Rescates ben¨¦ficos
AIG pose¨ªa la mitad de los seguros de impago de la banca mundial. Hubiera sido una quiebra sist¨¦mica
El viernes 12 de septiembre de 2008 comenz¨® una serie de reuniones fren¨¦ticas en la sede de la Reserva Federal (Fed) en Nueva York, con la presencia de su presidente; del secretario del Tesoro de EE UU, Henry Paulson; y de los principales banqueros de la naci¨®n, que duraron hasta las doce de la medianoche del domingo, poco antes de abrir los mercados asi¨¢ticos. Cuarenta y ocho horas sin piedad.
Se tomaron tres decisiones concatenadas: la quiebra de Lehman Brothers, al fracasar su compra por parte de alguno de los competidores (Bank of America o el brit¨¢nico Barclays) ya que desde el principio Paulson anunci¨® que no habr¨ªa dinero p¨²blico para salvar a Lehman; el acercamiento entre el Bank of America y Merrill Lynch, que poco despu¨¦s dar¨ªa lugar a su matrimonio; y la actuaci¨®n conjunta del Tesoro y la Fed para enchufar la manguera de las ayudas a American International Group (AIG), la principal aseguradora del planeta, que en aquellos d¨ªas ten¨ªa enormes problemas de liquidez y cuyos seguros de impago de los cr¨¦ditos cubr¨ªan a la mitad del sistema financiero internacional. El monto de ese rescate, el mayor de la historia, ascendi¨® a m¨¢s de 182.000 millones de d¨®lares de los contribuyentes. AIG fue nacionalizada en m¨¢s del 90% de su capital, qued¨¢ndose la Fed con sus activos t¨®xicos para limpiar el balance.
La noticia es que tres a?os y medio despu¨¦s de aquel fin de semana en el que parec¨ªa posible cualquier cosa, AIG ha anunciado la devoluci¨®n del ¨²ltimo tramo del dinero p¨²blico prestado, con unos beneficios para el contribuyente de m¨¢s de 22.000 millones de d¨®lares. No se ha producido una socializaci¨®n de p¨¦rdidas, a la que tanto estamos acostumbrados en estos lares, y AIG ha vuelto al sector privado.
Con todas sus diferencias, el caso AIG debe ser estudiado por las autoridades p¨²blicas y por el sector financiero espa?ol que, justamente ahora, pone en funcionamiento el banco malo y recibe de Europa decenas de miles de millones de euros para su recapitalizaci¨®n. Las declaraciones de que el contribuyente espa?ol ¡ªtan castigado como tal por las subidas de impuestos, y como ciudadano por los continuos recortes del Gobierno Rajoy¡ª no tendr¨¢ p¨¦rdidas con las muletas aplicadas al sistema financiero han sido recibidas con tanto escepticismo como el resto de las promesas del PP, empezando por la de que en Espa?a no habr¨ªa banco malo.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se han multiplicado en nuestro pa¨ªs tres tipos de privatizaciones: las hechas por necesidad, para reducir los niveles de d¨¦ficit y de deuda p¨²blica (b¨¢sicamente las de los socialistas); las ejecutadas por criterios ideol¨®gicos (se gestiona mejor lo privado que lo p¨²blico), que corresponden a las dos legislaturas de Aznar; y las privatizaciones hipot¨¦ticas del futuro, que provendr¨¢n de los bancos hoy nacionalizados, antes de las cuales habr¨¢ de saberse, con total transparencia, el coste de la operaci¨®n. Como en AIG.
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