B¨¦lgica: el superviviente europeo
El ascenso de los separatistas flamencos hace peligrar la unidad del pa¨ªs Las desigualdades econ¨®micas entre Flandes y Valonia alientan a los independentistas
Imaginen un pa¨ªs europeo en el que una de las regiones m¨¢s pr¨®speras tiene como l¨ªder pol¨ªtico a un partido independentista. Imaginen ahora que ese partido critica los gastos excesivos de las dem¨¢s provincias, reclama la autonom¨ªa fiscal y repite que el Gobierno central no les deja otra opci¨®n que la de separarse. A?¨¢danle, por ¨²ltimo, un conflicto ling¨¹¨ªstico secular. No hablamos de Espa?a y de Catalu?a, sino de B¨¦lgica, donde la Nueva Alianza Flamenca (NVA), partido independentista flamenco, ha conseguido un gran ¨¦xito en las elecciones locales de octubre que ha sembrado la duda sobre el futuro del pa¨ªs.
La NVA ha vencido en Flandes ¡ªregi¨®n de 6,5 millones de habitantes, al norte de un pa¨ªs de 11 millones¡ª con un 28,5% de los votos, por delante de los democristianos flamencos del CD&V (21,4%); y ha conseguido la alcald¨ªa en 38 Ayuntamientos, incluido el de Amberes, primera ciudad del territorio, que llevaba 80 a?os en manos de los socialistas flamencos. Tambi¨¦n forma parte de las coaliciones de Gobierno en casi 100 localidades, esto es, una de cada tres. El partido ya hab¨ªa triunfado en las elecciones estatales de 2010, cuando se convirti¨® en el m¨¢s votado.
Su l¨ªder, Bart de Wever, ha aprovechado la victoria para recordar cu¨¢l es su objetivo: ¡°Lanzo un llamamiento a Elio di Rupo [el primer ministro socialista val¨®n] y a los franc¨®fonos para construir el confederalismo [modelo pol¨ªtico en?el que Estados independientes gestionan algunos de sus intereses en com¨²n, como las ¨¢reas de Defensa e Interior]. Su Gobierno no tiene apoyo en Flandes. Demos a los flamencos el sistema de Gobierno al que tienen derecho.¡±
Los belgas, incluidos los valones, son conscientes de que cada vez tienen menos en com¨²n. Vicent de Coorebyter, polit¨®logo
Parte del respaldo conseguido por De Wever se explica por la situaci¨®n econ¨®mica de B¨¦lgica, una federaci¨®n de tres regiones: Flandes, al norte; la franc¨®fona Valonia ¡ª4,5 millones de habitantes¡ª, al sur; y la regi¨®n biling¨¹e de Bruselas ¡ª1,1 millones de habitantes¡ª, enclavada en territorio flamenco. Valonia, antiguo motor del pa¨ªs, vive una lenta agon¨ªa desde los a?os cincuenta con el declive de su industria basada en el carb¨®n, mientras que Flandes se ha convertido en una de las regiones m¨¢s ricas de Europa, con una renta per c¨¢pita de 27.500 euros que supera, por ejemplo, a la de Francia (25.400 euros).
El Gobierno federal ¡ªuna coalici¨®n de seis partidos (socialistas, liberales y democristianos) formada tras la crisis institucional que dej¨® al pa¨ªs 541 d¨ªas sin Ejecutivo¡ª trata de mitigar las desigualdades entre el norte y el sur. ¡°Cuando la NVA dice que Flandes paga la Seguridad Social de los valones con sus impuestos, en parte tiene raz¨®n¡±, asegura el polit¨®logo Vincent de Coorebyter en su despacho de Bruselas. ¡°Los flamencos aportan m¨¢s dinero al Estado federal, su solidaridad hace que la situaci¨®n del sur no empeore.¡±
Los separatistas flamencos, que abogan por recetas ultraliberales de austeridad, tambi¨¦n se alimentan de las diferencias ling¨¹¨ªsticas y culturales entre comunidades. B¨¦lgica, que naci¨® en 1830 como un Estado unitario con el franc¨¦s como lengua oficial, traz¨® en 1962 una frontera ling¨¹¨ªstica entre el norte neerland¨®fono y el sur franc¨®fono; una reivindicaci¨®n hist¨®rica de los flamencos. Desde entonces los tr¨¢mites administrativos se hacen solo en el idioma oficial de cada territorio.
Ni los flamencos ni los valones quieren renunciar a Bruselas
¡°Las relaciones en B¨¦lgica no son como las de Espa?a y Catalu?a, que comparten un idioma y una cultura. Aqu¨ª hay dos culturas, dos idiomas que apenas se mezclan. Los belgas, incluidos los valones, son conscientes de que cada vez tienen menos en com¨²n¡±, explica De Coorebyter.
Las tensiones ling¨¹¨ªsticas rara vez desembocan en episodios violentos, pero son una constante en las relaciones entre belgas. ¡°Aunque muchos flamencos son biling¨¹es, no les gusta que los valones se dirijan a ellos en franc¨¦s¡±, cuenta por tel¨¦fono Edgar Fonck, presidente de la Asociaci¨®n para la Promoci¨®n de la Francofon¨ªa en Flandes, que lleva?20 a?os viviendo en Ostende, al noroeste del pa¨ªs.
Pese a las diferencias econ¨®micas y culturales, hay un elemento que ha evitado la separaci¨®n: Bruselas. ¡°Ni la monarqu¨ªa ni la Iglesia cat¨®lica bastan ya para mantenernos unidos, solo la capital ha evitado la escisi¨®n¡±, sostiene De Coorebyter. ¡°Cuando los pol¨ªticos avanzan hacia una mayor autonom¨ªa de las regiones y parece que estamos a un paso de dividirnos, surge una pregunta: ?qui¨¦n se quedar¨¢ con Bruselas?¡± Ni los flamencos ni los valones quieren renunciar a la ciudad que alberga las instituciones europeas y es la capital financiera del pa¨ªs.
Pocos flamencos, entre el 10% y el 15%, desean la independencia del norte
Tampoco est¨¢ claro que los separatistas se atrevan a dar el paso definitivo. "Pocos flamencos, entre el 10% y el 15%, desean realmente la divisi¨®n de B¨¦lgica", explica el periodista Bernard Demonty, del diario Le Soir. "Prefieren conseguir mayores competencias para las regiones, y conservar una parte del Estado federal que gestione asuntos como la pol¨ªtica internacional. Temen que su situaci¨®n econ¨®mica empeore tras la escisi¨®n.¡±
Demonty no cree que la NVA logre convencer a m¨¢s flamencos de abrazar sus ideas, pero asegura que el futuro de su pa¨ªs es incierto. ¡°Los valones conf¨ªan en una B¨¦lgica unida, pero est¨¢n muy preocupados. Muchos temen que las elecciones federales de 2014 sean el ¨²ltimo paso hacia la separaci¨®n.¡±
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.