La lucha contra la polio, v¨ªctima del fuego cruzado en Pakist¨¢n
Un ni?a recibe la vacuna de la polio en Pakist¨¢n. Fuente: UNICEF USA.
A pesar de sus diferencias, 40 millones de ni?os de sitios tan remotos como Bangladesh, Ruanda, Hait¨ª o Filipinas tienen una cosa en com¨²n: nacen en ¡®desiertos de atenci¨®n sanitaria¡¯. De este modo ha descrito la organizaci¨®n Save the Children un entorno en el que los menores carecen de cualquiera de las seis rutinas b¨¢sicas de inmunizaci¨®n (incluyendo la polio, la tosferina o el t¨¦tanos) y no han recibido ning¨²n tratamiento o recomendaci¨®n para evitar las diarreas. La inmunizaci¨®n de las poblaciones no es una condici¨®n suficiente, pero ha demostrado ser un componente insustituible en el esfuerzo por extender la salud global y reducir la mortalidad infantil. En el caso de la polio (que mata o limita de por vida), el esfuerzo internacional est¨¢ a un paso de la erradicaci¨®n completa, pero ning¨²n pa¨ªs estar¨¢ a salvo hasta que se hayan eliminado las ¨²ltimas bolsas de prevalencia.
Si es as¨ª, ?por qu¨¦ asesinan en Pakist¨¢n a los sanitarios que promueven la vacunaci¨®n contra la polio, forzando a la ONU a retirar temporalmente su campa?a y amenazando la erradicaci¨®n de la enfermedad en este pa¨ªs? La respuesta a esta pregunta hay que buscarla en un peligroso c¨®ctel en el que se combinan los prejuicios religiosos y el retorcido fuego cruzado de la llamada Guerra global Contra el Terror.
Los grupos talibanes se han opuesto de manera agresiva a los programas de vacunaci¨®n, a los que acusan de intentar ¡°esterilizar a los musulmanes¡±. Pero los verdaderos recelos parecen estar motivados por la infiltraci¨®n del espionaje estadounidense en algunos de los equipos de vacunaci¨®n y por la oportunidad de tomar rehenes a distancia para frenar los ataques de los aviones. De acuerdo con la informaci¨®n que se ha ido conociendo acerca de la captura de Osama Bin Laden, en marzo y abril de 2011 el doctor Shakil Afridi fue pagado por la CIA para llevar a cabo una campa?a de vacunaci¨®n en la zona en la que se cre¨ªa que pod¨ªa estar escondido el terrorista internacional. Esta informaci¨®n dio lugar despu¨¦s a todo tipo de especulaciones, como la vinculaci¨®n entre las visitas de los vacunadores y los ataques de los drones estadounidenses. Sea cierto o no, en junio de este mismo a?o un comandante talib¨¢n utiliz¨® este argumento para impedir las vacunaciones de polio en la provincia de Waziristan norte, afectando a m¨¢s de 160.000 ni?os que iban a ser inoculados pocos d¨ªas despu¨¦s. Si se prueba la implicaci¨®n de los fundamentalistas, el problema ha tomado una nueva escala con los asesinatos de esta semana.
La posici¨®n de los fundamentalistas isl¨¢micos es una muesca m¨¢s en su aberrante trayectoria. Pero har¨ªamos bien en preguntarnos cu¨¢l es la responsabilidad de los EEUU en lo que est¨¢ ocurriendo estos d¨ªas en Pakist¨¢n. El uso de la ayuda con fines pol¨ªticos y militares fue una constante durante las d¨¦cadas de la Guerra Fr¨ªa, donde se sostuvieron gobiernos y se pagaron armas con los fondos de la cooperaci¨®n. No es una casualidad que Israel y Egipto figurasen durante a?os a la cabeza de las donaciones estadounidenses. Otros muchos pa¨ªses en ?frica, Centroam¨¦rica y Oriente Medio han pagado estos desprop¨®sitos en forma de Estados fallidos, cleptocracias y conflictos enquistados. Desde entonces hemos aprendido importantes lecciones acerca de la necesidad de establecer cortafuegos entre los programas de ayuda humanitaria y los intereses geoestrat¨¦gicos de los pa¨ªses donantes, una reclamaci¨®n permanente de las ONG que act¨²an sobre el terreno. ?Por qu¨¦ se insiste en ignorarlos en una regi¨®n tan sumamente delicada como Asia central? La respuesta hay que dirigirla a las decenas de miles de ni?os paquistan¨ªes que han quedado fuera de los programas de vacunaci¨®n como consecuencia de la interrupci¨®n de los esfuerzos de la ONU.
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