La ley de los vencedores
Autor invitado: ?ngel Gonzalo (periodista)
Este es un repaso de la situaci¨®n de Costa de Marfil. Desde los incidentes que siguieron a las elecciones presidenciales de 2010 y que sumieron al pa¨ªs en la peor crisis humanitaria de su reciente historia -con graves cr¨ªmenes cometidos por ambas partes-, hasta la actualidad; donde el presidente Outtara impone su ley bajo un manto de impunidad que oculta ejecuciones extrajudiciales, homicidios deliberados y arbitrarios, detenciones por motivos pol¨ªticos y torturas.
Abran un libro de Historia de cualquier pa¨ªs, incluido el nuestro, y encontrar¨¢n hechos como los que voy a contarles. Sin embargo, estos no pertenecen al pasado sino a la actualidad. Los vencedores de una confrontaci¨®n hacen la ley y, cuando alcanzan el poder, persiguen, hostigan y eliminan -utilizando cualquier medio a su alcance- a sus adversarios. La diferencia es que antes sol¨ªa ocurrir bajo el yugo de reg¨ªmenes autoritarios. Ahora sucede en lugares en los que se celebran elecciones.
Acomp¨¢?enme a Costa de Marfil, en el golfo de Guinea. Se independiz¨® de Francia en 1960 y gozaba de grandes perspectivas por sus recursos naturales y potencial para el desarrollo. Hoy es el mayor exportador de cacao del mundo y tambi¨¦n es rico en caf¨¦, madera y petr¨®leo. Cuenta con algo m¨¢s de 20 millones de habitantes, una esperanza de vida en la media regional -55 a?os-, un ¨ªndice de mortalidad infantil del 12% -menores de cinco a?os- y una cifra alfabetizaci¨®n de adultos escasamente superior al 50%.
La peor crisis humanitaria desde la independencia. Sin embargo, su historia contempor¨¢nea, como la de muchos de sus vecinos, est¨¢ saturada de inestabilidad. Uno de los peores per¨ªodos se vivi¨® a partir de 2002 con la divisi¨®n del pa¨ªs en dos -tras un golpe de estado- y la guerra civil posterior. Un gobierno de concentraci¨®n presidido por Laurent Gbagbo -uno de los protagonistas de este post- mantuvo el pa¨ªs en una tensa y fr¨¢gil estabilidad hasta que en noviembre de 2010 pudieron celebrarse por fin elecciones presidenciales.
Entonces se produjo una par¨¢lisis pol¨ªtica, tras la negativa de Gbagbo a reconocer la victoria de su oponente, Alassane Ouattara. Despu¨¦s de cuatro meses de combates espor¨¢dicos, a finales de marzo de 2011, los partidarios de este ¨²ltimo lanzaron una ofensiva y ocuparon casi todas las zonas que estaban en poder de las fuerzas leales al expresidente. En abril, soldados de la Operaci¨®n de la ONU en C?te d¡¯Ivoire (ONUCI) y la fuerza militar francesa Licorne bombardearon la artiller¨ªa desplegada por tropas de Gbagbo, que finalmente fue apresado. Ahora, rinde cuentas en el Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Ambas partes, tanto seguidores de Gbagbo como del presidente Ouattara, son responsables de graves violaciones de derechos humanos, incluyendo cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad. El balance del enfrentamiento es desolador. M¨¢s de 3.000 muertos y un clima de inseguridad, venganza, represi¨®n y violencia que ha hecho que la poblaci¨®n viva en una pesadilla constante. Es la crisis humanitaria y de derechos humanos m¨¢s grave que ha vivido el pa¨ªs. Cientos de personas han sido v¨ªctimas de homicidios ileg¨ªtimos, en muchos casos s¨®lo por su origen ¨¦tnico o su supuesta afiliaci¨®n pol¨ªtica. Muchas mujeres y adolescentes han sufrido violencia sexual, incluidas violaciones.
¡ Y lleg¨® la victoria. En abril de 2011, no lleg¨® la paz a Costa de Marfil, sino la victoria. Han seguido cometi¨¦ndose violaciones y abusos contra los derechos humanos. Por un lado, en la capital econ¨®mica del pa¨ªs, Abiy¨¢n, la persecuci¨®n se ha centrado en los partidarios reales o supuestos del ex presidente Gbagbo.
Por otro, los seguidores del expresidente, particularmente mercenarios liberianos, han continuado con el acoso a la poblaci¨®n civil que apoya a Ouattara; y atacando lugares estrat¨¦gicos o puestos militares. Algunos de estos ataques han sido organizados en los pa¨ªses vecinos, lo que ha llevado en ocasiones al cierre de fronteras.Tambi¨¦n han intentado desestabilizar al gobierno con intentos de golpes de estado.
El conflicto en Costa de Marfil no s¨®lo tiene connotaciones pol¨ªticas, sino que tambi¨¦n hay un factor ¨¦tnico. Los opositores de Ouattara tachan al presidente actual de extranjero por su origen burkinab¨¦ y ellos, los de Gbagbo, aglutinan a los marfile?os puros. No deja de ser tambi¨¦n una historia repetida entre las muchas fronteras artificiales del continente. Otra consecuencia de la colonizaci¨®n y del inter¨¦s europeo por trazar l¨ªneas divisorias para explotar a su antojo los recursos de ?frica.
Al terminar 2012, m¨¢s de 250.000 personas refugiadas y desplazadas no hab¨ªan regresado a¨²n a sus hogares por temor a sufrir represalias, y muchas siguen viviendo en pa¨ªses vecinos como Liberia o Ghana.
Impunidad total. Alassane Outtara cre¨® el ej¨¦rcito nacional con el objetivo de integrar a las fuerzas leales al expresidente tras los incidentes que siguieron a las elecciones de 2010 para ¡°garantizar la seguridad de las personas y propiedades sin distinci¨®n¡± y ¡°ser un poderoso instrumento para la cohesi¨®n nacional¡±. Sin embargo, tras este nuevo ej¨¦rcito, junto a una milicia armada de cazadores tradicionales -los dozos-, asoma un inquietante historial de ejecuciones extrajudiciales, homicidios deliberados y arbitrarios, detenciones por motivos pol¨ªticos y torturas. So pretexto de garantizar la seguridad y combatir a los autores de ataques armados, sus miembros act¨²an con casi total impunidad.
Actualmente, ni un solo miembro del ej¨¦rcito nacional ni ning¨²n otro seguidor del presidente Outtara ha respondido de sus actos, lo que representa un fracaso absoluto del Estado de derecho y debilita el proceso de reconciliaci¨®n iniciado en julio de 2011.
Testimonios sobrecogedores. Amnist¨ªa Internacional ha documentado que las fuerzas republicanas de Costa de Marfil, ej¨¦rcito nacional, y la polic¨ªa militar han arrestado y detenido a personas al margen de la ley y bas¨¢ndose en motivaciones pol¨ªticas o ¨¦tnicas. Los centros de detenci¨®n se han multiplicado as¨ª como el r¨¦gimen de incomunicaci¨®n de los detenidos, a veces en condiciones inhumanas. Muchas personas han sido torturadas y algunas liberadas despu¨¦s de pagar un rescate.
Un hombre al que la polic¨ªa detuvo tras las elecciones declar¨®: ¡°Me preguntaron por mi grupo ¨¦tnico y a qui¨¦n hab¨ªa votado. Dije que hab¨ªa hecho campa?a por Gbagbo. ?Por qu¨¦ Gbagbo?, me espetaron. ?Qui¨¦n gan¨® las elecciones? Contest¨¦ que el consejo constitucional deber¨ªa confirmar los resultados. ?Acaso te crees un intelectual?, me gritaron. Despu¨¦s me golpearon¡±. Fue arrestado y detenido en r¨¦gimen de incomunicaci¨®n sin acceso a un abogado, sin que sus familiares fueran informados y sin ning¨²n tipo de garant¨ªas durante m¨¢s de un mes. Al final, no se presentaron cargos en su contra y recobr¨® la libertad.
Un seguidor de Gbagbo, detenido en Abiy¨¢n el 27 de agosto de 2012 y acusado de pertenecer a una milicia asegur¨® que le dejaron en libertad dos d¨ªas despu¨¦s pagar una cantidad de dinero: "Mis padres entregaron primero 50.000 CFA -unos 75 euros-; y luego, tras liberarme, los carceleros fueron a mi casa y pidieron m¨¢s. Les dije que apenas ten¨ªa y se conformaron con 20.000 CFA -30 euros-¡±.
Otro hombre ha asegurado haber permanecido encerrado 49 d¨ªas junto con 27 personas m¨¢s en una celda de cuatro metros cuadrados sin servicios higi¨¦nicos. ¡°Ten¨ªamos que hacer nuestras necesidades en bolsas. S¨®lo recib¨ªamos una comida al d¨ªa, a las 2 o 3 de la tarde. Y s¨®lo nos daban un litro de agua cada 48 horas.¡±
La venganza tambi¨¦n se ha extendido hacia todos los familiares y colaboradores de Laurent Gbagbo recluidos en cinco centros de detenci¨®n en diferentes puntos del pa¨ªs. Algunos de ellos tambi¨¦n han sufrido tratos inhumanos y degradantes.
Adem¨¢s, se han producido graves irregularidades en la investigaci¨®n de los casos denunciados; las autoridades han hecho muy poco para garantizar la celebraci¨®n de vistas con garant¨ªas y el derecho a la defensa es una quimera.
Ante este panorama, Amnist¨ªa Internacional hace un llamamiento a las autoridades para que acaben con las violaciones de derechos humanos y los abusos que siguen cometiendo los agentes del Estado y quienes les apoyan. Los vencedores no deben imponer su propia ley sino aplicar la justicia. Si no se toman medidas de inmediato para controlar a las fuerzas de seguridad, Costa de Marfil corre el riesgo de enredarse en sucesivas crisis pol¨ªticas que convertir¨¢n la reconciliaci¨®n nacional en una esperanza perdida y seguir¨¢n alimentando p¨¢ginas oscuras en los libros de Historia.
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