Beneficios desplomados
El panorama solo puede cambiar si Europa decide cambiar la orientaci¨®n de sus devastadoras pol¨ªticas de austeridad a ultranza y excesivamente concentrada en el tiempo
La ca¨ªda de los beneficios empresariales de las empresas cotizadas es la m¨¢s pronunciada de la historia. Los correspondientes a las compa?¨ªas que componen el ¨ªndice Ibex 35 de la Bolsa de Madrid se han contra¨ªdo un 62,4% en los nueve primeros meses del a?o, con respecto al mismo periodo de 2011. Con los datos disponibles, no cabe anticipar que esa situaci¨®n vaya a cambiar en un corto plazo. Sus consecuencias para el conjunto de la econom¨ªa son muchas y graves. En primer lugar, para los accionistas. Ese comportamiento adverso en la generaci¨®n de excedentes, que es el elemento fundamental en la formaci¨®n de las cotizaciones burs¨¢tiles, se ha traducido en una peor evoluci¨®n del mercado espa?ol respecto a las econom¨ªas europeas. El Ibex es el ¨²nico que sigue perdiendo en torno a un 10% de su valor en lo que va de a?o. Y no es tanto por la generaci¨®n de beneficios pasados como por las pobres expectativas que buena parte de las empresas cotizadas mantienen.
Con ese horizonte de debilidad de los beneficios sufren tambi¨¦n las decisiones de inversi¨®n. Y sin aumento de la inversi¨®n no hay crecimiento econ¨®mico futuro. La mayor¨ªa de las empresas parecen m¨¢s empe?adas en reducir costes que en fortalecer las posibilidades de crecimiento a medio y largo plazo como se manifestar¨ªa en el aumento de la inversi¨®n. En ello tambi¨¦n est¨¢ influyendo de forma muy significativa el elevado endeudamiento financiero de buena parte de esas empresas cotizadas. A pesar de los tipos de inter¨¦s hist¨®ricamente reducidos, el acceso a la financiaci¨®n, las posibilidades de renovaci¨®n, se encuentran todav¨ªa bastante limitadas.
Las consecuencias son tambi¨¦n negativas para Hacienda que deja de recaudar ingresos provenientes del correspondiente impuesto sobre el beneficio de las sociedades. Es verdad que la tasa efectiva de las mayores sociedades an¨®nimas en nuestro pa¨ªs es inusualmente reducida, cuando no nula. Esta es una de las inconsistencias del sistema de tributaci¨®n tras la amplia panoplia de beneficios fiscales y exenciones que se concedieron a las grandes empresas en periodo de prosperidad. Las que ganan, lo hacen por cantidades significativas, pero pagan pocos impuestos. Y esto es m¨¢s grave en una situaci¨®n como la actual, de ajustes presupuestarios indiscriminados y sacrificios en el bienestar de las familias con rentas m¨¢s bajas.
La mayor¨ªa de esos factores afectan igualmente a empresas no cotizadas. La capacidad defensiva de las medianas y peque?as empresas es inferior, debido a su mayor dependencia de la demanda nacional y a la menor capacidad de negociaci¨®n con las entidades bancarias. El panorama solo puede cambiar si Europa decide cambiar la orientaci¨®n de sus devastadoras pol¨ªticas de austeridad a ultranza y excesivamente concentrada en el tiempo.
Sin demanda interna y con la externa debilitada es dif¨ªcil generar excedentes. Los ajustes en costes salariales tienen un l¨ªmite. La continuada depresi¨®n de la demanda interna durante estos ¨²ltimos a?os encuentra ahora un reforzamiento en la aton¨ªa de la correspondiente a las econom¨ªas que son nuestros principales socios comerciales. ?nicamente aquellas empresas con un amplio grado de diversificaci¨®n internacional, fundamentalmente en Asia y Am¨¦rica Latina, podr¨¢n mantener crecimientos significativos de los beneficios.
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