Un cierre incomprensible

Me quedo estupefacto al saber que, pr¨¢cticamente sin aviso previo, cierran el Instituto de Cardiolog¨ªa, del que soy (?era!) afortunado paciente. Nunca podr¨¢ quedar tan en evidencia la falta de sentido com¨²n como en este caso. Cerrar un centro que ha conseguido, despu¨¦s de muchos a?os y con mucho esfuerzo y dedicaci¨®n de su personal, convertirse en una referencia en cardiolog¨ªa que atiende a muchos pacientes a los que aporta m¨¢s que la vida: ?la calidad de vida! ?D¨®nde iremos, los pacientes, para encontrar la misma atenci¨®n, la misma relaci¨®n de confianza ¡ªtan importante como la medicaci¨®n para nuestra salud¡ª, la misma competencia y trato cari?oso de sus enfermeras y enfermeros y de todo el personal, aunque muchos est¨¦n en situaci¨®n precaria?

Me entero de que este magn¨ªfico y eficaz servicio cuesta 8,7 millones de euros al a?o. Yo invito encarecidamente a los responsables a que pasen revista a todo lo que, con nuestro dinero, se est¨¢ costeando y que sale por m¨¢s de 8,7 millones. A ver si la verg¨¹enza les hace recapacitar y deciden cortar por otro lado menos fundamental para todos. Que no crean que, si siguen adelante, nos limitaremos a quejas por escrito. ?Mantengan el Instituto de Cardiolog¨ªa!¡ª Juan Antonio Fern¨¢ndez Cord¨®n.