Voz de alarma
Casi 37 millones de espa?oles (el 83,5% de la audiencia) permaneci¨® al menos un minuto delante de la pantalla (suponemos que encendida)
Parece que el domingo pasado nos dimos un atrac¨®n de tele. Casi 37 millones de espa?oles (el 83,5% de la audiencia) permaneci¨® al menos un minuto delante de la pantalla (suponemos que encendida). Habr¨ªa bastado con que el 16,5% restante estuviera durmiendo, fum¨¢ndose un porro, leyendo la novela Cincuenta sombras de Grayo poniendo en pr¨¢ctica sus escenas m¨¢s calientes, para que durante ese minuto en el que nadie vigilaba hubi¨¦ramos sido invadidos por una potencia alien¨ªgena. Se dice pronto: todos los habitantes de un pa¨ªs narcotiz¨¢ndose a la vez, y con la misma variedad de estupefaciente. Familias al completo atrapadas en la pasividad que producen las drogas hipn¨®ticas, todas de espaldas a la vida, mientras las naves espaciales tomaban nuestras calles y de ellas descend¨ªan miles de marcianos, como los griegos del caballo de Troya, para introducirse en nuestros cuerpos.
De hecho, el lunes se notaba en la atm¨®sfera algo extra?o, distinto. Si encend¨ªas la radio, escuchabas los programas de siempre, s¨ª, pero con una ligera distorsi¨®n, como si los locutores y los tertulianos fueran imitaciones a¨²n no perfeccionadas de los de la semana anterior. Y hab¨ªa en las noticias de los peri¨®dicos un sonido raro, como cuando una moneda falsa cae y rebota contra el suelo. Recuerdo haber visto en la tele a Cospedal, vestida con una chaqueta de primera comuni¨®n, y haberme dicho que era una Cospedal m¨¢s extraterrestre, si cabe, que la de todos los d¨ªas. La misma Ana Botella, que dio una rueda de prensa, parec¨ªa robotizada, como si la estuvieran manejando a distancia. Vivo desde entonces con esa sensaci¨®n de irrealidad que proporciona entrar en un decorado perfecto, pero al que se le ven las costuras si se te ocurre levantarle las faldas. Si hay alguien m¨¢s con esta sensaci¨®n de caballo de Troya, deber¨ªa dar la voz de alarma.
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