sus ejecutivas, no se trata de crear mecanismos para derribar ejecutivas, sino de que haya instrumentos que funcionen cuando sea preciso. Discrepar de la direcci¨®n no puede significar despedirse de la carrera pol¨ªtica o someterse al silencio, por eso, los cuadros de los partidos deben sentirse protegidos por la seguridad de que su posici¨®n se asienta en el voto de los afiliados, no en la benevolencia de la direcci¨®n. Solo as¨ª pueden decir lo que piensan.
En Alemania la elecci¨®n de los candidatos dentro de los partidos se incluye en la Ley Electoral. Los afiliados eligen los candidatos a todos los cargos representativos mediante elecciones primarias (internas). Se celebran a fecha fija, si la ejecutiva regional del partido no acepta al candidato ganador se convoca una semana despu¨¦s otra votaci¨®n, siendo elegido el que gane. Es un sistema menos brillante que las primarias norteamericanas (impensables aqu¨ª), pero dota a los elegidos de bases aut¨®nomas de poder. Aqu¨ª las direcciones eligen a los candidatos en un forcejeo que mezcla la cooptaci¨®n bajo presi¨®n y el reservado el derecho de admisi¨®n. Esta fase del proceso electoral deber¨ªa incorporarse a la Ley Electoral espa?ola.
Es precisa una ley de la Funci¨®n Pol¨ªtica que regule sus retribuciones e indemnizaciones
Lo fundamental de estas leyes es que, sin ser perfectas, obligan a que los pol¨ªticos compitan a base de conectar intereses, generar un discurso, convencer a la gente, gestionar limpiamente porque los compa?eros / rivales vigilan. O sea, incentivan las capacidades para conseguir apoyos sociales, no para caer bien a quienes hacen la lista. La competencia interna har¨ªa m¨¢s dif¨ªcil la vida de los corruptos que, en los partidos espa?oles, est¨¢n entre los m¨¢s leales (aunque los m¨¢s leales no son los corruptos necesariamente, cuidado) por eso entran en las listas, y atraer¨ªa a m¨¢s personas interesadas por lo colectivo y con ideas innovadoras.
?Es suficiente esto para regenerar la pol¨ªtica? No. Al menos son precisas: I. Una ley de la funci¨®n pol¨ªtica que regule sus retribuciones e indemnizaciones al cese o seguro de desempleo, incompatibilidades, Seguridad Social y pensiones, prohibici¨®n de dietas por asistir a reuniones de sat¨¦lites de las Administraciones, estatuto de los asesores, etc¨¦tera. II. Una ley de funcionarios que los separe de la pol¨ªtica, defina una trayectoria profesional funcionarial sin interferencia de los pol¨ªticos y elimine los puestos de libre designaci¨®n, congele las carreras de los que pasen a la pol¨ªtica, extienda la prohibici¨®n de los militares a los del Poder Judicial y establezca un sistema retributivo homog¨¦neo en todas las Administraciones. III. Separar la pol¨ªtica del Poder Judicial, de los ¨®rganos reguladores, de los tribunales Constitucional y de Cuentas, etc¨¦tera, mediante sistemas de elecci¨®n individuales que impidan negociar por lotes de magistrados. IV. Reducir el n¨²mero de cargos pol¨ªticos.
No hay soluciones m¨¢gicas para la met¨¢stasis de la pol¨ªtica espa?ola, pero se puede mejorar y sanear. Salvo para los militares, la Transici¨®n superpuso los partidos a la discrecionalidad de los pol¨ªticos sobre las Administraciones heredada del franquismo, c¨®moda para los dirigentes pol¨ªticos. La legalizaci¨®n de los partidos no era suficiente, hubiera sido preciso que los pol¨ªticos hubieran puesto l¨ªmites a su discrecionalidad. Desliar este enredo requerir¨¢ altura de miras, liderazgo, ideas claras y capacidad de convicci¨®n, de lo contrario la pol¨ªtica acabar¨¢ dando un serio disgusto al pa¨ªs. Ya estamos en v¨ªas de ello.
Jos¨¦ Antonio G¨®mez Y¨¢?ez es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Carlos III.
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