2013
En el mejor de los casos una vida humana equivale a ochenta y tantas vueltas alrededor de esta bomba nuclear que es el sol
El dios Sol, adorado por los antiguos, no es m¨¢s ni menos que una bomba de hidr¨®geno alrededor de la cual gira este planeta cargado con un bullicio de hombres y animales que se devoran para sobrevivir. En el mejor de los casos una vida humana equivale a ochenta y tantas vueltas alrededor de esta bomba nuclear. Llega el momento en que el due?o de la palanca te obliga a bajarte de la noria. Para saber qu¨¦ nos traer¨¢ el tiempo el a?o nuevo de 2013 me adhiero, como siempre, al pron¨®stico del Calendario Zaragozano, que no ha fallado nunca desde que fuera fundado en 1840 por don Mariano Castillo. Habr¨¢ heladas con fr¨ªos polares en enero; escarchas matinales y nevadas en algunas comarcas en febrero; vientos desapacibles con frecuentes nublados en marzo; copiosos chaparrones muy beneficiosos para el campo en abril; ambiente primaveral en mayo que puede llegar a ser caluroso; tiempo desigual en junio con algo de fresco para esa ¨¦poca; d¨ªas largos en julio con olas de calor sahariano; en agosto bochornos, tormentas pasajeras y probable descenso t¨¦rmico en algunas regiones del Cant¨¢brico; empezar¨¢n a acortar los d¨ªas en septiembre con fuertes aguaceros en el Mediterr¨¢neo; en octubre nieblas y cielos despejados; en noviembre las temperaturas ser¨¢n cada vez m¨¢s bajas; diciembre traer¨¢ borrascas con nevadas en las cumbres de las cordilleras. Otra cosa muy distinta ser¨¢ lo que nos depare la vida en esta vuelta a la bomba de hidr¨®geno, que empieza ahora, puesto que nuestro destino est¨¢ atado a su ¨®rbita. Pero no todo es inexorable. Uno tambi¨¦n puede negarse a dar vueltas a esa noria como un asno, un d¨ªa, otro d¨ªa, siempre igual. Bastar¨¢ con imaginar que el Sol todav¨ªa es un dios, no una bomba nuclear, al que hay que adorar, como hac¨ªan los antiguos, y pedirle algunos dones pegados a la tierra: que su luz nos regale al menos un peque?o placer cada d¨ªa; que nos ofrezca alguna aventura, una pasi¨®n todav¨ªa, para seguir fingiendo que somos libres; que este a?o en toda su ¨®rbita no nos encontremos con ning¨²n idiota que nos amargue la vida; y, llegado el caso, si hay que apearse de la noria, que la bajada sea suave, sin que te empujen demasiado. Pero la muerte no existe. A todos los muertos, cuando devuelven el alma al universo, ese dios los convierte en cosmonautas.
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