Las huellas del dispendio
El car¨ªsimo Palau de les Arts empieza a tener problemas de construcci¨®n a los siete a?os de ser inaugurado
Mientras el arquitecto Santiago Calatrava se lleva su dinero a Suiza, sus imponentes y car¨ªsimos edificios amenazan, en suelo espa?ol, con caerse? en pedazos. Sus construcciones han sufrido sonados traspi¨¦s y han generado no poca pol¨¦mica en diversos pa¨ªses, pero eso no arredr¨® en su d¨ªa a los pol¨ªticos de la Comunidad Valenciana, que, metidos en gastos, levantaron una magn¨ªfica Ciudad de las Artes que ahora apenas si pueden mantener. De hecho, para este a?o, el presupuesto apenas si llegar¨¢ a pagar las n¨®minas del personal.
Si no hay dinero para el contenido, menos a¨²n parece haberlo para el continente. Un vistazo un poco detallado a los blancos muros de los edificios de Calatrava asentados en el antiguo cauce del Turia dan idea de hasta qu¨¦ punto falta dinero y limpieza. Pero el problema es a¨²n m¨¢s grave. Porque solo han pasado siete a?os desde que se erigi¨® el Palau de les Arts y este ya tiene arrugas. Los peque?os azulejos que cubren 20.000 metros cuadrados de la cubierta han empezado a desprenderse de la base, lo que otorga al edificio una imagen de piel arrugada, preludio, dicen los expertos, del definitivo desplome de esas peque?as piezas.
Pasma escuchar ahora a los que saben acerca del nivel un tanto chapucero con el que se construy¨® este edificio, lo que no puede achacarse a problemas financieros. La Comunidad Valenciana pag¨® por el asunto la m¨®dica cantidad de 478 millones de euros, lo que no ha impedido el deterioro del trencad¨ªs de su cubierta ni tampoco que en su corta existencia ya se haya inundado una vez por la gota fr¨ªa, un fen¨®meno algo habitual en la zona.
Ahora, los responsables pol¨ªticos valencianos quitan hierro al asunto y dan explicaciones que no convencen a los entendidos. Hay quien ya est¨¢ aconsejando que se quiten los azulejos y se deje la base de la cubierta, lo que tambi¨¦n costar¨¢ el dinero que ya no se tiene. Tanto el Ayuntamiento de la ciudad como el Gobierno aut¨®nomo sufren un nivel hist¨®rico de endeudamiento. De modo que solo les queda cruzar los dedos porque no haya m¨¢s gota fr¨ªa ni m¨¢s casos de corrupci¨®n que les salpique ni caiga sobre sus cabezas uno de esos azulejos que ahora quedan tan poco vistosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.