Menos armas de fuego
EE UU necesita limitar la venta de armamento y adoptar controles nuevos y m¨¢s eficaces
En proporci¨®n a la poblaci¨®n, el n¨²mero de asesinatos por armas de fuego es 10 veces mayor en EE UU que en el promedio de los pa¨ªses europeos o en su vecino Canad¨¢. Esa deber¨ªa haber sido hace tiempo una raz¨®n poderosa para reducir la venta casi abierta de este tipo de armamento en el gran pa¨ªs americano. La ¨²ltima matanza, en una escuela de Newton en diciembre, ha hecho sonar las alarmas. Sin embargo, teniendo en cuenta la Segunda Enmienda a la Constituci¨®n, que desde 1791 protege el derecho de los ciudadanos a poseer y llevar armas, la propia cultura civil norteamericana, y los grupos de presi¨®n que quieren mantener este comercio sin regular, el presidente Obama lo va a tener muy dif¨ªcil para lograr cambios significativos.
El vicepresidente, Joe Biden, encargado de coordinar esta cuesti¨®n, presentar¨¢ ma?ana su propuesta a Obama. Tras haberse reunido con dirigentes de la poderosa Asociaci¨®n Nacional del Rifle, con fabricantes y con vendedores, no se esperan de ¨¦l medidas revolucionarias. S¨ª al menos que se vuelva a introducir la legislaci¨®n que el propio Biden impuls¨® en 1994, pero que decay¨® 10 a?os despu¨¦s, para prohibir las ¡°armas de guerra¡±, como las llama Obama. Nadie en su sano juicio necesita un fusil de asalto AR-15 semiautom¨¢tico capaz de disparar decenas de balas por segundo para cazar o autodefensa. Biden probablemente pedir¨¢ tambi¨¦n que se reduzca el n¨²mero de municiones que cualquiera puede adquirir en las tiendas, que se controle de forma m¨¢s exhaustiva a personas con perturbaciones mentales que quieran adquirir armamento y que se persiga de forma m¨¢s eficaz las ventas que ya son ilegales. Algunas medidas requerir¨¢n un acuerdo en el Congreso que hoy por hoy es muy dif¨ªcil, dado el peso, en los republicanos pero tambi¨¦n entre los dem¨®cratas, de los grupos de presi¨®n a favor de las armas.
Como ha ocurrido con la pena de muerte, en una federaci¨®n puede haber una aproximaci¨®n a trav¨¦s de los Estados. El de Nueva York, gobernado por Andrew Cuomo, est¨¢ marcando la pauta. Pero no se lograr¨¢ limitar la venta de armas y, desde luego, sus excesos solo con un cambio de leyes que no se vea acompa?ado de un cambio de cultura. Y para esto ¨²ltimo se requieren, en el mejor de los casos, muchos a?os. De momento, ante las nuevas perspectivas, muchos ciudadanos se han precipitado a comprar en las armer¨ªas.
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