Supervisar al supervisor
Es necesario responder con rigor a las denuncias de los inspectores del Banco de Espa?a
Deducir lecciones de esta crisis es la primera obligaci¨®n de aquellas instituciones m¨¢s directamente vinculadas a la misma. La complejidad de su emergencia y, en todo caso, de su desarrollo en estos cinco a?os largos, no permite identificar una ¨²nica como responsable. Al igual que en otras econom¨ªas, los problemas del sistema bancario est¨¢n dificultando la recuperaci¨®n. Adem¨¢s, su gesti¨®n est¨¢ requiriendo cantidades importantes de recursos p¨²blicos, mientras se retiran prestaciones sociales b¨¢sicas o inversiones p¨²blicas imprescindibles. A la especial gravedad de esta crisis han contribuido errores, cuando no manifiestas imprudencias o actuaciones legalmente cuestionables. Es lo que puede haber ocurrido en el Banco de Espa?a si son ciertas las denuncias de los inspectores de esa instituci¨®n.
Los informes de la asociaci¨®n que agrupa al 80% de los inspectores del Banco de Espa?a, que este peri¨®dico ha difundido, no son precisamente tranquilizadores. Que hayan sido solicitados por el actual gobernador o que incorporen componentes asociados a reivindicaciones corporativas no debe excluir su detenida toma en consideraci¨®n, y, en todo caso, el completo esclarecimiento de las denuncias que manifiestan, algunas de ellas ciertamente graves, alarmantes. La acusaci¨®n de que ¡°la forma habitual de reacci¨®n ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado¡± sintetiza la necesidad de que esa comisi¨®n ahora creada por el gobernador Luis Linde verifique con detalle y rigor cada una de esas denuncias y aporte cuanto antes sus conclusiones sobre la calidad t¨¦cnica y la legalidad de las pr¨¢cticas de supervisi¨®n hasta ahora vigentes y de las actuaciones de los responsables correspondientes. No menos graves son las acusaciones de injerencia de la banca y de los pol¨ªticos en las funciones supervisoras, dada la presunci¨®n de exquisita independencia que, al menos formalmente, ten¨ªa asignada esta instituci¨®n.
En muy poco tiempo se ha echado por la borda la muy importante reputaci¨®n de una de las instituciones m¨¢s respetadas del pa¨ªs, particularmente destacada en las tareas de inspecci¨®n y supervisi¨®n bancaria, reconocida internacionalmente y apenas cuestionada en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Ese respeto le granje¨® una gran influencia en la orientaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas con todos los Gobiernos desde antes incluso de que dispusiera formalmente del estatuto de autonom¨ªa. Por el bien de todos y de la credibilidad de la econom¨ªa espa?ola en su conjunto, conviene que la din¨¢mica abierta con esos informes no se cierre en falso. El Banco de Espa?a debe demostrar de forma preeminente que no solo no se deja ¡°capturar por los regulados¡±, o influir por el Gobierno de turno, sino que debe disponer de mecanismos que permitan asignar responsabilidades a los que juegan con la protecci¨®n de la que disfruta el sistema bancario.
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