Precario ¡®s¨ª¡¯ egipcio
El tibio apoyo popular a la Constituci¨®n islamista exige a Morsi escuchar a la oposici¨®n
Una vez dirimidas por los jueces las numerosas quejas de irregularidades planteadas por la oposici¨®n, Egipto ha refrendado el proyecto constitucional islamista. Los resultados oficiales arrojan casi un 63,8% de s¨ªes en el conjunto de las dos rondas, aunque en El Cairo cerca del 60% dijera no. Dentro de alrededor de un par de meses, los egipcios acudir¨¢n de nuevo a las urnas para elegir Parlamento.
El presidente Mohamed Morsi y su partido, los Hermanos Musulmanes, embarcados en el primer gran experimento islamista de gobierno en un pa¨ªs ¨¢rabe, cometer¨ªan un grave error si dieran por hecho que el resultado del refer¨¦ndum les deja las manos libres. La carta fundacional del nuevo Egipto tiene plomo en las alas y presumiblemente enconar¨¢ la convivencia y agravar¨¢ la inestabilidad de los ¨²ltimos meses, adem¨¢s de dificultar la recuperaci¨®n de una ag¨®nica econom¨ªa y la reconstrucci¨®n de las instituciones egipcias.
Es as¨ª porque la Constituci¨®n nace con mucho menos respaldo del exigible a una ley suprema ¡ªsolo un tercio de los 51 millones de egipcios con derecho a pronunciarse lo ha hecho¡ª y porque su contenido es decepcionante y divisivo. La obcecaci¨®n de Morsi y sus correligionarios por construir un pa¨ªs a su semejanza ha alumbrado un texto que, en vez de elaborarse con el m¨¢ximo acuerdo pol¨ªtico y social, fue aprobado contrarreloj por una Asamblea abrumadoramente islamista, que ignor¨® a las fuerzas laicas, liberales y musulmanas moderadas mientras el presidente se arrogaba poderes dictatoriales. Una Constituci¨®n manifiestamente antidemocr¨¢tica en aspectos decisivos, desde la intromisi¨®n legislativa de la autoridad religiosa hasta la falta de protecci¨®n espec¨ªfica para las mujeres y las minor¨ªas confesionales o los privilegios pol¨ªticos y econ¨®micos que mantiene para las fuerzas armadas.
El islamismo al tim¨®n en Egipto opera sobre un proceso de transici¨®n absolutamente fr¨¢gil y su clandestinidad durante d¨¦cadas de represi¨®n le dificulta la comprensi¨®n del pluralismo democr¨¢tico. El precario s¨ª a la Constituci¨®n abre una nueva fase en la que se hace m¨¢s imprescindible, si cabe, que el poder escuche a sus oponentes, en vez de despreciarlos. El presidente Morsi har¨ªa un gran favor a sus compatriotas impulsando la enmienda de la carta magna por la C¨¢mara Alta ¡ª¨²nico poder legislativo, tambi¨¦n dominado por los islamistas¡ª en el interregno previo a las elecciones generales de primavera.
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