Prioridades de Urkullu

I?igo Urkullu tomar¨¢ posesi¨®n hoy como nuevo lehendakari. Es habitual que todos los presidentes inicien sus mandatos mostrando su disposici¨®n a serlo de todos los ciudadanos y no solo de sus votantes, pero en el caso de Urkullu la disponibilidad reiterada en el debate de investidura a alcanzar acuerdos con todas las fuerzas pol¨ªticas tuvo algo de program¨¢tico. En ello influy¨® sin duda la necesidad, pues parte con el apoyo garantizado de tan solo 27 de los 75 diputados de la C¨¢mara, menos que cualquiera de los lehendakaris anteriores; pero tambi¨¦n refleja su actitud ante las prioridades que enunci¨® para la legislatura: la salida de la crisis, el afianzamiento de la paz tras el cese de ETA y la actualizaci¨®n del autogobierno.

Para cada una de ellas es conveniente un amplio consenso e imprescindible, como m¨ªnimo, una mayor¨ªa amplia. El agravamiento de la crisis ha reducido los ingresos p¨²blicos y multiplicado la deuda. Urkullu propone acuerdos con las diputaciones, que son las que recaudan y est¨¢n gobernadas por tres partidos diferentes, y con los grupos parlamentarios sobre qu¨¦ pol¨ªticas p¨²blicas han de considerarse intocables. De lo adelantado en campa?a parece deducirse que ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil un acuerdo sobre aumento de impuestos que sobre nuevos recortes del Estado de bienestar.

No parece probable un entendimiento PNV-Bildu sobre el cierre del terrorismo. Urkullu ha tenido inter¨¦s en descartar foros extraparlamentarios, como sigue reclamando la izquierda abertzale, ahora con el argumento de la necesidad de que est¨¦ presente Navarra. Y su insistencia en la teor¨ªa de las dos violencias impide un relato compartido que cimente la convivencia en paz.

El programa del PNV habla de impulsar una ponencia parlamentaria que elabore una propuesta de ¡°nuevo estatus pol¨ªtico¡± y sea votada en refer¨¦ndum. Seguramente tiene que ver con los equilibrios internos, porque en campa?a apenas ha habido referencias a esa propuesta. Urkullu ha tenido la prudencia de condicionar ese posible cambio de marco a que cuente con m¨¢s respaldo que el Estatuto de Gernika (90%, con una participaci¨®n del 59%). Eso podr¨ªa darse con una reforma que actualice aspectos del Estatuto vigente, pero dif¨ªcilmente con una propuesta soberanista. Sectores del PNV temen adem¨¢s que cualquier debate sobre el marco pueda acabar cuestionando, si no el Concierto, s¨ª el muy favorable sistema de c¨¢lculo del cupo; lo cual es un freno objetivo a esa iniciativa.