D¨®nde qued¨® la ilusi¨®n del 82
Los que hace 30 a?os ten¨ªan 30 a?os hablan de su generaci¨®n, su lucha, sus sue?os. Cuentan c¨®mo se ven ahora, de la frustraci¨®n, la corrupci¨®n y el expolio de derechos. Desde Javier Mar¨ªas hasta Fernando Trueba. De la luz del 82 a las sombras y la ira.
La Transici¨®n pareci¨® un tiempo iluminado, pero fue de plomo: asesinatos, secuestros, incertidumbre. En 1981, un golpe de Estado. Un a?o m¨¢s tarde, 1982, en diciembre, asume por primera vez el poder un Gobierno socialista. Treinta a?os despu¨¦s, otra vez, como cuando aquel resplandor empez¨® a nublarse, el desencanto. ?Qu¨¦ ha pasado?
Treinta a?os despu¨¦s, algunos de aquellos que entonces ten¨ªan m¨¢s o menos treinta a?os creen que se amortigu¨® el entusiasmo. Fernando Trueba hab¨ªa hecho ya entonces dos pel¨ªculas, Opera prima y Mientras el cuerpo aguante. Entonces hizo una pel¨ªcula golfa ¡°y otra que era algo parecido a mi exorcismo, al margen, m¨¢s salvaje¡±. Mientras el cuerpo aguante se estren¨® el d¨ªa de reflexi¨®n previo al triunfo socialista, ¡°y no la fue a ver ni Dios¡±. Espa?a estaba en v¨ªsperas de ¡°un cambio brutal¡± y la gente no estaba para ver carteleras.
El triunfo socialista ti?¨® las paredes y los rostros. ¡°Esa ma?ana del triunfo¡±, recuerda Trueba, ¡°mirabas a los desconocidos y te reconoc¨ªan por la sonrisa¡±. Felipe Gonz¨¢lez tuvo que desfilar todav¨ªa frente a la Brunete y hab¨ªa amenazas por todas partes; entre otras, ¡°la decepci¨®n de la OTAN, donde nos metieron despu¨¦s de haber dicho que eso no iba a pasar¡±. ¡°Los siniestros y retorcidos siguieron si¨¦ndolo; los fachas tambi¨¦n siguieron existiendo, pero aparecieron otros, m¨¢s abiertos, m¨¢s modernos, m¨¢s tolerantes; o lo eran o lo disimulaban. Muchos comprobaron que la libertad era algo a lo que no hab¨ªa que tenerle miedo¡±.
Unos supieron evolucionar ¡°para crear un pa¨ªs moderno¡±, y otros siguieron ¡°con su costra en el alma; la prueba de que siguen con ella es que la fealdad nos sigue merodeando¡±.
La fealdad sigue; aquel brillo, sin embargo, es inolvidable, ¡°a pesar de evidentes decadencias¡±. El Ej¨¦rcito no existe, ¡°es m¨¢s un ej¨¦rcito de paz que otra cosa; la Iglesia es, sin embargo, m¨¢s reaccionaria y m¨¢s siniestra de lo que lo era entonces. La Iglesia cat¨®lica representa lo peor de nuestra sociedad¡±. ?Y la pol¨ªtica? ¡°Estos d¨ªas se habla de la decadencia de la pol¨ªtica, cuando quiz¨¢ habr¨ªa que hablar de la decadencia del periodismo, de la judicatura o de la econom¨ªa¡ La decadencia de la pol¨ªtica es un fen¨®meno mundial. ?Si los que mandan son los contables, mandan hasta sobre el presidente del Gobierno!¡±.
Esta sensaci¨®n tan derrotista est¨¢ completamente injustificada¡±
(Carmen Posadas)
¡°Ni con Franco hab¨ªamos tenido un proceso de bacterizaci¨®n como el que hemos tenido; me embarga la tristeza m¨¢s absoluta al comprobar c¨®mo las secciones fr¨ªvolas se van comiendo los peri¨®dicos, c¨®mo estos relegan el pensamiento y la cultura. Es un s¨ªntoma¡±. ?Y ¨¦l c¨®mo se ve, es lo que quer¨ªa ser? ¡°No me lo planteo; no es que no tenga ego ni vanidad, la tengo como todo el mundo; es que soy poco de automimarme. Creo que he hecho algunas pel¨ªculas que est¨¢n bien y siento una cierta satisfacci¨®n, pero prefiero no pensar en ellas, me pone nervioso, prefiero pensar en las que voy a hacer¡±.
Fui con preguntas parecidas a Llu¨ªs Pasqual; estaba junto al Teatro Real preparando un montaje: ¡°Entonces, hace 30 a?os, estaba en Par¨ªs, o en Venecia; llev¨¢bamos encima el peso de lo que sufrieron nuestros ancestros, el t¨ªo que hab¨ªa muerto en la batalla del Ebro, y mi padre que nunca hablaba de ello; ¨¦l ten¨ªa 12 a?os, y mi t¨ªo, de 16, era su ¨ªdolo¡ El recuerdo que tengo de hace 30 a?os es que no se sabe por qu¨¦ echamos a andar todos en la misma direcci¨®n. Todos ¨ªbamos al mismo sitio, y eso ayuda mucho¡±. Hab¨ªa hecho el Lliure; ¡°fue una empresa dif¨ªcil hacer un teatro con vocaci¨®n de servicio p¨²blico¡±. Todos quer¨ªamos lo mismo. ?Y qu¨¦ quer¨ªamos? ¡°El teatro, por ejemplo, dejar de ser excursionistas, dejar de hacer una obra donde un dictador imaginario oprim¨ªa a un pueblo imaginario, que pasara a ser real¡; hacer un Shakespeare sin tener complejos, que aquella no fuera a ser otra vez una met¨¢fora. ?Quer¨ªamos ser normales, incorporarnos a Europa con toda normalidad!¡±.
En 1983 estaba el PSOE en el poder, ¡°y eso nos dio ventaja¡± para acabar con la necesidad de la met¨¢fora permanente, en el teatro y en la vida. ¡°Empezaron a saber gobernar. No ten¨ªan la doblez partidista, lo que facilit¨® que en diez a?os esto diera una explosi¨®n brutal de cambio est¨¦tico a todos los niveles, y ese no fue un cambio menor. Eso de que nos quitamos la pana de la dehesa fue absolutamente cierto¡±.
El Ej¨¦rcito es de paz, pero la Iglesia es m¨¢s siniestra que entonces¡± (Fernando Trueba)
La gente iba andando en la misma direcci¨®n. Hab¨ªa una adrenalina; en el teatro, en las artes, en la vida, las cosas iban funcionando con la brillantez de un milagro. Treinta a?os despu¨¦s, ?qu¨¦ se hizo de aquella adrenalina, c¨®mo le ha ido haciendo la vida? ¡°Tengo la impresi¨®n de que el tiempo me ha hecho m¨¢s agradecido; pienso que de alguna manera tengo que devolver lo que me ha dado la sociedad y que en 1972, cuando me fui a la mili, no pod¨ªa ni imaginar¡ El problema ahora es que todo por lo que luch¨¦, la cultura como servicio p¨²blico, el derecho a la educaci¨®n a trav¨¦s de la cultura¡, todo eso se diluye¡±.
A Frederic Amat, artista pl¨¢stico, escultor, cineasta, le pregunt¨¦ en su casa de Barcelona si hay alg¨²n nombre o rasgo que defina a la generaci¨®n de los que hace 30 a?os ten¨ªan 30 a?os. ¡°Es la generaci¨®n bisagra. A los 50 a?os fuimos bisagra entre dos siglos, entre dos milenios (?pocas generaciones han sido puente entre dos siglos!), y bisagra en algo m¨¢s importante: en que hemos recibido un legado. Todo lo que he podido crear est¨¢ fundamentado en unos cimientos, mi gran patrimonio¡¡±.
Ese legado ¡°pertenece al siglo pasado¡±. ¡°Es una manera de entender la vida, con una ¨¦tica y una est¨¦tica, cuando antes solo hab¨ªa ¨¦tica¡ El problema que tenemos los de mi generaci¨®n es que recogimos el testimonio de las vanguardias, lo llevamos hasta el fin de siglo, entramos en una segunda fase y estamos en un estuario. La generaci¨®n siguiente no est¨¢ por la labor de recoger testimonios, est¨¢ configurando otra manera de ver. Somos bisagra entre dos siglos, pero tambi¨¦n entre dos ciclos, dos maneras distintas de ver¡±.
Quiz¨¢ nos cre¨ªmos demasiado que este pa¨ªs pod¨ªa ser de otra manera¡± (Ana Bel¨¦n)
En aquel tiempo en que ¨¦l empezaba a participar en la escena catalana ¡°hab¨ªa ansia y esperanza, algo que ahora no hay¡ Pero, sobre todo, lo que hab¨ªa y que ahora ya no existe es capacidad de subversi¨®n. Es el legado del siglo XX, la capacidad de convertir tu realidad en otra realidad subvertida. Y este ha sido nuestro gran fracaso. Tambi¨¦n tenemos un defecto, carecer de capacidad de discusi¨®n. Si yo tengo una actitud pol¨¦mica con la obra de un colega, por un factor de mercado esa disensi¨®n nunca se entiende, siempre se lee con recelo, no como una opini¨®n fresca, como intercambio de ideas¡ Si no hay tr¨¢fico de ideas, no hay riqueza¡±.
?Y qu¨¦ ha pasado, Amat, para que ya no haya subversi¨®n? ¡°Que estamos en un momento de ignominia. El guion de la pel¨ªcula ha cambiado y no sabemos cu¨¢l es el guion de la nueva¡ En medio quedan los coletazos de finales del siglo XX, donde el fiel de la balanza fue el dinero, este es el gran drama¡¡±.
Hace 30 m¨¢s o menos, Javier Mar¨ªas, el autor de Tu rostro ma?ana, ten¨ªa 30. Al acabar la d¨¦cada de los ochenta le pidieron un art¨ªculo sobre ese tiempo. Lo titul¨® La edad del recreo y terminaba diciendo: ¡°Los echaremos de menos¡±. ¡°Fue¡±, cuenta ahora, rodeado de libros propios y ajenos en su casa de Madrid, ¡°una d¨¦cada que hab¨ªa pasado con poco prestigio porque se nos consideraba un poco tontos y fr¨ªvolos. Recuerdo que dec¨ªa que fue una d¨¦cada en la que se hab¨ªa descansado de los intensos a?os setenta. Era verdad, al menos en Espa?a: la gente se hab¨ªa dedicado en gran parte a embellecerse y a cultivarse. Sigo ech¨¢ndolos de menos¡±.
Todo por lo que luch¨¦,
la cultura como servicio p¨²blico, se diluye¡±
(Llu¨ªs Pasqual)
La situaci¨®n ¡°era totalmente distinta a la que estamos viviendo desde hace unos a?os. Para m¨ª, probablemente por la edad que ten¨ªa, pero creo que tambi¨¦n para todo el pa¨ªs, fue una ¨¦poca de gran ilusi¨®n y de gran esperanza. La victoria socialista en el 82 cre¨® ilusi¨®n, no tanto por el hecho de que ganara Felipe Gonz¨¢lez (para mucha gente s¨ª), sino porque era la primera vez que ganaba un partido m¨¢s o menos de izquierdas tras una tentativa de golpe de Estado¡±.
Pareci¨® que camin¨¢bamos levitando. Hubo unos a?os, dice Mar¨ªas, ¡°en que la gente quer¨ªa ser m¨¢s culta, m¨¢s educada, m¨¢s participativa¡±. Eso dur¨® unos a?os, ¡°y luego parece como si hubieran dicho: esto cuesta mucho, esto es muy cansado, volvamos a ser brutos. Y en eso estamos¡±.
La pol¨ªtica era una esperanza, ahora parece una r¨¦mora. ¡°La pol¨ªtica, no; los actuales pol¨ªticos, m¨¢s bien. Los que hemos padecido la dictadura y no ten¨ªamos partidos pol¨ªticos porque estaban prohibidos hemos apreciado mucho que pudiera haber partidos y que hubiera pol¨ªticos, que se hiciera pol¨ªtica y que adem¨¢s estuviera en el lugar en el que deb¨ªa estar, el Parlamento¡±.
Hace 30 a?os, ya era Mar¨ªas un joven altamente considerado en la sociedad literaria. Treinta a?os m¨¢s tarde, ?c¨®mo ve a los que tienen aquella edad ahora? ?Qu¨¦ piensa que pueden esperar? ¡°Una cosa es lo que debieran y otra lo que est¨¢n viendo que se les viene encima. Tengo sobrinos de esas edades y a uno le renuevan un contrato en la Universidad durante tres meses, luego a lo mejor se lo renuevan otros tres, o no¡ Otra sobrina se ha tenido que marchar a Alemania porque aqu¨ª de momento no encuentra nada. En todos los ¨¢mbitos est¨¢ ocurriendo esto¡±.
El objetivo pendiente
es disolver los poderes locales¡±
(Javier Mariscal)
As¨ª que los j¨®venes ahora ¡°no tienen nada que ver en sus expectativas y en su ilusi¨®n con los j¨®venes que ten¨ªamos 30 a?os o as¨ª en 1983. Quiz¨¢ ten¨ªamos un punto mayor de inconsciencia, pens¨¢??bamos que ya ver¨ªamos y que ya saldr¨ªamos adelante¡ Con 30 a?os, todav¨ªa me sent¨ªa optimista en general; influ¨ªa la efervescencia que hab¨ªa en el pa¨ªs, a¨²n ¨¦ramos j¨®venes y confi¨¢bamos en que las cosas pudieran cambiar a mejor. La gente no tiene ahora esa sensaci¨®n, y los j¨®venes ya tienen menos confianza en ese posible giro de la fortuna con el que todos contamos en la vida, con el que claramente nosotros cont¨¢bamos en los ochenta. Si acaso, ahora el giro es marcharse¡±.
La suya fue, se aventura a decir, ¡°la generaci¨®n de la ilusi¨®n¡±. Pero luego vino ¡°la desilusi¨®n posterior, y en parte somos responsables tambi¨¦n de ella¡±. As¨ª que somos ¡°la generaci¨®n de la ilusi¨®n y la desilusi¨®n¡±.
?Y para Ana Bel¨¦n? La actriz y cantante recuerda as¨ª aquel tiempo en el que ella ten¨ªa 30 a?os: ¡°No solo fue una explosi¨®n de la gente joven; fue una explosi¨®n en la que la gente sali¨® a la calle, a hacerla suya¡±. Ahora, 30 a?os despu¨¦s, la juventud toma la calle ¡°por descontento¡±. ¡°Ahora la gente sale porque est¨¢ cabreada, malhumorada, desilusionada y, sobre todo, con ganas de decir que no tiene miedo¡ La gente sale para decir que no tiene miedo, o para pelear para no tener miedo. En aquel tiempo, todo se hac¨ªa en la calle, part¨ªa de ella. Ah¨ª surgi¨® la movida: o estabas en la calle o la movida te pasaba por encima¡±.
?Y qu¨¦ pas¨®? ¡°Lo que pasa en democracias muy j¨®venes: que la gente quiz¨¢ pone excesivas ilusiones y esperanzas, y luego el devenir de la pol¨ªtica y de las gentes que la hacen paraliza esa manera de creer en el futuro. La realidad es como una gran bofetada que nos ha ca¨ªdo encima en forma de crisis econ¨®mica¡±. A la vez, dice Ana Bel¨¦n, ¡°nos hemos dado cuenta de que no pod¨ªamos ser ingenuos. Quiz¨¢ cre¨ªmos demasiado que este pa¨ªs pod¨ªa ser de otra manera¡±.
Ha cambiado el guion
de la pel¨ªcula y no sabemos cu¨¢l es la nueva¡± (Frederic Amat)
Decay¨® la ilusi¨®n creativa y pol¨ªtica, le digo; ella, como su marido, el tambi¨¦n m¨²sico V¨ªctor Manuel, hab¨ªan sido militantes del PCE y luego se fueron yendo¡ ¡°En m¨ª nunca decay¨® el estado de ¨¢nimo; en este momento s¨ª est¨¢ mucho m¨¢s bajo que entonces. No tuve esa sensaci¨®n, pero s¨ª es verdad que todos habl¨¢bamos del desencanto, aquel famoso t¨ªtulo de Jaime Ch¨¢varri. Yo lo ne??gaba, dec¨ªa que yo no estaba desencantada. Me da rabia que trabaj¨¢ramos tanto para esto, y no lo digo por m¨ª, que estuve pocos a?os, sino por aquellos que hasta dieron la vida por ello. Hubo muchos que se desencantaron y que ya en aquel momento dijeron que no era eso por lo que hab¨ªan luchado¡±.
En la calle oye conversaciones. Esta es sobre el desencanto juvenil, los que ahora tienen 30 y no tienen esperanza: ¡°El chico hab¨ªa vuelto de Finlandia, donde hab¨ªa estudiado con una Erasmus. Le preguntaron qu¨¦ hac¨ªa ahora en Madrid. Trabaja de camarero, no hay otra cosa. Es una frustraci¨®n enorme que los futuros responsables de este pa¨ªs, porque lo ser¨¢n, sean ahora gente frustrada. Es una putada muy gorda¡±. A principios de los ochenta, a Javier Mariscal, el dise?ador de Cobi (para los Juegos del 92), ya le sal¨ªan trabajos desde fuera, y New Yorker le encarg¨® una portada. ¡°Ten¨ªa una furgoneta Volkswagen de dos colores, carn¨¦ de conducir, era aut¨®nomo, ten¨ªa buenos trabajos y tambi¨¦n dinero¡±. Alrede?dor estaba la Barcelona de ¡°la alegr¨ªa, la vitalidad y la libertad¡±. Franco ¡°hab¨ªa destrozado el tejido industrial y, sobre todo, la filosof¨ªa empresarial; nosotros copi¨¢bamos lo que hac¨ªan otros¡¡±. Pero irrumpi¨® esa alegr¨ªa en forma de movida. Un momento de confusi¨®n, de locura; explota Almod¨®var, todos los grupos de m¨²sica pop, el teatro; hay un programa ins¨®lito, La edad de oro, de Paloma Chamorro, en TVE; nace Canal +, que se inventa un tipo como Juan Cueto; echan cine porno los viernes¡¡±.
Nac¨ªa una nueva cultura en realidad. ¡°Y la cultura es esa mayonesa que impide que en un autob¨²s mates al de al lado con un cuchillo porque no es de tu tribu y se est¨¢ metiendo en tu territorio¡ Para eso necesitamos un nuevo lenguaje¡±. Han pasado 30 a?os. ?Qu¨¦ estado de ¨¢nimo le produce este periodo? ¡°Lo veo como algo totalmente transitorio; soy muy optimista, siempre lo he sido y no puedo dejar de serlo porque vengo de una explosi¨®n, creo que la luz gana siempre a la oscuridad. Si desde un sat¨¦lite observ¨¢ramos la evoluci¨®n de la sociedad y del hombre, ver¨ªamos que siempre ha ido a mejor. M¨¢s que crisis econ¨®mica, me parece que estamos ante una crisis institucional; la pol¨ªtica no es solo gestionar unos presupuestos, sino c¨®mo priorizar unas necesidades sociales, y aqu¨ª es donde estamos fallando¡±.
La pol¨ªtica falla. En Europa, en Espa?a. ¡°Yo cre¨ªa que en 2012 ya no existir¨ªa un Gobierno en Espa?a, que habr¨ªa regiones, que t¨² podr¨ªas ir en Argentina a la emba??jada de Europa y que las generaciones m¨¢s j¨®venes hablar¨ªan holand¨¦s, alem¨¢n, italiano, franc¨¦s, ingl¨¦s, espa?ol, vasco, gallego, portugu¨¦s¡ Me parece que el nacionalismo es de tribu, es un absurdo bestial. Valorar la riqueza de Europa, disolver los poderes locales, abrazar los valores comunes, desterrar los nacionalismos. Es el objetivo pendiente¡±. Pasar¨¢ el tiempo hasta que eso se consiga, y quiz¨¢ no se consiga nunca. ¡°Estoy convencido de que nuestros bisnietos se morir¨¢n de la risa o se asustar¨¢n de la cantidad de energ¨ªa que gastamos nosotros comparada con la que gastar¨¢n ellos. Energ¨ªa an¨ªmica y energ¨ªa el¨¦ctrica¡±.
Esa borrachera de que todo va a m¨¢s fue un imagiuario com¨²n excesivo¡± (Marta Sent¨ªs)
¡°Vamos a mejor¡±, est¨¢ convencido Mariscal. No lo est¨¢ tanto esta mujer a la que ahora vemos en el estudio del dise?ador; ella es Marta Sent¨ªs, una contempor¨¢nea de la generaci¨®n de la pasi¨®n y de la desilusi¨®n; ha trabajado para la ONU, para la Unicef, ha viajado por los pa¨ªses m¨¢s distantes y m¨¢s atractivos del planeta, haciendo fotos. Ahora tiene en Ibiza su refugio y en Barcelona su pie en tierra. Tiene un hijo de 21 a?os que lleva una vida m¨¢s ecol¨®gica que la de aquellos que en 1983 ten¨ªan m¨¢s o menos 30 a?os y cre¨ªan que la vida iba a ser eterna. ¡°Parec¨ªa que el progreso era siempre ir a m¨¢s. Los que nos hemos educado en el Tercer Mundo nos d¨¢bamos cuenta de que esto no pod¨ªa seguir as¨ª¡ Esta borrachera de que todo va a m¨¢s, no solo en las libertades, sino en la manera de vivir, fue un imaginario com¨²n excesivo, pasamos del hedonismo hippy, humilde, al mismo hedonismo, pero respecto a cosas materiales¡±.
Esa gente ¡°se tom¨® muy en serio lo de la democracia, el poder del pueblo. La gente en el poder era como nosotros, pensaban lo mismo; pero eso se nos ha ido de las manos. El pueblo ya no se siente representado de ninguna manera, y los mismos pol¨ªticos tampoco saben ya c¨®mo representarnos. La democracia no es m¨¢s que un biombo del poder del dinero¡±. ?Y qu¨¦ consecuencias tiene eso, Marta Sent¨ªs? ¡°La animalada del mundo nos sobrepasa y nos sentimos impotentes. Habr¨¢ un Estado cada vez m¨¢s policial, porque la gente no est¨¢ de acuerdo, no es tonta y no traga con que les recorten educaci¨®n, sanidad y dem¨¢s, y vamos hacia una especie de revoluci¨®n. No veo que esto pueda seguir as¨ª muchos a?os; estamos ante una descomposici¨®n de la sociedad occidental, no solo en Espa?a, aunque quiz¨¢ aqu¨ª est¨¦ m¨¢s acelerado porque hay menos pensadores del futuro¡±.
Y en el futuro est¨¢ su hijo. ?Vivir¨¢ mejor? ¡°No, no s¨¦ si tendr¨¢n que vivir mejor que nosotros nuestros hijos. No me dar¨ªa miedo bajar algunos escalones en nuestro ritmo de vida, me parecer¨ªa san¨ªsimo. Creo que una vida mucho m¨¢s simple ser¨ªa un elemento de felicidad que ahora no tenemos. Mi hijo se crio en las favelas de Brasil hasta los cinco a?os, pero sigue yendo y manteniendo el contacto, aunque es m¨¢s occidental y estudia moda¡ Es una persona muy generosa y nada ambiciosa. Ellos ya cuentan con la finitud del planeta, las preocupaciones de mi hijo no son tanto pol¨ªticas como universales. Ah¨ª hay un salto. Las pol¨ªticas locales no les interesan, les interesa el porvenir del planeta¡±. Treinta a?os despu¨¦s, Marta Sent¨ªs se siente ¡°decepcionada ante lo que ha hecho la sociedad con la esperanza de entonces; feliz en lo personal¡±.
?Y Carmen Posadas? ?C¨®mo se siente esta escritora, que naci¨® en Uruguay, ten¨ªa 30 a?os en 1983 y ahora es espa?ola tambi¨¦n? ¡°Ahora vivimos en un pesimismo hasta cierto punto injustificado contra el que me gustar¨ªa luchar. Pienso que los espa?oles (y lo digo como sudaca que soy) son demasiado cr¨ªticos con su propio pa¨ªs. ?ramos de la Champions League y ahora resulta que volvemos a ser lo ¨²ltimo de lo peor y que este pa¨ªs no hay quien lo arregle. Esta sensaci¨®n tan derrotista, como si hubi¨¦ramos vuelto al 98, est¨¢ completamente injustificada porque los activos de este pa¨ªs son impresionantes¡±.
Los j¨®venes tienen menos confianza en
ese posible giro de la fortuna¡± (Javier Mar¨ªas)
?Seguro? ¡°Digan lo que digan, no hay un pa¨ªs de Europa que tenga las infraestructuras de Espa?a; vas a Heathrow y encuentras que es una cochambre de aeropuerto; aqu¨ª los fondos de cohesi¨®n se han utilizado de manera much¨ªsimo m¨¢s racional y poco corrupta de lo que se han utilizado en otros pa¨ªses; el capital humano es ¨²nico, aunque es verdad que la gente joven est¨¢ emigrando. Pero nunca ha habido gente tan preparada como en este momento¡±.
Pero esa gente no tiene esperanza, se echa a la calle. Mire el 15-M, el 25-M¡ ¡°Al principio lo vi como un movimiento muy interesante porque fue un estallido; lo sorprendente es que la gente no hubiera saltado antes, porque hab¨ªa muchas razones para hacerlo. Fue un estallido de civismo, tambi¨¦n, porque ten¨ªan muy claro que no quer¨ªan ser violentos, pero a la vez es muy dif¨ªcil que prospere ese movimiento de tipo asambleario. Necesita un l¨ªder, alguien que organice ese sentimiento. Si no, se diluye¡±.
Carmen Posadas dice que esa generaci¨®n a la que ella pertenece se podr¨ªa llamar ¡°la generaci¨®n del qui¨¦n te ha visto y qui¨¦n te ve¡±. Manuel Cruz, el fil¨®sofo, habla en una casa de comidas junto a la Universidad de Barcelona, donde ense?a, y dice que aquella fue la generaci¨®n a la que le robaron el futuro¡ ¡°Yo creo que ninguno de nosotros terminaba de saber bien lo que nos aguardaba. Lo que pas¨® a continuaci¨®n es una historia tan conocida como olvidada. Este pa¨ªs sufri¨® una transformaci¨®n total. Tiendo a pensar que el saldo solo puede ser considerado como muy positivo. Se empez¨® a edificar la arquitectura de un Estado de bienestar¡¡±.
Y hubo sombras. ¡°Sombras pringosas que no hemos conseguido sacudirnos de encima. Pienso, al margen de los casos de terrorismo de Estado que acabaron precipitando la ca¨ªda de Felipe Gonz¨¢lez, en la corrupci¨®n, que, lejos de haberse extirpado, ha hecho met¨¢stasis en nuestro pa¨ªs¡±.
Los gritos del 15-M prueban el fracaso¡± (Manuel Cruz)
?Y c¨®mo se ve ahora aquel tiempo? ¡°Hay algo que no podemos eludir: las generaciones m¨¢s j¨®venes tienden a responsabilizar a las generaciones anteriores del estado de cosas existente en la actualidad. Y eso resulta extremadamente negativo para aquellas. En la Universidad, j¨®venes generaciones muy bien preparadas se encuentran con las v¨ªas de acceso a la docencia cegadas. Esta nueva generaci¨®n s¨ª es una generaci¨®n airada, y con motivos¡±.
¡°Las cosas que hoy nos parecen m¨¢s obvias no resultaron f¨¢ciles de conquistar, y casi siempre contaron con la feroz oposici¨®n de quienes luego no solo se beneficiaron tambi¨¦n de ellas (el divorcio, el aborto), sino que ahora fingen ser sus m¨¢s entusiastas defensores¡ Cosas parecidas podr¨ªan decirse de la ligereza con la que hoy tiende a valorarse la Transici¨®n. Voy a ser muy vertical a este respecto: tal vez viendo la enorme torpeza con la que se est¨¢n produciendo todos los que aspiran a transformaciones radicales en la estructura del Estado (independencia de alg¨²n territorio, encaje en el conjunto de Espa?a o como se quiera), m¨¢s valoro el resultado de lo que fueron capaces de hacer algunos pol¨ªticos de este pa¨ªs hace 30 a?os¡±.
Pero hubo errores. Hasta el estallido del 15-M. ¡°La crisis del modelo de representaci¨®n, que estall¨® el 15-M con el grito del ?no nos representan!, se fue cocinando a fuego lento casi desde el origen¡±. Esa gente, o alguna de esa gente, hab¨ªa salido 30 a?os atr¨¢s reclamando democracia, la que ahora no le sirve. Eso, dice Cruz, solo puede ser motivo de profunda tristeza. Son los gritos que prueban ¡°un profundo fracaso¡±.
Treinta a?os atr¨¢s, un estallido, la luz. Treinta a?os despu¨¦s, la sombra y la ira. Mirando hacia atr¨¢s, la sombra de la ira parece que se abre paso y empieza a cubrir aquel estallido.
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