El purgatorio griego
La zona euro no resolver¨¢ la crisis de Atenas mientras no acepte una quita de su deuda
El fracaso de los ministros de Finanzas de la eurozona para resolver con cierta rapidez la angustiosa situaci¨®n de Grecia no deber¨ªa ser piedra de esc¨¢ndalo. No es la primera vez que las instituciones europeas demuestran su impotencia al tramitar una crisis de liquidez en un pa¨ªs intervenido. El ruido de fondo es el mismo que en las anteriores: las elecciones alemanas de 2013 condicionan cualquier soluci¨®n pactada, la canciller Merkel hace propuestas a largo plazo que no solucionan las angustias del corto (defiende ahora una ampliaci¨®n del Fondo de Estabilidad, con aumento de las garant¨ªas de los pa¨ªses a dicho Fondo para que Atenas recompre su deuda) y los ministros de Finanzas no pueden superar las discrepancias del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es el mismo s¨ªndrome de bloqueo que ha impedido una pol¨ªtica europea com¨²n contra la crisis financiera desde 2008.
La casu¨ªstica var¨ªa, desde luego. En esta ocasi¨®n, el atasco proviene de una diferencia irreconciliable entre los ministros europeos y el FMI sobre el plazo en el que Grecia debe reducir su deuda desde el 180% del PIB actual hasta el 120%. El Fondo cierra el plazo en 2020 y Bruselas parece dispuesta a ampliarlo. Tal es el desacuerdo hasta ahora, irreductible. Porque a falta de detalles, hay acuerdo sobre las condiciones de estabilidad. La limitaci¨®n del d¨¦ficit hasta el 3% se exigir¨¢ en 2016, en lugar de en 2014, aunque el aplazamiento implique rascar otros 32.000 millones para Atenas.
No hay forma de cuadrar el c¨ªrculo de la reducci¨®n de la deuda al 120% del PIB en 2020 sin una quita negociada. El bloqueo de los cr¨¦ditos a Grecia, los continuos aplazamientos de una negociaci¨®n atascada y las diferencias entre Europa y el FMI nacen de la aversi¨®n europea a una quita escalonada y proporcional de la deuda griega. Tienen que participar en ella, es decir, pagar el coste correspondiente, las instituciones privadas y las p¨²blicas. Mientras los Gobiernos europeos no acepten esta sencilla verdad, Grecia seguir¨¢ en el purgatorio de los interminables eurogrupos que nada deciden (el pr¨®ximo, el d¨ªa 26) y la amenaza continua de asfixia financiera y acuerdos pol¨ªticos in extremis que estabilizan la Hacienda griega hasta la pr¨®xima convulsi¨®n. Pero Bruselas no ha aprendido la lecci¨®n principal: mientras no se despeje la crisis griega de forma definitiva hay riesgo de inestabilidad en el euro y seguir¨¢n abiertos los frentes de Portugal e Irlanda, como pa¨ªses intervenidos, e Italia y Espa?a.
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