Incorrecciones instant¨¢neas
La mala ortograf¨ªa se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para los profesores espa?oles
Para el profesorado, incluido el de la ense?anza superior, la mala ortograf¨ªa es un quebradero de cabeza. Los alumnos de hoy tienen una preparaci¨®n que es la envidia de sus mayores: saben ¡ªm¨¢s o menos¡ª idiomas, ven mundo y acceden a altos t¨ªtulos universitarios. Les falta, sin embargo, aquel af¨¢n por la caligraf¨ªa y la ortograf¨ªa que los viejos maestros colmaban a base de reglas y dictados. Ahora, dicen los profesores, el panorama es desolador y el que est¨¢ a punto de licenciarse es capaz de rellenar un examen con errores que hacen da?o a la vista: vailar, habrir o derrepente.
La sospecha m¨¢s generalizada es que los docentes han ido bajando el list¨®n paulatinamente frente a las crecientes incorrecciones ortogr¨¢ficas de los ex¨¢menes de sus estudiantes; y estos no acaban de ver la utilidad de poner una h en su sitio o eliminar una tilde all¨¢ donde las normas dicen que no debe estar.
As¨ª, se da la paradoja de que en un pa¨ªs como Espa?a, que ha superado con creces sus viejos ¨ªndices de analfabetismo y que lee m¨¢s que nunca, las faltas de ortograf¨ªa se hayan convertido en una lacra contra la que los profesores se sienten incapaces de luchar, si bien hay quien sue?a con la peque?a transformaci¨®n que promete una de las reformas del ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert: aumentar el n¨²mero de clases de Lengua en secundaria.
Algunos ya se est¨¢n adelantando, como la Comunidad Valenciana, que prev¨¦ penalizar a los alumnos con faltas en los ex¨¢menes de acceso a la universidad.
Parad¨®jicamente tambi¨¦n, esta despreocupaci¨®n por la ortograf¨ªa tiene relaci¨®n con el uso de las nuevas tecnolog¨ªas, las mismas que ponen los mejores textos y diccionarios a tiro de clic. Porque si lo importante es comunicarse, ?por qu¨¦ no ahorrarse tiempo con unas letras y tildes de menos? Como pescadilla que se muerde la cola, habr¨ªa que se?alar el aumento del ¨ªndice de lectura: el 92% de los espa?oles dice leer ¡°algo¡± y ello incluye mensajes instant¨¢neos, de m¨®vil, donde los c¨®digos no son los del viejo dictado. Y ah¨ª hay mucho que leer. Un dato: por el sistema gratuito WhatsApp circulan cada d¨ªa mil millones de mensajes. Demasiado trabajo para los correctores.
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