Dif¨ªcil tripartito
El intento de pacto con ERC agrava las tensiones en CiU y augura conflictos institucionales
Artur Mas parece tener asegurada la investidura, pero las dificultades que est¨¢ encontrando para alcanzar un pacto de legislatura con ERC que garantice la estabilidad del Gobierno muestran hasta qu¨¦ punto su posici¨®n ha quedado debilitada tras unas elecciones que nunca debi¨® adelantar. La necesidad de pactar con el independentismo radical se perfila como una fuente de tensiones internas dentro de la coalici¨®n y como un factor de inestabilidad para el Gobierno auton¨®mico, que puede colocar a Catalu?a en una peligrosa situaci¨®n de incertidumbre. La primera dificultad deriva de que lo que se est¨¢ negociando es en realidad un pacto tripartito, pues la coalici¨®n nacionalista tiene dos partes, Converg¨¨ncia y Uni¨®, y no precisamente bien avenidas con relaci¨®n a los asuntos que ERC exige como condici¨®n para poder apoyar al Gobierno durante la legislatura.
Tanto Converg¨¨ncia como ERC se hab¨ªan presentado a las elecciones con una agenda soberanista centrada en el derecho a decidir, por lo que no ha sido dif¨ªcil alcanzar un acuerdo sobre la convocatoria de una consulta sobre la independencia de Catalu?a. Pero la exigencia de ERC de establecer una fecha concreta choca con la posici¨®n de Uni¨®, que hab¨ªa aceptado a rega?adientes que la consulta figurara en el programa y ahora se resiste a fijarla en el calendario, dado que alberga serias dudas de que pueda celebrarse. Puesto que no existe un marco jur¨ªdico que ampare la convocatoria y las posibilidades de pacto con el PP para lograrlo son remotas, la coalici¨®n puede verse abocada a una disyuntiva del todo indeseable para Uni¨®: o vulnerar la legalidad o renunciar a la consulta; ambas negativas para la coalici¨®n.
No menos problem¨¢tica se presenta la parte de la negociaci¨®n relativa al programa econ¨®mico. CiU defiende un programa liberal de austeridad a ultranza, con recortes y privatizaciones que ya ha anunciado que deber¨¢ mantener para poder cumplir el Pacto de Estabilidad. ERC, en cambio, tiene como segundo eje de su programa la exigencia de un cambio en las pol¨ªticas para afrontar la crisis. Y est¨¢ dispuesta a exigir un alto precio por sus votos. La lista de exigencias incluye revertir algunas de las pol¨ªticas aplicadas por CiU en los dos a?os que ha gobernado, como la supresi¨®n del impuesto de sucesiones para las rentas m¨¢s altas o la modificaci¨®n del impuesto de Patrimonio, reduciendo de 700.000 a 500.000 euros la cuant¨ªa a partir de la cual se tiene que pagar. ERC exige tambi¨¦n aumentar los ingresos fiscales con nuevos impuestos que graven las viviendas vac¨ªas en manos de la banca, las grandes superficies, la energ¨ªa nuclear o las bebidas refrescantes; todas ellas, medidas que incomodan especialmente a Uni¨®.
El pacto incluye una tercera parte destinada a avanzar en la construcci¨®n de ¡°estructuras propias de un Estado¡±, como la creaci¨®n de una agencia tributaria que recaude todos los impuestos en Catalu?a, el Banco de Catalu?a, plenas competencias en justicia o la creaci¨®n de estructuras propias para gestionar la Seguridad Social y las prestaciones por desempleo. Este apartado, en el que el acuerdo parece m¨¢s f¨¢cil porque puede ser un brindis al sol, augura sin embargo una gran conflictividad institucional, pues se trata de iniciativas para las que no existe cauce legal ni pol¨ªtico y su aplicaci¨®n requerir¨ªa modificaciones legales de gran calado.
Lo peor que podr¨ªa hacer el Gobierno de Espa?a ante esta fuga hacia adelante de Artur Mas es enrocarse en una dial¨¦ctica de contraataque con medidas legislativas destinadas a laminar las competencias de la Generalitat y una ofensiva recentralizadora que solo servir¨ªa para agravar la situaci¨®n. La dif¨ªcil coyuntura econ¨®mica que vive Espa?a y la crisis territorial, a la que sin duda hay que hacer frente, requieren pol¨ªticos, a uno y otro lado, realistas y con altura de miras, capaces de tender puentes y anteponer el di¨¢logo como m¨¦todo de resoluci¨®n de las diferencias.
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