El bosque de los ni?os escondidos
Autor invitado: Fco. Javier Sancho M¨¢s (periodista, M¨¦dicos Sin Fronteras)
¡°?A correr!¡±. Cuando se activa la alarma en Batangafo, al norte de Rep¨²blica Centroafricana, la ciudad queda despoblada en cuesti¨®n de minutos. Una destreza que se aprende sobreviviendo a m¨¢s de diez a?os de conflictos. Volvi¨® a suceder el pasado 19 de diciembre, por la ma?ana. Ante la llegada inminente de los grupos rebeldes, huy¨® casi todo el mundo. Las autoridades, primero.
Al poco rato, s¨®lo pod¨ªa encontrarse gente en el hospital de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), donde el equipo m¨¦dico se qued¨® atendiendo a los pacientes y familiares que no pod¨ªan movilizarse. El otro lugar era el bosque. Ese mismo d¨ªa, en el hospital, Ghislaine, una mujer de 55 a?os, nos cont¨® que cuando se oyen los gritos de alarma, los ni?os de las calles y la escuela se ponen las pilas. Se guarecen en un bosque de los alrededores, y all¨ª, en escondites que s¨®lo ellos conocen, esperan con los ojos bien abiertos hasta que cesan los enfrentamientos.
Ghislaine sabe que los ni?os tienen experiencia en desaparecer as¨ª de r¨¢pido, ¡°pero todos estamos angustiados¡±, dice, ¡°no tenemos ni idea de cu¨¢ndo volver¨¢n exactamente¡±.
El intercambio de disparos dur¨® unas tres horas hasta que la ciudad cay¨® en manos de los rebeldes. Despu¨¦s, la situaci¨®n se tranquiliz¨® un poco, pero la poblaci¨®n, permaneci¨® oculta varios d¨ªas m¨¢s hasta estar segura de volver. Los enfrentamientos en esta zona del pa¨ªs van y vienen constantemente.
Y con todo, lo m¨¢s probable es que los ni?os no mueran de un balazo o una explosi¨®n. Esto es lo que desconcierta en las estad¨ªsticas de Rep¨²blica Centroafricana: con unos 10 grupos armados operando en el pa¨ªs irregularmente (incluido el temible Lord's Resistance Army (LRA), liderado por Kony, que aparentemente se encuentra en el sureste), y a pesar de ser uno de los cinco pa¨ªses con la mortalidad m¨¢s alta del mundo (a veces entre tres y cinco veces mayor que el umbral de emergencia) y de tener la segunda esperanza de vida m¨¢s baja (48 a?os), el n¨²mero de fallecidos directamente por los enfrentamientos es relativamente bajo.
El grupo armado m¨¢s mort¨ªfero de la Rep¨²blica Centroafricana (RCA) lo forman los mosquitos que transmiten la malaria. Y ¨¦sta se apoya en la falta de inversi¨®n en atenci¨®n sanitaria para una poblaci¨®n que ha hecho del desplazamiento una forma de vida a la fuerza. Cuanto m¨¢s tiempo transcurren en los bosques, m¨¢s enfermos se vuelven los enfermos, m¨¢s vulnerables los vulnerables. El bosque es un refugio para valientes. Y da tanto miedo que ni siquiera los grupos armados suelen adentrarse en ¨¦l a buscar civiles. Los ni?os lo saben y esperan con los ojos abiertos.
Campo de desplazados en Kabo, a 60 kil¨®metros de Batangafo. Fotograf¨ªa de Anna Surinyach
A d¨ªa de hoy, los enfrentamientos han terminado tras el alto al fuego acordado con el Gobierno. La poblaci¨®n, poco a poco, est¨¢ regresando a sus hogares. Los ni?os abandonan el bosque y el pa¨ªs vuelve a la normalidad. Pero ¡°lo normal¡± en RCA tiene significados particulares:
- Lo normal es que la falta de medios de subsistencia cause un aumento de la desnutrici¨®n; como ocurre en el oeste del pa¨ªs, por ejemplo, donde se suspendi¨® la extracci¨®n de diamantes que era un recurso habitual de la poblaci¨®n. Lo normal es que los pacientes, a pesar de los bajos o inexistentes salarios tengan que pagar por la escasa atenci¨®n m¨¦dica que, adem¨¢s, suele ser de muy baja calidad.
- Lo normal es que la malaria cause m¨¢s de la mitad de las muertes entre los pacientes internos en hospitales, porque al ser holoend¨¦mica, cada uno de los 4,4 millones de habitantes se infectan, de media, una vez al a?o. Lo normal es que los programas de control de los ¨²ltimos focos de la enfermedad del sue?o (que mayoritariamente se encuentran en RCA) fracasen a causa de la inestabilidad y de servicios apropiados.
Identificaci¨®n de enfermos de la tripanosomiasis humana africana (enfermedad del sue?o) en Batangafo. Fotograf¨ªa de Anna Surinyach
El modelo actual de ayuda al desarrollo y de ayuda humanitaria ha demostrado que no funciona en RCA. La inversi¨®n en atenci¨®n sanitaria, por parte de los donantes y por parte del Gobierno ha ca¨ªdo dram¨¢ticamente. Y como los conflictos que van y vienen no arrojan cifras alarmantes de muertos, entre otras cosas, porque una poblaci¨®n reducida sabe bien d¨®nde refugiarse, la comunidad internacional se enfrenta a un dilema: que no considere al pa¨ªs lo suficiente fiable ni su situaci¨®n lo bastante urgente como para merecer una mayor ayuda.
Mientras la crisis de RCA se hace cr¨®nica y silenciosa, lo normal es que la violencia armada afecte nuevamente a varias zonas del pa¨ªs, como hace poco ocurri¨® en Batangafo. Y la mayor¨ªa de los muertos no ser¨¢n por las balas. En pocos minutos, la ciudad volver¨¢ a despoblarse. S¨®lo habr¨¢ refugio en el hospital, o en el bosque, en lugares d¨®nde s¨®lo los ni?os saben esconderse, y esperar con los ojos bien abiertos, a que las cosas vuelvan a la ¡°normalidad¡±.
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