Excesos policiales
El consejero de Interior de la Generalitat muestra un preocupante concepto de la autoridad
Si hay un cargo pol¨ªtico que debe ejercerse con prudencia y mesura es el de responsable del orden p¨²blico y la seguridad ciudadana. El consejero de Interior del Gobierno catal¨¢n, Felip Puig, ha protagonizado ya en demasiadas ocasiones actuaciones pol¨¦micas, la ¨²ltima relacionada con la huelga general del pasado mi¨¦rcoles. La pol¨¦mica ha sido esta vez doble. En primer lugar, por la actuaci¨®n de los Mossos d¡¯Esquadra, a causa de la cual result¨® herido en Tarragona un chico de 13 a?os, que necesit¨® cinco puntos de sutura, y una mujer en Barcelona, que muy probablemente perder¨¢ la visi¨®n de un ojo.
El consejero intent¨® presentar el suceso como un hecho fortuito, pero todos han podido ver unas im¨¢genes en las que unos agentes sobreexcitados act¨²an con una furia y una dureza injustificadas. Cuando ya estaba herido, el chico recibi¨® m¨¢s golpes y una menor que pasaba por all¨ª fue tambi¨¦n golpeada por afearles su agresividad. A la vista de las im¨¢genes, hasta el presidente Mas ha reconocido el error policial. El problema radica en que no es, ni mucho menos, la primera vez que eso ocurre.
A esta pol¨¦mica actuaci¨®n se ha sumado, en segundo lugar, un ins¨®lito intercambio de acusaciones y descalificaciones entre Puig y la delegada del Gobierno en Catalu?a, Mar¨ªa de los Llanos de Luna, por la falta de protecci¨®n del edificio de la Jefatura de Polic¨ªa en la Via Laietana, en Barcelona, a causa de la cual, grupos de incontrolados quemaron tres veh¨ªculos policiales al t¨¦rmino de la manifestaci¨®n. La delegada del Gobierno calific¨® a Puig de irresponsable por dejar desprotegida la sede policial, y este acus¨® a la delegada de desleal y oportunista, tras afirmar que fue ella quien rechaz¨® la protecci¨®n, lo que De los Llanos niega.
El cruce de acusaciones no ha permitido dilucidar la responsabilidad de cada uno en el incidente, pero ha hecho aflorar un enfrentamiento inaudito entre quienes, desde Administraciones distintas, ostentan cargos gubernativos obligados a cooperar. Se han instrumentalizado delicadas funciones con fines electorales partidistas, alimentando la desconfianza en quienes tienen en sus manos algo tan importante como el ejercicio de la fuerza p¨²blica. En los a?os que lleva en el cargo, Puig ha mostrado una preocupante concepci¨®n de la autoridad policial, con una marcada tendencia a la prepotencia que recuerda demasiado aquella vieja concepci¨®n del orden p¨²blico de ¡°la calle es m¨ªa¡±.
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