Un grave problema
Soy profesora de un instituto y, entre otras muchas cosas, ense?o a los alumnos a argumentar sus opiniones de forma oral y escrita. No puedo mostrar v¨ªdeos de argumentaciones actuales porque son el contraejemplo de la teor¨ªa que aprenden en el aula. La oralidad es p¨¦sima, se sustenta en argumentos tan infantiles como ¡°y t¨² m¨¢s¡±. Menos mal que nos quedan articulistas magn¨ªficos que, en textos bien escritos y ordenados, argumentan correctamente sus opiniones.
Como adultos formados, se supone, los pol¨ªticos deben dar ejemplo de transparencia, democracia y oratoria, pero casi todos suspenden en todas esas ¡°asignaturas¡±. Mis alumnos de 2? de bachillerato, a punto de cumplir 18 a?os, ya tienen claro que ninguno de ellos les representa y no tienen intenci¨®n de ir a votar.
Tenemos un problema grave, y los docentes, que estamos para casi todo, no lo podemos solucionar. Esto tiene que cambiar por respeto a esta y a las futuras generaciones.¡ª Rosa Santa Dar¨ªa Hern¨¢ndez.
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