La aliada que abandon¨® a Julian Assange
La millonaria Jemima Khan contribuy¨® a pagar la fianza del fundador de Wikileaks. Hoy denuncia que ¨¦ste ha pasado de ser ¡°un h¨¦roe a lo Jason Bourne a una versi¨®n australiana del fundador de la cienciolog¨ªa¡±
En diciembre de 2010, Jemima Khan sorprendi¨® a todos present¨¢ndose en el juzgado para apoyar a Julian Assange y poner dinero para conseguir su libertad bajo fianza. Un dinero que perder¨ªa al refugiarse ¨¦ste en la embajada de Ecuador.
Como ha pasado con tantos otros que en su d¨ªa se acercaron al fundador de WikiLeaks, el asunto ha acabado mal. Todo hab¨ªa empezado un poco por causalidad. Cuando Assange fue arrestado en Londres a petici¨®n de las autoridades suecas porque hab¨ªa sido denunciado por violaci¨®n y otros abusos sexuales, Jemima le envi¨® un e-mail de solidaridad a trav¨¦s de su abogado, Mark Stephens. Este le respondi¨® de inmediato ¡°y me pregunt¨® si estaba dispuesta a ir al tribunal en ese mismo momento para actuar como garante de Assange¡±. ¡°Estaba nerviosa por el inevitable circo medi¨¢tico pero sent¨ª que era lo que ten¨ªa que hacer¡±.
Jemima Khan, la hermosa multimillonaria que ver¨ªan los medios de comunicaci¨®n, la que fuera esposa de la estrella del criquet Imran Khan y despu¨¦s novia del actor Hugh Grant, admiti¨® entonces que no conoc¨ªa todos los hechos en torno a las acusaciones contra Assange pero que estas le parec¨ªan d¨¦bile. ¡°Se trata de una cuesti¨®n de censura y de intimidaci¨®n", dijo. No hab¨ªa visto personalmente a Assange en su vida, pero admiraba su trabajo, que hab¨ªa permitido denunciar los abusos en la c¨¢rcel de Abu Ghraib o las actividades militares secretas de EE UU en Pakist¨¢n.
Algo m¨¢s de dos a?os despu¨¦s, Jemima ha cambiado de opini¨®n. Ahora se ha dado cuenta de que Assange tiene las mismas posibilidades de ser extraditado a EE UU desde Reino Unido que desde Suecia; o que, por d¨¦biles que puedan parecer o no las acusaciones sexuales contra ¨¦l, las mujeres que las han formulado ¡°tambi¨¦n tienen derechos humanos¡±; o, quiz¨¢s por encima de todo: ¡°El problema es que WikiLeaks, cuya declaraci¨®n de principios apela a conseguir una sociedad m¨¢s justa, basada en la verdad, es culpable de la misma ofuscaci¨®n y desinformaci¨®n que quiere denunciar, mientras se espera de sus seguidores que sigan teniendo, sin hacerse preguntas, una devoci¨®n y un culto ciego¡±, como ha escrito estos d¨ªas en la revista New Statesman, de la que es directora asociada. Y remataba la contundente misiva lanzando que ¡°todos queremos un h¨¦roe. Cuando WikiLeaks nos mostr¨® el v¨ªdeo en el que las tropas estadounidenses liquidaban a una docena de civiles en Irak, dije medio en broma que Assange era un nuevo Jason Bourne [por el personaje de ficci¨®n encarnado por Matt Damon en el cine], a la fuga y perseguido por el Estado. Ser¨ªa una pena que acabara convertido en una versi¨®n australiana L. Ron Hubbard [fundador de la Cienciolog¨ªa]¡±.
El origen de sus divergencias, contaba Kahn, estaba en el documental We steal secrets: The story of WikiLeaks, presentado en enero en Sundance y en el que ella ejerce de productora ejecutiva. Assange se sinti¨® insultado por el t¨ªtulo (Robamos secretos) y rechaz¨® la pel¨ªcula sin haberla visto.
Jemima Khan ha crecido. Se ha centrado en el periodismo y en el activismo pol¨ªtico. Pero muchos la siguen presentando, despectivamente, como una socialite, alguien que saca provecho de su fama sin tener nada que ofrecer. En ese sentido ha despertado paralelos con Bianga Jagger, la exmujer del cantante de los Rolling Stones. "Hablo desde la experiencia personal cuando digo que los medios siguen siendo sesgados por cuestiones de g¨¦nero. ?Puede alguien citarme a un hombre al que le llamen socialite? ?Cu¨¢ndo a un activista var¨®n se le ha menospreciado por su fama o por sus exmujeres? Jemima es una persona seria y reflexiva a la que no le da miedo defender sus principios. Y yo aplaudo su valent¨ªa y espero que eso ayude a otras mujeres notables a defender sus propias convicciones", declar¨® hace un tiempo Bianca Jagger.
Esa imagen de heredera y pareja de famosos es precisamente la que ella m¨¢s odia. Pero hay otra Jemima. La que se ha comprometido hasta el tu¨¦tano contra las injusticias, la que se ha opuesto a la guerra de Afganist¨¢n y a la invasi¨®n de Irak, la que se manifiesta por la democracia en Pakist¨¢n, la incansable defensora de la libertad de expresi¨®n. No hace falta ser muy freudiano para intuir que el origen de su fuerte personalidad est¨¢ en su particular entorno familiar. Jemima Marcelle Khan, nacida hace 39 a?os en Londres, es hija del financiero franco-brit¨¢nico sir James Michael Goldsmith y la tercera esposa de este, lady Annabel Vane-Tempest-Stewart, hija a su vez de un arist¨®crata anglo-irland¨¦s, el vizconde Castereagh, octavo marqu¨¦s de Londonderry.
Sir James y lady Annabel fueron amantes durante a?os antes de casarse en 1978, cuando ya hab¨ªan nacido dos de sus tres hijos, incluida Jemima. ?l aport¨® a la familia, adem¨¢s, tres hijos de sus dos primeras mujeres y a¨²n tendr¨ªa otros dos con su amante francesa. Ella hab¨ªa tenido tres con su primer marido. Ese cierto desorden sentimental de los padres parece haber sido heredado por Jemima. Al casarse en 1995 con Imran Khan dej¨® Londres para instalarse en Pakist¨¢n, el pa¨ªs de su marido, en compa?¨ªa de su extensa familia pol¨ªtica. Ella ten¨ªa 21 a?os; ¨¦l, 42. Se convirti¨® a la religi¨®n musulmana y luego, ya separada de Imran, nunca ha querido aclarar si la sigue practicando.
Su buena amistad con Lady Di, que la visit¨® dos veces en Lahore, Pakist¨¢n, el mismo a?o de su muerte, contribuy¨® a ponerla a¨²n m¨¢s bajo el objetivo de los tabloides. Sus casi tres a?os de relaci¨®n con el actor Hugh Grant reactivaron ese inter¨¦s. A esa relaci¨®n le sigui¨® otra con el agente literario Luke Janklow, afincado en Nueva York y definido por los tabloides como ¡°el hombre heterosexual m¨¢s apetitoso del mundo editorial¡±. Les separ¨® el miedo a volar. Jemima siempre le ha tenido un p¨¢nico al avi¨®n que alcanz¨® la cumbre cuando un hombre intent¨® secuestrar la aeronave en la que viajaba hacia Kenya y el avi¨®n se desplom¨® cientos de metros durante el incidente.
Luego llegar¨ªa otra pareja, el cineasta y documentalista John Battsek, ganador de un Oscar con un trabajo sobre el asalto de un comando palestino a la residencia de los atletas de Israel en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich en 1972. Los conflictos b¨¦licos, el periodismo, la aspiraci¨®n de escribir alguna novela, son algunos de los intereses de Khan que la prensa suele dejar de lado, favoreciendo su cara fr¨ªvola. Ese estereotipo empez¨® a romperse en 2007, cuando encabez¨® una manifestaci¨®n ante la embajada de Pakist¨¢n en Londres para denunciar el r¨¦gimen del general Musharraf.
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