Invertir en ciencia

La noticia sobre dos cient¨ªficas espa?olas en Oxford (EL PA?S, 25 de diciembre) ilustra perfectamente los problemas de la ciencia en Espa?a. Cuentan su estancia en un centro de investigaci¨®n creado en 2005 mediante la donaci¨®n de un acaudalado ciudadano, James Martin, que pasar¨¢ a la posteridad por este gesto. En el mundo anglosaj¨®n es muy habitual hallar este tipo de mecenazgo, mientras que en el nuestro es extremadamente raro. Me viene a la memoria el proyecto de Bot¨ªn para construir un centro ¡°de las artes y la cultura¡± en primera l¨ªnea de mar (terreno p¨²blico, por cierto), con arquitecto famoso pero sin un objetivo claro (¡°conferencias, exposiciones...¡±). A pesar de que se trata de un prop¨®sito muy loable, este dinero (y el de muchos otros que podr¨ªan darse por aludidos) se podr¨ªa invertir en un centro, por ejemplo para la investigaci¨®n oncol¨®gica, tierra adentro y bien feo, para que el dise?o no pase por delante del contenido. Y los siete millones (?siete!) de euros que costar¨¢ su mantenimiento anual podr¨ªan dedicarse a recuperar talentos, que los tenemos, como las dos doctoras de que hablaba al principio. Ser¨ªa el primer paso para evitar el desmantelamiento de la ciencia espa?ola, que conozco de primera mano como m¨¦dico y profesor universitario, supliendo el impulso p¨²blico, ¨²ltimamente de capa ca¨ªda. A ver si alguien se anima, que en Espa?a sigue habiendo quien llega holgadamente a fin de mes y es una forma magn¨ªfica de que se recuerde su nombre durante siglos.¡ª Juan Dom¨¨nech Oliva.