Algo se mueve en la lucha contra la droga
El fracaso de las pol¨ªticas punitivas y de seguridad da paso a otros enfoques
Estos dos meses finales del a?o que concluye se han producido m¨¢s cambios de gran alcance en materia de legalizaci¨®n de las drogas en Am¨¦rica Latina y en Estados Unidos que en d¨¦cadas enteras. Han tenido lugar tres transformaciones fundamentales; en s¨ª mismas, cada una de ellas ser¨ªa crucial; en su conjunto pueden conducir tanto a una refundaci¨®n pol¨ªtica en el seno de muchos Gobiernos, y a mutaciones sociales en el seno de varios pa¨ªses. El primer cambio, tuvo lugar, por supuesto, el pasado 16 de noviembre en los Estados norteamericanos de Washington y Colorado, al aprobarse en ambos sendas propuestas para legalizar la marihuana. Por primera vez en Estados Unidos, los votantes aprobaron iniciativas populares que legalizan la posesi¨®n y consumo, la producci¨®n y el comercio de cannabis, todo ello por m¨¢rgenes relativamente amplios. Si bien una iniciativa an¨¢loga fracas¨® en el Estado de Oreg¨®n, y la Propuesta 19 hab¨ªa sido derrotada en California por seis puntos porcentuales en 2010, los resultados en estos dos Estados de vanguardia enviaron un mensaje muy poderoso para el resto del pa¨ªs. No solo pusieron en tela de juicio la relaci¨®n entre la normatividad federal de Estados Unidos y la legislaci¨®n estatal; al mismo tiempo marcaron un desplazamiento de actitudes parecido a lo que empez¨® a suceder con los matrimonios del mismo g¨¦nero hace un par de a?os.
Ahora bien, la reacci¨®n del presidente Obama ante estos resultados electorales en Colorado y Washington fue igualmente decisiva. Obama triunf¨® en ambas entidades f¨¢cilmente, y Colorado fue uno de los Estados supuestamente en juego que le brind¨® un margen de victoria en el Colegio Electoral mayor de lo que esperaban los observadores. Para Obama, pronunciarse sobre el tema era complicado. El reto pol¨ªtico y jur¨ªdico generado por ambas votaciones no es menor: la marihuana sigue siendo una sustancia il¨ªcita de categor¨ªa 1 de acuerdo con la ley federal norteamericana, as¨ª como en varias convenciones internacionales firmadas por Washington a lo largo de los a?os.
En el sexenio del gobierno Calder¨®n, la guerra contra el narcotr¨¢fico se sald¨® con 60.000 muertos y 25.000 desaparecidos
Por otra parte, en ¨¢mbitos distintos ¡ªsobre todo el tema migratorio¡ª Obama ha rechazado las reivindicaciones de los Estados de fijar ellos mismos sus pol¨ªticas, y ha insistido en las prerrogativas del Gobierno federal. M¨¢s a¨²n, el asunto es altamente sensible y peligroso, casi un ¡°tercer riel¡± de la pol¨ªtica norteamericana: aunque varias encuestas recientes muestran que por primera vez en 2012 una peque?a mayor¨ªa de ciudadanos estadounidenses se manifiesta a favor de la legalizaci¨®n, aquellos que se oponen a ella son vigorosos y vehementes.
A pesar de todo ello, en una entrevista que le concedi¨® a la periodista Barbara Walters el 14 de diciembre, Obama hizo tres pronunciamientos trascendentes. En primer lugar afirm¨® que la aplicaci¨®n de la Ley Federal en materia de marihuana en los Estados de Washington y Colorado no era una prioridad de su administraci¨®n; seg¨²n ¨¦l, ten¨ªa ¡°peces m¨¢s gordos¡±. En segundo lugar, reiter¨® su propia oposici¨®n a los intentos de legalizar la marihuana, pero luego a?adi¨®: ¡°en este momento¡±. Por primera vez un presidente de Estados Unidos en funciones sugiri¨® un posible o incluso probable cambio de postura en el futuro. Por ¨²ltimo, Obama dijo que en su opini¨®n el pa¨ªs entero debiera sostener una ¡°conversaci¨®n nacional¡± sobre la disyuntiva de la legalizaci¨®n estatal y federal sobre esta materia. La importancia sobre esta materia no puede ser sobreestimada.
Si los dos primeros cambios de los ¨²ltimos meses tuvieron lugar en el mayor pa¨ªs consumidor de drogas en general y de marihuana en particular, el tercero se produjo en uno de los proveedores m¨¢s grandes del mundo: M¨¦xico, pa¨ªs a trav¨¦s del cual pasan pr¨¢cticamente todas las drogas enviadas a Estados Unidos ¡ªcoca¨ªna, hero¨ªna, marihuana y metanfetaminas. El 1 de diciembre Enrique Pe?a Nieto sucedi¨® a Felipe Calder¨®n en la presidencia. Al igual que suele suceder en todas partes, el paso de mando se ha transformado en un momento de introspecci¨®n y revisi¨®n de las pol¨ªticas del Gobierno saliente, aun si el entrante no aspira necesariamente a modificar esas pol¨ªticas en el corto plazo. Por desgracia para Calder¨®n, pero para fortuna de M¨¦xico, parece que la historia ya empieza a juzgar severamente su ¡°guerra contra el narco¡±.
Se hab¨ªa gastado much¨ªsimo m¨¢s dinero en seguridad y sin embargo hab¨ªan aumentado much¨ªsimo todos los delitos?
Para comenzar, el peri¨®dico estadounidense The Washington Post inform¨® a principios de diciembre que de acuerdo con documentos internos del Gobierno de Calder¨®n que fueron mostrados a su corresponsal en la ciudad de M¨¦xico, durante el periodo del sexenio del expresidente desaparecieron casi 25.000 personas, adem¨¢s de los aproximadamente 60.000 muertos ligados directamente a la guerra contra las drogas.
Human Rights Watch, un grupo defensor de los derechos humanos basado en Nueva York, envi¨® una carta p¨²blica al nuevo presidente preguntando, entre otras cosas, qu¨¦ pensaba hacer con relaci¨®n a estos miles de mexicanos desaparecidos. Enseguida, el nuevo Gobierno empez¨® a filtrar o a denunciar expl¨ªcitamente los serios costes jur¨ªdicos, burocr¨¢ticos y financieros de las pol¨ªticas anteriores, declarando que se hab¨ªa gastado much¨ªsimo m¨¢s dinero en seguridad, y que sin embargo hab¨ªa aumentado much¨ªsimo el n¨²mero de todos los delitos.
En pocas palabras, el ejemplo m¨¢s reciente y emblem¨¢tico del enfoque tradicional, avalado por la comunidad internacional y basado en pol¨ªticas punitivas y prohibicionistas, est¨¢ resultando ser un fracaso catastr¨®fico, tanto en lo que toca en sus costes para M¨¦xico, como en la ausencia de resultados para el pa¨ªs, para el resto de Am¨¦rica Latina, y para Estados Unidos.
El ejemplo m¨¢s emblem¨¢tico basado en pol¨ªticas punitivas y prohibicionistas est¨¢ resultando un fracaso catastr¨®fico
Por consiguiente, los principales proponentes de este enfoque (el propio Calder¨®n, ?lvaro Uribe de Colombia, la actual y el anterior presidente de Brasil, y los sectores conservadores del establishment de seguridad en Washington), est¨¢n perdiendo terreno y han visto c¨®mo se estrecha el n¨²mero de sus integrantes y seguidores, mientras que los partidarios de una estrategia diferente, basada en pol¨ªticas de salud p¨²blica y de la legalizaci¨®n, van avanzando (los presidentes Santos de Colombia, P¨¦rez Molina de Guatemala, entre otros).
En Uruguay se espera que pronto se apruebe una iniciativa de ley del presidente Mujica que legaliza plenamente la marihuana. La Organizaci¨®n de Estados Americanos deber¨¢ entregar a mediados de a?o un informe a los jefes de Estado y Gobierno de la regi¨®n sobre estrategias alternativas y mejores pr¨¢cticas en otros pa¨ªses. Y otros Estados de la uni¨®n americana seguramente aprobar¨¢n pr¨®ximamente, ya sea una legalizaci¨®n plena, ya sea el uso terap¨¦utico de la marihuana (ya lo han hecho 18 Estados). En suma, se trata de un cambio hist¨®rico en ciernes. No se consumar¨¢ de la noche a la ma?ana, ni en todas partes, ni en lo tocante a todas las drogas. Pero despu¨¦s de varios decenios de represi¨®n, sangre y criminalizaci¨®n, las cosas empiezan a cambiar. Qu¨¦ l¨¢stima que se tardaron tanto.
Jorge G. Casta?eda es analista pol¨ªtico y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de Estados Unidos
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