Victoria Camps: ¡°En la Universidad hay demasiada egolatr¨ªa y?perdemos al alumno¡±
Volcada en el estudio de la ¨¦tica, Victoria Camps es una de?las?fil¨®sofas espa?olas de m¨¢s predicamento Retirada de las aulas, no renuncia a alzar su voz contra la corrupci¨®n
Quiz¨¢ fuera el primer libro que gan¨® en el colegio como un premio. Se titulaba No m¨¢s caprichos y en ¨¦l aparec¨ªa un demonio cada vez que en las vi?etas la protagonista se mostraba impaciente o insoportable por algo. Despu¨¦s su madre se encarg¨® de regalarle un t¨ªtulo de referencia en fechas se?aladas. El caso es que la vida ha llevado desde muy ni?a a Victoria Camps a decantarse por el estudio de la ¨¦tica. Luego vino la rebeld¨ªa en mitad del franquismo, la universidad, el maestro Aranguren, su verdadero mentor, y una trayectoria como profesora que la convirti¨® en referente para muchos con obras como Virtudes p¨²blicas, ?tica de la esperanza, Paradojas del individualismo, Los valores de la educaci¨®n o ahora esta Breve historia de la ¨¦tica (RBA), un esencial y m¨¢s que certero resumen que abarca desde los cl¨¢sicos hasta hoy. Puede servir como manual de vida y de pr¨¢ctica para que no se reproduzcan como un c¨¢ncer los casos que ¨²ltimamente ensucian las esferas de la vida p¨²blica. Camps, retirada ya de la universidad, aunque activa conferenciante, no renuncia a alzar su voz en esta era donde los referentes de valores c¨ªvicos no encuentran demasiado espacio para fomentar la ejemplaridad.
Pregunta: Este libro le ha salido como un destilado de la ¨¦tica. La esencia a trav¨¦s de la historia.
Respuesta: He procurado que fuera divulgativo; siempre ech¨¦ de menos un libro que sirviera de base para quien necesita una s¨ªntesis y, como ya me he jubilado, he hecho una especie de recapitulaci¨®n.
P: No est¨¢ mal tampoco en estos tiempos para que lo lean ciertos personajes p¨²blicos de relevancia que parecen no tener idea del asunto y mucho menos haberlo estudiado.
R: La filosof¨ªa es una disciplina que viene bien como re??flexi¨®n posterior a lo que se estudie. Y en el caso de la ¨¦tica, una materia que se adentra en cuestiones que deber¨ªa plantearse todo el mundo, no cabe duda de que abarca muchos ¨¢mbitos: la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n la medicina, el periodismo, la ciencia¡ No viene mal saber qu¨¦ es eso de la justicia, la equidad, el fundamento de las normas morales.
P: ?Un gran compendio para aplicar sentido com¨²n al fin y al cabo?
R: Muchas veces lo decimos, que la ¨¦tica es b¨¢sicamente sentido com¨²n porque quiz¨¢ una de las cosas que enturbian m¨¢s el comportamiento social es que cada uno va a lo suyo. Intereses privados, ego¨ªsmo, se pierde de vista el inter¨¦s p¨²blico, el bien com¨²n. Desde la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n desde la empresa, los mismos sindicatos, los bancos. El sentido com¨²n es sensible a esto.
La corrupci¨®n pol¨ªtica en estos tiempos, ciertamente, da asco¡±
P: La virtud, como le gusta a usted decir.
R: La ¨¦tica de las virtudes, que es por donde comienza todo, desde los griegos, siempre me pareci¨® el gran d¨¦ficit de hoy. Entender la ¨¦tica como una manera de ser que implique la colaboraci¨®n con el grupo es diferente a entenderla como un c¨®digo. Eso nos lleva a detectar carencias. Lo que falta es honradez y voluntad para hacer las cosas bien. Para eso necesitas instaurar h¨¢bitos que nos hagan recuperar la virtud.
P: Me habla de que la ¨¦tica no est¨¢ de m¨¢s en varias esferas, pero le ha faltado a usted comentar si en la Universidad andan bien provistos de ella. En ese ¨¢mbito tambi¨¦n existe la lucha denodada por el poder y mucho ego, ?me equivoco?
R: En todas partes¡ Aunque es de las instituciones, seg¨²n las encuestas, mejor valoradas. Algo que a los que estamos dentro nos extra?a un poco.
P: ?Ser¨¢ porque apenas se conoce?
R: Ser¨¢ por eso o porque muchos piensan que la voluntad de transmitir conocimientos merece confianza. Quiz¨¢ uno de sus mayores defectos sea la excesiva especializaci¨®n y, bueno, un cierto af¨¢n de protagonismo, lo admito. Demasiada egolatr¨ªa y quiz¨¢ perder de vista al cliente, que en este caso es el alumno.
P: Leyendo su compendio, me planteaba lo af¨ªn que queda la ¨¦tica a ciertos aspectos del arte como la m¨²sica. La gran construcci¨®n de la ¨¦tica colectiva est¨¢ en la ilustraci¨®n, como una b¨²squeda de la armon¨ªa cl¨¢sica y luego todo se va destruyendo hasta caer en lo atonal con ciertos pensadores como Schopenhauer o Nietzsche.
R: Esa necesidad de equilibrar lo individual con lo colectivo es uno de los grandes dilemas de la ¨¦tica. El valor de la autonom¨ªa y de la libertad individual ha sido lo m¨¢s desarrollado, y a medida que eso evoluciona resulta m¨¢s dif¨ªcil hacer al individuo part¨ªcipe de lo colectivo, que piense en los dem¨¢s, pero no cabe duda de que hay que tender a esa armon¨ªa y a un concepto de justicia que viene de los griegos. Al fin y al cabo, la ¨¦tica busca lo universal. El relativismo absoluto, aunque suene a contradicci¨®n, es opuesto a la ¨¦tica.
P: Pero el relativismo, tan zarandeado desde el propio Ratzinger, no deja de ser una conquista de la humanidad en el ¨¢mbito de las ideas. Si se puede esgrimir contra algo, es contra la moral religiosa y ah¨ª es un avance.
R: No hay que confundir la pretensi¨®n de universalidad con el dogmatismo. Los grandes valores ¨¦ticos deben tener ambici¨®n universal, pero para llevarlos a la pr¨¢ctica es necesario flexibilizar mucho. ?Qu¨¦ hacemos con el velo isl¨¢mico? Ah¨ª entra el relativismo si lo entendemos como una flexibilidad que depende de coyunturas. En la aplicaci¨®n de la ¨¦tica, el individuo, como dec¨ªa Sartre, ha de ser un tanto creativo.
P: ?Debemos tender a la creaci¨®n de una ¨¦tica colectiva ejemplarizante?
R: Los griegos ya planteaban el debate de si se puede o no ense?ar. Y eso lo resolvieron concluyendo que s¨ª, pero con la pr¨¢ctica. Significa aplicar h¨¢bitos de conducta para convivir en una comunidad. No es una teor¨ªa. Puede ayudar la teor¨ªa, pero no es su fin. Si queremos ser ejemplarizantes, cada uno debe crear su propia conciencia moral, sus l¨ªmites, y eso es volver al terreno de las virtudes.
P: Santa palabra.
R: Ciertos l¨ªmites no deben traspasarse por mera repugnancia. Y ah¨ª entra la corrupci¨®n pol¨ªtica, que ciertamente, en estos tiempos, da asco. Ah¨ª la ¨¦tica y la est¨¦tica se encuentran, hay cosas que, insisto, dan asco y deber¨ªan ser rechazadas por todo el mundo.
P: F¨ªjese que ahora tenemos todas las modalidades, el mangoneo cl¨¢sico, que puede ser el del ¡®caso B¨¢rcenas¡¯ en el PP, y el posmoderno en el PSOE, con el caso de Carlos Mulas y Amy Martin¡
R: Y adem¨¢s una chorrada, seg¨²n como lo miremos, porque, aparte de que no se hace, lo inquietante es que no se sepa que se hace. Quien no se entera estando cerca se convierte en c¨®mplice.
P: La corrupci¨®n, seg¨²n usted, es tendencia natural.
R: Adam Smith lo dec¨ªa, satisfacer los propios intereses.
P: Pero ve¨ªa el ego¨ªsmo como algo positivo a la larga, porque revert¨ªa en la sociedad.
R: Esa idea es propia del liberalismo originario. Adam Smith, que era un tremendo moralista, dec¨ªa que los vicios privados repercuten en la sociedad para bien, tambi¨¦n por la propia competencia; pero eso ni econ¨®micamente es bueno, como hemos visto, ni menos socialmente; si no, no vivir¨ªamos las grandes desigualdades que padecemos en este momento.
Incluir mujeres en las listas es un cambio cuantitativo, no cualitativo¡±
P: Es complicado el predicamento de la ¨¦tica con el propio comportamiento. ?Usted c¨®mo intenta ser consecuente?
R: Eso no me lo pregunte¡
P: Claro que se lo pregunto.
R: El concepto de la ejemplaridad tiene su repercusi¨®n. Yo no me juzgo, eso les corresponde a los dem¨¢s. Pero dentro de la labor de los fil¨®sofos va impl¨ªcita esa coherencia. No podemos hablar del bien y la justicia y que nos pillen en un renuncio.
P: Usted adem¨¢s ha pasado por la pol¨ªtica como senadora del PSC. En otra vida, digamos.
R: S¨ª, y no dejaba de sentirme un tanto inc¨®moda.
P: ?Por qu¨¦?
R: Por el modo en que se plante¨®: te llamamos a ti porque ense?as ¨¦tica, como si eso fuera una panacea para arreglar todo, y no es cierto, porque para que la sociedad cambie deben cambiar sus miembros y tomar conciencia.
P: Ah¨ª entraba una tentaci¨®n dentro de los partidos de colgarse medallas y lavar la imagen.
R: Eso era marketing.
P: ¡®Marketing¡¯ para usted, los jueces Garz¨®n y P¨¦rez Mari?o, que fueron incluidos en las listas.
R: En mi caso, adem¨¢s, me dijeron que era por ser mujer. Y en eso tambi¨¦n ten¨ªa mis dudas, porque metiendo a muchas mujeres en las listas se da un cambio cuantitativo, pero no necesariamente cualitativo. Marketing, como digo. ?Que si me sent¨ª utilizada? Hasta cierto punto, pero tambi¨¦n sent¨ªa que algo pod¨ªa ?hacer y beneficiarme de la experiencia.
P: Me imagino que tambi¨¦n entraba el componente quijotesco de comprobar desde dentro si la cosa pod¨ªa arreglarse.
R: Bueno, hay muchos pol¨ªticos honrados, vaya por delante. Lo que se difunde es lo malo, pero no le va a la zaga el sector financiero, por ejemplo, que ha tenido comportamientos m¨¢s reprobables.
P: Hablando de lo quijotesco, usted est¨¢ casada con Francisco Rico, acad¨¦mico, gran experto en la obra de Cervantes y personaje literario recurrente en la obra de Javier Mar¨ªas, por ejemplo. ?Le retir¨® el saludo despu¨¦s del retrato que hizo de ¨¦l en su novela ¡®Los enamoramientos¡¯? ?Se hablan? Queda como el m¨¢s listo de la clase.
R: S¨ª¨ª¨ª¡ Son muy amigos. Ah¨ª entra la broma, la iron¨ªa, la ficci¨®n, que lo permite todo. Pero es un retrato que tiene rasgos suyos, aunque no deja de ser una caricatura.
P: ?Difunden m¨¢s el arte los patrones ¨¦ticos que la filosof¨ªa?
R: S¨ª, no solo la literatura, tambi¨¦n el cine es muy poderoso a la hora de hacerlo. Adem¨¢s resaltan el componente emotivo, que es fundamental en la ¨¦tica. Los sentimientos son fundamentales a la hora de entenderlo, tanto como la raz¨®n. Un tratado filos¨®fico puede ser muy sabio y dejarte muy fr¨ªo y, en cambio, una buena pel¨ªcula o una gran novela llegan mucho m¨¢s.
P: ?Qu¨¦ destaca m¨¢s en la b¨²squeda de una ¨¦tica individual: la raz¨®n, la virtud o la voluntad?
R: La voluntad es fundamental y se dice poco. Kant dec¨ªa que lo ¨²nico bueno es una buena voluntad, la voluntad de hacer las cosas bien. Ese es el gran imperativo categ¨®rico.
P: En el fondo, el imperativo categ¨®rico kantiano ?puede ser un dogma laico?
R: No tanto, las f¨®rmulas del imperativo categ¨®rico asumen que solo puede ser justo lo que querr¨ªas que fuera bueno para todo el mundo. Es l¨®gica pura.
P: Es un porque s¨ª, sin miedo a castigos divinos, pero un dogma efectivo, laico y efectivo.
R: Son claves que nos remiten a Confucio: no hagas a los dem¨¢s lo que no te gustar¨ªa que te hicieran a ti; es la regla de oro hasta Kant. Pura l¨®gica.
P: Hasta que llega Schopenhauer y nos dice que ni siquiera el ser humano es libre de querer lo que quiere.
R: Ah¨ª nos metemos en un problema filos¨®fico que somos incapaces de resolver. Pero a m¨ª me atrae m¨¢s lo pragm¨¢tico, aunque los fil¨®sofos nos perdemos, me atrae m¨¢s Kant cuando asegura: ¡°No sabemos si somos libres, pero creemos que lo somos y eso nos convierte en responsables¡±.
A la ¨¦tica por el lenguaje
Victoria Camps (Barcelona, 1941) se doctor¨® en Filosof¨ªa por la Universidad de Barcelona y lleg¨® a la ¨¦tica tras concluir que la filosof¨ªa del lenguaje, su primera opci¨®n, le ofrec¨ªa menos posibilidades de desarrollar su pensamiento. Pero tambi¨¦n ha tenido tiempo de aplicar a la vida colectiva algunas de aquellas recetas que daba en su libro 'Virtudes p¨²blicas', premio Espasa de Ensayo en 1990. Fue senadora por el PSC y tras su paso por la pol¨ªtica ha recibido m¨¢s reconocimientos, como el Premio Internacional Men¨¦ndez Pelayo en 2008 o el Nacional de Ensayo en 2012 por su obra 'El gobierno de las emociones'.
Particip¨® en el comit¨¦ de sabios para la reforma de la televisi¨®n p¨²blica, as¨ª como en otros foros sobre bio¨¦tica o temas relacionados con la medicina y es miembro de la Fundaci¨®n Grifols.
P: Pero decir pragm¨¢tico da miedo. Quienes m¨¢s se acercan a eso en su libro son Hobbes y Maquiavelo, con su crudeza.
R: Ellos aplican la racionalidad m¨¢s instrumental. No importan las razones que nos llevan a formar los Estados; lo importante es que tienen que existir, aunque sea por miedo. Muy utilitario.
P: Otra frase suya: ¡°La felicidad implica resignaci¨®n¡±. ?En serio?
R: Bueno, esa es la ¨¦tica estoica. Tocan los problemas reales, hablan de la muerte, del dolor y c¨®mo comportarse ante ello. Al final lo aceptan y proponen casi ser insensibles al asunto, m¨¢s que cambiarlo. Asumen que hay cosas que no se pueden transformar y que es mejor que no nos afecten. Es una forma de verlo, pero esa frase, dicha por m¨ª, ahora no la reconozco tanto.
P: En los a?os noventa declaraba usted esto.
R: Vale. Llegu¨¦ a decir una vez que la ¨¦tica era incompatible con la pol¨ªtica, y eso me lo han recordado tantas veces¡
P: Bueno, la frase anterior tiene gran parte de verdad: la felicidad implica renuncia.
R: La posibilidad de desear es infinita y no podemos satisfacer todo lo que anhelamos; en ese aspecto debemos saber renunciar porque identificar la felicidad con la satisfacci¨®n de los deseos no es lo mismo que identificarla con la satisfacci¨®n de las necesidades. Esta ¨²ltima es b¨¢sica; la otra nos puede llevar a la ansiedad, que es una cosa muy moderna y que se medicaliza. Pero al final no podemos identificar la felicidad con una pastilla, ?no cree?
P: Obvio. Aunque su libro puede serlo.
R: Bue??no, requiere entendimiento, un esfuerzo distinto a tomarse una pastilla.
P: Eso ser¨ªan los efectos secundarios. ?La ¨¦tica es laica, y la moral, religiosa?
R: En parte, esa distinci¨®n es justa. En filosof¨ªa decimos que la ¨¦tica es la reflexi¨®n sobre la moral. Va m¨¢s all¨¢, intenta buscar puntos comunes, c¨®mo se fundamentan, si pueden ser universales o no las morales. La ¨¦tica se mueve entre los grandes conceptos, qu¨¦ significan y qu¨¦ aplicaciones pr¨¢cticas tienen.
P: As¨ª como el m¨¢ximo objetivo de una religi¨®n es la invenci¨®n de una moral, ?la gran aspiraci¨®n de la filosof¨ªa pasa por la invenci¨®n de una ¨¦tica?
R: No, no en el mismo sentido. En todo caso establece criterios. Por ejemplo, John Rawls, gran te¨®rico de la socialdemocracia, habla de justicia ¨Ces incluso m¨¢s concreto, justicia redistributiva¨C, y ah¨ª entra en la pol¨ªtica, pero no entra en un c¨®digo.
P: ?Su ¨¦tica naci¨® cuando su madre empez¨® a regalarle libros?
R: Mi primer libro fue un c¨®mic y me lo regalaron en el colegio, el Sagrado Coraz¨®n, como un premio. Se titulaba No m¨¢s caprichos.
P: ?Qu¨¦ ¨¦tico!
R: Pues s¨ª, era un libro apaisado, que me le¨ªa mi madre y te asustabas much¨ªsimo porque en cuanto la ni?a protagonista se pon¨ªa caprichosa, aparec¨ªa un demonio. Lo estoy viendo. Los caprichos eran desobedecer, no querer comer, cosas triviales. Pero tambi¨¦n me encantaban los libros de Celia, un personaje, si no caprichoso, rebelde. En el colegio nos recomendaban no leerlo. No estaba en la biblioteca. Recuerdo que hab¨ªa libros del padre Finn y cl¨¢sicos adaptados. Nosotros tuvimos una educaci¨®n muy moralista, luego en la universidad tuve un mal profesor de ¨¦tica. Alcorta se llamaba, un cura, un tomista que no estaba a la altura. Mi maestro fue Aranguren, a distancia porque no me dio clase nunca, pero fundamental. Yo iba a dedicarme a la filosof¨ªa del lenguaje: una rama que analizaba el an¨¢lisis del lenguaje moral que me fue llevando a la ¨¦tica propiamente dicha.
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