Hilary Mantel:¡°Me da verg¨¹enza el Gobierno de Cameron¡±
La escritora ha revolucionado la novela hist¨®rica de mano de los Tudor. Marc¨® un?hito consiguiendo dos veces el Premio Man Booker. Su secreto: redimir la controvertida figura de Thomas Cromwell.
L as novelas de Cromwell, las llama ella. Y ciertamente ha sido Thomas Cromwell quien m¨¢s gloria ha dado a Hilary Mantel. El punto de vista, ya ven. Eso todo puede cambiarlo o darle la vuelta a la tortilla. La m¨¢s que manida era de los Tudor parec¨ªa agotada a manos de escritores, historiadores y literatos hasta que esta autora que en su d¨ªa fue calificada de posmoderna observ¨® un fil¨®n hist¨®rico si los hechos del reinado de Enrique VIII se volv¨ªan a narrar desde la perspectiva de uno de sus hombres de confianza.
Hasta que aparecieron En la corte del lobo y Una reina en el estrado, Thomas Cromwell era una rata fr¨ªa y calculadora a quien culpar de los principales males de un rey absoluto, caprichoso y despiadado. Pero Mantel observ¨® en Cromwell su profunda modernidad y sus virtudes sin ocultar sus defectos. Con eso ha logrado seducir al lector, a la cr¨ªtica brit¨¢nica, ser traducida a 32 idiomas y vender cerca de 1,5 millones de copias. Tal es la cosecha con las dos primeras partes de lo que ser¨¢ una trilog¨ªa basada en este personaje que le ha ayudado a sobrellevar su delicada salud, afectada en los a?os ochenta por un caso de endometriosis que le provoca dolor.
Pero no solo dinero y loas le ha reportado a Mantel este hombre redimido por ella. Tambi¨¦n gloria: ha sido la ¨²nica autora brit¨¢nica en alzarse dos veces con el Premio Man Booker, uno de los m¨¢s prestigiosos de su pa¨ªs. Un triunfo personal para esta autora que se ha sobrepuesto a su delicada salud para lograr el ¨¦xito sin que eso le impida ser cr¨ªtica, dura y tajante con su propio Gobierno, de quien, dice, se averg¨¹enza.
De ella han dicho que ha reinventado la literatura hist¨®rica. Si su estilo puntilloso, literario sin que por eso renuncie a una tensi¨®n constante, ha convencido a cientos de miles de lectores en un pa¨ªs de p¨²blico exigente, sin duda se debe a su aproximaci¨®n novedosa a un g¨¦nero sobre el que no cree que est¨¦ todo dicho. Pero sobre todo a una ¨¦poca de la que a¨²n queda mucho por decir.
PREGUNTA: ?Por qu¨¦ la literatura hist¨®rica debe ser reinventada? ?Con qu¨¦ objetivos?
RESPUESTA: Creo que ya ha sido reinventada. Desde los a?os noventa, concretamente. Siempre han existido autores de referencia en ese campo. Gore Vidal y sus libros sobre los presidentes americanos lo han sido para m¨ª, o Thomas Keneally; La lista de Schindler ha sido su mayor ¨¦xito, aunque escribi¨® varias obras sobre la historia de Australia y la Edad Media. Pero lo que yo hago es diferente porque escribo sobre gente real. Empec¨¦ ?haci¨¦ndolo sobre la Revoluci¨®n Francesa con mi libro La sombra de la guillotina (el pa¨ªs donde primero se tradujo ¨Cy hasta hace poco el ¨²nico¨C fue Espa?a, y eso me satisfizo enormemente). Aunque el t¨ªtulo que eligieron era mal¨ªsimo ¨Cel original era A place of greater safety¨C, se vendi¨® bien. Ah¨ª, dec¨ªa, escrib¨ª sobre gente real y durante mucho tiempo nadie me entendi¨®. Asum¨ªan que se trataba de una novela rom¨¢ntica y en realidad no era as¨ª. Esper¨¦ hasta que las cosas cambiaran.
P: No hab¨ªa llegado su ¨¦poca. Cuando el ¨¦xito no aparece es f¨¢cil dejarse vencer. Es ah¨ª donde debe imponerse la voluntad de resistencia por parte del autor.
R: La tuve. Pero me costaba. As¨ª que me alej¨¦ de la novela hist¨®rica y escrib¨ª algo m¨¢s moderno, de nuestro tiempo. Y continu¨¦ hasta que me olvid¨¦ del g¨¦nero por completo. La gente me consideraba posmoderna. Pero en aquel entonces, cuando se hablaba de posmodernismo, nadie sab¨ªa a qu¨¦ se refer¨ªan.
P: Ni ahora¡
R: Exacto.
P: Es que la posmodernidad, por propio concepto, es indefinici¨®n.
R: Cierto, s¨ª se?or. Pero es que la gente necesitaba etiquetarlo sin saber de qu¨¦ hablaban.
P: Y usted se reir¨ªa mucho de los palos de ciego.
R: Bueno, me desesperaban. Desde siempre. Desde el primer libro. Me encantaba haber logrado publicarlo, pero no entend¨ªa que, en este pa¨ªs, a la gente le importara un comino la Revoluci¨®n Francesa. Cre¨ªan que se trataba simplemente de una matanza entre extranjeros. Pero la sensibilidad hacia esos temas ha ido cambiando y nos hemos hecho m¨¢s europeos.
Vuelta de tuerca a los Tudor
Hilary Mantel (Glossop, Reino Unido, 1952) vino al mundo en una familia de ascendencia irlandesa y cat¨®lica. ?Desde fuera ha sido quien mejor ha penetrado en la Inglaterra profunda del cisma junto a Thomas Cromwell para desmenuzar la era Tudor en su serie de tres novelas. Estudi¨® Derecho en la London School of Economics, pero sus problemas de salud la convirtieron en escritora casi a la fuerza.
Tras unos comienzos contundentes pero discretos, se hizo un nombre en las letras brit¨¢nicas con novelas como La sombra de la guillotina, Vacant possesion o Everyday is Mother's Day. Vivi¨® en Botsuana y Arabia Saud¨ª. Ahora en Devon, junto al mar, escribe la trilog¨ªa que le ha proporcionado dos veces el Premio Man Booker.
P: ?En serio? Ustedes, ?los brit¨¢nicos?
R: No se deje enga?ar por este Gobierno pat¨¦tico.
P: ?Entonces o ahora?
R: Ahora. Me da verg¨¹enza este Gobierno. Creo que las j¨®venes generaciones de ingleses se ven realmente europeos. En mi caso, al menos, lo siento as¨ª. Yo me considero europea.
P: Bueno, eso parece sano, para ser usted inglesa.
R: Pero es que soy del norte, m¨¢s irlandesa y cat¨®lica. El problema respecto a eso viene del sur, del protestantismo, no crec¨ª en ese pa¨ªs. Una parte que en mi obra no hab¨ªa abordado hasta que comenc¨¦ esta serie sobre Thomas Crom?well. Me fij¨¦ en otros asuntos; mire usted, la Revoluci¨®n Francesa fue un acontecimiento universal, de ah¨ª sali¨® la Declaraci¨®n de Derechos del Hombre, que pertenece a todo el mundo. Siempre me he sentido una autora europea, eso he pretendido. Pero quiz¨¢ he sobrevalorado a mis compatriotas con respecto a sus sentimientos europe¨ªstas porque cuando realmente he tenido ¨¦xito es cuando me he dedicado a un tema profundamente ingl¨¦s. Enrique VIII es ese cap¨ªtulo de la historia de Inglaterra que se aprenden todos los ni?os.
P: Y todos los extranjeros.
R: S¨ª, el ¨²nico al que se reconoce por su figura, con sus seis esposas, un mito.
P: Inagotable.
R: Cierto, y se ha contado de formas tan diferentes, en drama, no?vela y pel¨ªcula, pero bajo la ¨®ptica de Crom?well nadie lo hab¨ªa abordado. Los historiadores s¨ª, pero no imaginativamente. Y es tan central que si observas todo bajo su ¨®ptica, la historia de la familia cambia. Gracias a Cromwell supe que podr¨ªa volver a contar todo de forma original.
P: Ciertamente sorprende que usted, quien se considera alguien ajeno a la identidad m¨¢s reconocible de su pa¨ªs, se haya dedicado a explorar lo que algunos llaman ¡®the englishness¡¯ ¨Clo ingl¨¦s¨C en toda su esencia. Eso que les hace distintos. De hecho, se enamora de ese aspecto. Es parad¨®jico, pero no hay nada que enriquezca m¨¢s una novela que una buena paradoja.
R: Me infiltr¨¦ en el sureste y conquist¨¦ el territorio. Pero lo que m¨¢s me atrae de Cromwell es que procede de ninguna parte. Sus or¨ªgenes humildes, su ambici¨®n¡ De eso trata todo: es la exploraci¨®n de una ambici¨®n. Hoy podemos considerar que la ambici¨®n es hasta positiva, pero en la ¨¦poca de los Tudor era un pecado. M¨¢s en el caso de Cromwell porque, debido a sus or¨ªgenes, no deb¨ªa aspirar a otro lugar en la vida que ocupar aquel donde Dios le trajo al mundo. Su modernidad radica en rebelarse contra eso. Por eso le entendemos ahora y se convierte en un h¨¦roe mucho m¨¢s asequible a nosotros que el propio rey o el cardenal Woolsey. La concepci¨®n de s¨ª mismo era innovadora, original.
P: Lo maquiav¨¦lico¡ Antes de Hobbes, tambi¨¦n.
R: S¨ª, pero mucho m¨¢s pr¨¢ctico.
P: ?M¨¢s?
R: Es que ellos eran intelectuales, y Cromwell, un legislador, un pragm¨¢tico. Tanto que, sin ¨¦l, Inglaterra hubiese sido un pa¨ªs muy distinto.
P: ?En qu¨¦ sentido? Esas reformas que usted dice que aplic¨®, ?cree que fueron para construir un Estado moderno o para satisfacer al rey?
R: Lo que hizo por Enrique fue fortalecer el Estado. En aquella ¨¦poca, el norte era casi ingobernable y Cromwell deseaba que la ley se impusiera por igual en todo el pa¨ªs. Todas sus medidas se dirig¨ªan a fortalecer la autoridad del rey. Hab¨ªan atravesado a?os de guerra y si algo le ocurr¨ªa al monarca se volver¨ªan a reproducir los conflictos. La estabilidad parec¨ªa su obsesi¨®n m¨¢s all¨¢ de que el rey viviera o no. Aparte de no contar con un heredero¡
P: Encima, la historia irrumpi¨® con su iron¨ªa y a un rey le sucedieron dos reinas¡ Con Isabel I lleg¨® el imperio. ?Fue Crom?well quien plant¨® las ra¨ªces para que se dieran las circunstancias?
R: S¨ª, con la unidad y las finanzas que Cromwell propici¨® para instaurar una monarqu¨ªa rica, aunque despu¨¦s el rey lo dilapidara en cuanto se libr¨® de ¨¦l y volvi¨® a entrar en guerra, sirvi¨® bastante. Adem¨¢s cre¨® un tejido de nuevos propietarios con los terrenos que le arrebat¨® a la Iglesia y que ¨¦l se asegur¨® de que no pasar¨ªan a los nobles, sino a nuevos propietarios. Una nueva clase que apoyaba al Gobierno.
P: De hecho, fue crucial en el eje de un gran cambio hist¨®rico universal: el que se produjo al arrebatar el poder a Roma y el que germin¨® un imperio.
R: Lo hizo adem¨¢s con tiento, diplom¨¢ticamente con respecto al gran poder que los espa?oles ten¨ªan en ese momento, con cuidado de no tensar las relaciones con el emperador Carlos.
P: Sin cabrearle, digamos.
R: Hombre, claro. ?l entend¨ªa perfectamente que se hab¨ªa roto un v¨ªnculo al repudiar a Catalina de Arag¨®n, pero que para las bases econ¨®micas del pa¨ªs resultaba crucial mantener buenas relaciones con Espa?a.
P: ?C¨®mo se ha podido usted enamorar de un personaje que se ve¨ªa a s¨ª mismo como un asesino en los retratos?
R: ?No me he enamorado de ¨¦l!
P: Lo parece. Le entiende mejor que a Gerald, su marido.
R: Es que la gente no puede imaginarse lo complicado que Gerald puede llegar a ser¡ A Cromwell lo he llegado a comprender bien porque en parte lo he creado. Una persona que vive a tu lado llega a ser mucho m¨¢s compleja. Soy una entusiasta de Thomas.
P: Es algo que se puede deducir de c¨®mo habla usted de ¨¦l.
R: Lo admiro.
P: ?Una madre?
R: Una entusiasta. Puedo hablar de cualquier personaje de mis novelas con la misma pasi¨®n. Les admiro. A ¨¦l lo entiendo, pero se me va complicando y oscureciendo su figura a medida que entro en la tercera parte.
P: ?Para cu¨¢ndo?
R: Lo estoy escribiendo, bueno, en teor¨ªa, pero en realidad me costar¨¢ al menos dos a?os m¨¢s, en parte porque todav¨ªa no he resuelto algunos enigmas hist¨®ricos que no me dejan adentrarme en la trama hasta que lo logre. Cuestiones abiertas¡ Cuestiones que quiz¨¢ no haya que responder, que haya que dejar a gusto del lector.
P: Lo inexplicable enriquece¡
R: Mucha gente me ha echado en cara que he sido blanda con Cromwell, que me gusta demasiado. Pues bien, solo puedo decir que esperen, que las cosas cambian, las circunstancias cambian, ?qui¨¦n sabe?
P: Me recuerda a los giros que en la trilog¨ªa de ¡®El Padrino¡¯ daba Michael Corleone.
R: Es que se trata de un capo mafioso. Se parece. Si perteneces a su c¨ªrculo, perfecto; pero si est¨¢s fuera, hace fr¨ªo. Para un novelista es un campo abierto. Un mundo donde las cosas se resolv¨ªan cara a cara. No existen documentos, y eso para un narrador es terreno f¨¦rtil.
P: Usted desciende al detalle, hace descripciones impresionistas.
R: Me gusta eso. Lo que extraigo de los documentos es much¨ªsimo y me encanta interpretarlos. Me da placer, y si los detalles encajan en el contexto que voy creando, mejor. Me gusta mezclar eso con mi imaginaci¨®n.
P: Tambi¨¦n le ayudan mucho los cuadros de Holbein.
R: S¨ª, adem¨¢s era un hombre muy cercano a Cromwell. Siempre me gust¨® describir cuadros. Hace tiempo me iba a la National Gallery, escog¨ªa tres cuadros y los desmenuzaba. El retrato de Cromwell parece un personaje de la novela. Y habr¨¢ m¨¢s en la tercera parte porque en esta segunda el cuadro ha sido copiado y distribuido por toda Europa. Como una cadena de representaci¨®n¡ Detr¨¢s se esconde el ser humano. Entre esas cosas se desarrolla nuestra t¨¦cnica novel¨ªstica. La ficci¨®n hist¨®rica es un empe?o imposible. En eso nos desenvolvemos. No puedo hacer que las cosas resulten reales, pero s¨ª posibles. Con haber cubierto un vac¨ªo hist¨®rico me vale. Compruebo mucho los datos y no coloco a los personajes en lugares donde no estaban. Pero hay veces en que ellos mismos andan desaparecidos. Sabes por cartas que en cierto momento se encuentran en un lugar y no en otro, y a eso te adaptas. El pacto que tienes con el lector es que le ofreces tu imaginaci¨®n, pero basada en hechos reales.
P: ?La ficci¨®n se convierte en una coartada?
R: En cierto modo s¨ª, pero eso no debe convertirse en excusa para cometer errores.
P: Historia ha hecho usted tambi¨¦n al ser la primera mujer que gana el Man Booker Prize dos veces y al ser tambi¨¦n la primera inglesa que repite.
R: Seg¨²n el presidente del jurado, fue un¨¢nime. Tambi¨¦n el Premio Costa me hizo ilusi¨®n.
P: Pero no se muestra sorprendida por su ¨¦xito. Parece como que pensara que se lo merec¨ªa.
R: Cuando lo gan¨¦ por primera vez pens¨¦: este es el fruto de lo que he estado persiguiendo durante a?os, ?planeando. Creo que vino como una consecuencia l¨®gica de todo. La cr¨ªtica hab¨ªa sido un¨¢nime y se daban las circunstancias. Con En la corte del lobo siempre tuve la impresi¨®n de que hab¨ªa escrito mi mejor libro y, por tanto, resultaba justo. La segunda vez s¨ª que me sorprend¨ª porque pens¨¦ que el jurado no iba a consentir que algo as¨ª ocurriera, y todav¨ªa no me lo creo. Pero la vida ha cambiado para m¨ª, antes de esta serie contaba con un ramillete de editores extranjeros y de ah¨ª hemos saltado a 32 pa¨ªses¡ Sin contar con las ventas. Es extra?o porque sigo haciendo lo de siempre, pero el mundo ha cambiado a mi alrededor. Me empe?¨¦ en acometer lo que cre¨ª que deb¨ªa.
P: Resisti¨®. Fue fiel a sus deseos y no lo que en teor¨ªa podr¨ªa demandar el p¨²blico, que siempre es un misterio por su inmensa variedad.
R: No tiene sentido intentar satisfacer a nadie. Escribes los libros que crees que debes cuando puedes. Simplemente yo sab¨ªa mientras estaba escribiendo En la corte del lobo que era lo mejor que hab¨ªa hecho, pero no esperaba que nadie compartiera esa opini¨®n conmigo. Pens¨¦ que Thomas Cromwell era dif¨ªcil de vender, un desconocido para el gran p¨²blico, pasto solo de historiadores.
P: En la propia serie de los Tudor tiene una relevancia relativa por detr¨¢s de Woolsey o Tom¨¢s Moro.
R: Siempre ha sido marginado, no solo en la ficci¨®n, tambi¨¦n entre los bi¨®grafos. Salvo el gran Geoffrey Elton, el gran historiador de los Tudor, que cre¨ªa que fue el gran personaje de aquella era. Pero ¨¦l no cre¨ªa en el g¨¦nero de la biograf¨ªa, ni que fuera capaz de crearlas, as¨ª que qued¨® sin hacer. Para abordarlo tan solo he contado con dos o tres trabajos que repiten los mismos prejuicios sobre ¨¦l.
P: ?Cu¨¢les eran sus pecados?
R: Que resultaba corrupto, torturador, fr¨ªo, responsable de la muerte de Moro, de Ana Bolena, nada era suficientemente malo para endos¨¢rselo. Pero ahora se est¨¢n preparando o acaban de aparecer nuevas biograf¨ªas.
P: ?Lo ha resucitado usted? ?Redimido? ?La literatura como palanca de la historia?
R: Eso parece¡ Incre¨ªble, ?no? Muy interesante. Generalmente es al rev¨¦s. Y vigoriza el asunto para los historiadores. El presente alimenta el pasado. Mire lo que acaba de ocurrir con el descubrimiento de los restos de Ricardo III. La ciencia ha definido la historia.
P: Este mundo, tan conectado.
R: Me hace feliz. Que todo esto contribuya al inter¨¦s en nuestra historia por parte de la mayor¨ªa de la gente, porque creo que and¨¢bamos muy ajenos a los hechos m¨¢s oscuros de nuestro pasado. He escrito sobre eso en otras novelas. En Tras la sombra, por ejemplo, que trata de un m¨¦dium que conecta a los vivos con sus antepasados¡ Me preocupa eso.
P: Ya que llegamos al presente, hablemos un poco m¨¢s del Gobierno. ?O no?
R: Sin problema. He intentado no convertirme en uno de esos autores a los que los periodistas llaman para una declaraci¨®n cada vez que ocurre algo. Me mantengo al margen, pero la verdad es que hoy d¨ªa en mi pa¨ªs contamos con un Gobierno incompetente y vergonzoso.
P: Depende de la semana. Un d¨ªa la toman con la inmigraci¨®n, otro d¨ªa Cameron aprueba el matrimonio homosexual en contra de gran parte de los conservadores¡
R: Su ataque a la inmigraci¨®n con esos test a los extranjeros con preguntas que ni los propios ingleses sabr¨ªamos responder, sin ning¨²n sentido hist¨®rico m¨¢s all¨¢ que el que dan los h¨¦roes y las batallas¡ Absurdo. No hay estrategia, solo reacciones, da verg¨¹enza. Con esa campa?a dirigida a los rumanos o los b¨²lgaros advirti¨¦ndoles que no vengan porque esto es horrible. ?No me diga!
P: Y ese eterna amenaza antieuropea¡
R: Bueno, los conservadores siempre salen con lo mismo, nunca se han sentido a bordo del proyecto europeo. Pero en el fondo, los dos grandes partidos lo son y Cameron pasar¨¢ por el aro. Aunque no demuestra ser nada inteligente, por una parte ahuyenta a los moderados con sus brotes antieuropeos y asusta a los retr¨®grados con el matrimonio gay. Es un mediocre. Poco h¨¢bil y carente de instinto para estar en el lugar adecuado.
P: El poder siempre ha sido uno de sus temas. De manera cruda. De hecho, usted ha admitido que de dedicarse a la pol¨ªtica hubiera sido una servidora problem¨¢tica¡ Expl¨ªqueme.
R: En fin, como cualquier escritor, somos demasiado sensibles y pasionales. Me hubiera metido en problemas de disciplina parlamentaria. Sobre el papel no tienes que ser tan consistente como deber¨ªas en la pol¨ªtica.
P: ?Qu¨¦ le hizo convertirse en escritora?
R: Mi salud, mi pobre salud. Fue un camino que tom¨¦ cuando ten¨ªa 20 a?os por eso.
P: Renunci¨® a la acci¨®n en su vida.
R: Bueno, necesitaba algo que me convirtiera en mi propia jefa. Me pregunt¨¦ c¨®mo pod¨ªa serle ¨²til a alguien. Las cosas no me pintaban bien a esa edad y, tampoco me equivoqu¨¦, iban a empeorar. No exist¨ªa ayuda m¨¦dica para mi problema.
P: Pero para este tipo de libros que escribe necesita mucha energ¨ªa.
R: S¨ª. Energ¨ªa mental y emocional, sobre todo. Pero si alg¨²n d¨ªa me siento demasiado cansada para pensar o para sentir, me relajo. O me dedico a asuntos m¨¢s banales. Me he ido organizando¡ Y a trav¨¦s de mis libros, viviendo lo que no he podido experimentar en la realidad. Imaginando que me pasaban a m¨ª en todos mis personajes. Saliendo a buscarles, a Cromwell, a Enrique, a Ana Bolena¡
P: Y ese problema que tiene con la gordura, sobre el que tanto ha escrito, ?c¨®mo lo lleva?
R: En mis memorias y en un art¨ªculo que escrib¨ª recientemente en The Guardian abord¨¦ todo eso. Los efectos que produjeron en m¨ª algunas medicinas. En nueve meses mi cuerpo se transform¨®. Iba de viaje y me impresionaba que la gente a la que conoc¨ªa nunca llegara a saber que en una ¨¦poca de mi vida fui delgada. Eso ocurri¨®, ahora me he tenido que acostumbrar. Desde los a?os ochenta he llevado eso conmigo. Engord¨¦, adelgac¨¦, volv¨ª a engordar. Entre la cirug¨ªa, los efectos secundarios, mis ri?ones como est¨¢n, todo se complica. Entre los dos premios Booker he pasado mucho tiempo en el hospital, pero ahora me encuentro mejor. He dejado de sentirme fatal a diario y, aunque la situaci¨®n no es ideal, voy mejorando.
P: Aun as¨ª, con todo el sufrimiento que su estado conlleva, ?d¨®nde encuentra la felicidad?
R: Mirando al mar, mirando y soltando pensamientos al aire, convirti¨¦ndome en ojo, observar el cambio de la luz y los colores. Tambi¨¦n cuando escribo, en algunos momentos, cuando alcanzo esa perfecta conjunci¨®n en la que pensamiento y palabra encajan. No siempre, es una sensaci¨®n extra?a porque la mayor¨ªa del tiempo es un trabajo duro en el que solo aspiras a que aparezcan esos momentos. Tienes que estar preparado y sentado en tu escritorio para que se d¨¦, para que fluya.
P: Debe de ser lo que llaman inspiraci¨®n. ?La felicidad de la escritura se reduce a la inspiraci¨®n?
R: A esa exaltaci¨®n, a esa excitaci¨®n¡ Y no hay garant¨ªa de que esos momentos regresen, pero a veces se da, y es un regalo. No tienes ni que luchar para que aparezcan, luchar no lo garantiza, simplemente debes estar preparada.
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