Residuos no democr¨¢ticos

A diez a?os de la ilegalizaci¨®n de Batasuna, y dos despu¨¦s de la presentaci¨®n de los estatutos de su nuevo partido, Sortu, que proclamaban su aceptaci¨®n de las condiciones requeridas por la Ley de Partidos, la izquierda abertzale se ha constituido en organizaci¨®n legal en el congreso celebrado este pasado fin de semana.

Ha seguido para ello un proceso por etapas. Primero forj¨® una coalici¨®n para las elecciones locales de 2011 cuya legalidad fue aceptada por el Constitucional, siendo decisivo para ello la presencia en la misma de dos partidos legales; hizo lo mismo con vistas a las legislativas de noviembre de ese a?o, pero para entonces ya se hab¨ªa producido el abandono de la acci¨®n armada por parte de ETA. Este hecho, m¨¢s la fuerte presencia en Ayuntamientos, Juntas Generales, Congreso y Senado fueron a su vez decisivos para que el Constitucional corrigiera al Supremo y admitiera en junio la inscripci¨®n de Sortu como partido legal, lo que ha llevado a este congreso fundacional.

En 2006, la izquierda abertzale rechaz¨® acatar la Ley de Partidos para legalizarse. Ahora la acata, incluyendo la renuncia a la violencia. Ya no puede decirse que su l¨ªnea pol¨ªtica siga condicionada por su supeditaci¨®n a ETA. Pero persisten residuos antidemocr¨¢ticos, visibles en las ponencias aprobadas y declaraciones de sus dirigentes. El principal, la negativa a exigir la disoluci¨®n de ETA, sin duda para mantener la expectativa de condicionar ese cierre a una negociaci¨®n que d¨¦ sentido al pasado violento.

Ma?ana se vota en el Congreso la propuesta presentada por Amaiur (su marca en esa C¨¢mara) instando al Gobierno a abrir negociaciones sobre las ¡°consecuencias del conflicto¡± y a modificar su pol¨ªtica penitenciaria. La cuesti¨®n es si lo que pretenden es la flexibilizaci¨®n penitenciaria, lo que ser¨ªa posible tras el anuncio de la disoluci¨®n, o que ese efecto sea consecuencia de una negociaci¨®n, lo que ser¨ªa totalmente contraproducente para el objetivo de un final irreversible.