Alumnos 'aplicados'
El fen¨®meno de las aplicaciones infantiles se dispara. Est¨¢ impulsado por una generaci¨®n que maneja tabletas y m¨®viles casi desde la cuna.
Laia desliza su regordete dedo ¨ªndice sobre una vieja foto. De derecha a izquierda. Insistentemente. Y en su cara se dibuja una expresi¨®n a medio camino entre la frustraci¨®n y la incertidumbre. Devuelve una mirada extra?ada a los adultos que la observan y repite el movimiento. ¡°Est¨¢ roto¡±, sentencia. A sus dos a?os y medio, no entiende por qu¨¦ esa nueva tableta tan fina como un papel no le permite pasar a la siguiente imagen. Laia pertenece a una generaci¨®n t¨¢ctil ¨Cno ya de nativos digitales¨C que tan pronto como comienza a desarrollar sus habilidades motrices entra en contacto con la tecnolog¨ªa. Porque hacerlo requiere poco m¨¢s que extender un dedo.
¡°Las tabletas, los iPads y los tel¨¦fonos inteligentes son herramientas sencillas, manejables e intuitivas, mucho m¨¢s cercanas y f¨¢ciles para los ni?os que un ordenador. No hay que teclear ni coger un rat¨®n, solo tocar. Y la industria ha visto en ellos un mercado goloso para su explotaci¨®n comercial¡±, expone Juanmi Mu?oz, presidente de la Asociaci¨®n Espiral, una organizaci¨®n compuesta por profesores y expertos en inform¨¢tica y centrada en el uso educativo de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n.
Los datos le dan la raz¨®n. El n¨²mero de aplicaciones infantiles crece imparable al calor de sus abultadas ventas. ?D¨®nde est¨¢ mi agua?, por ejemplo, ha sido descargada m¨¢s de cien millones de veces en solo dos a?os de vida. Este juego, indicado para ni?os de entre cinco y nueve a?os, reta a cavar t¨²neles y desatascar tuber¨ªas hasta que Swampy el caim¨¢n (el primer personaje de Disney creado ex professo para una aplicaci¨®n) pueda llenar su ba?era. Muchos de estos programas buscan tranquilizar las conciencias paternas con sus supuestas bondades pedag¨®gicas. El cl¨¢sico Socks, consistente en juntar calcetines, se publicita como una herramienta que ense?a a diferenciar y relacionar distintos patrones. Cuenta incluso con una versi¨®n para beb¨¦s, donde solo es necesario tocar ¨Cy no arrastrar¨C para realizar el emparejamiento.
¡°Hay algunos juegos que s¨ª pueden ayudar a mejorar la discriminaci¨®n visual o la atenci¨®n. Son un complemento, pero no pueden suplir el aprendizaje previo a trav¨¦s del cuerpo. Si un ni?o no tiene experiencias motoras, no juega con otros ni?os, no hace filas¡ no puede asimilar estas habilidades a trav¨¦s de una pantalla¡±, argumenta Maite Rodr¨ªguez Est¨¦vez, pedagoga y presidenta del centro Preparados para Aprender.
La sustituci¨®n del juego f¨ªsico por el digital dificulta, seg¨²n la experta, el desarrollo de la orientaci¨®n espacial. Una deficiencia que termina lastrando las capacidades cognitivas. ¡°La lectura viene marcada por la direcci¨®n de las letras, que son las primeras figuras simb¨®licas no sim¨¦tricas a las que se enfrentan los peque?os. La diferencia de sentido entre la b y la d, o la altura del palo de la h y la n son cuestiones espaciales, y si no ha desarrollado bien estos aspectos, el aprendizaje se resiente¡±, argumenta.
Mu?oz coincide, pero matiza. Como casi todo, las aplicaciones para ni?os son positivas si se consumen en su justa medida. Y deben ser los padres quienes controlen la dosis. ¡°No hay que tener miedo, solo sentido com¨²n. No se trata de sacralizar, ni de demonizar. Es fundamental que los chavales del siglo XXI se relacionen con las herramientas del siglo XXI con naturalidad. Pero la funci¨®n de las familias es asegurarse de que no pasen cinco horas delante de una pantalla¡±.
La pedagoga recuerda que el sistema visual no termina de madurar hasta los ocho a?os. Por eso no es partidaria de permitirles jugar con aplicaciones hasta los seis. Y si es en una tableta, mejor que en un tel¨¦fono: su motricidad fina no est¨¢ totalmente desarrollada y la pantalla del m¨®vil es demasiado peque?a. Adem¨¢s, insiste en que la sobreestimulaci¨®n resulta contraproducente. ¡°Cuando hay varias versiones de un producto, las m¨¢s indicadas son aquellas con fondos blancos y en las que los elementos se mueven pausadamente, porque esto facilita la comprensi¨®n de las im¨¢genes. Tambi¨¦n aquellas que inciden en la repetici¨®n, ya que ayudan a generar rutas neuronales¡±. Una definici¨®n en la que encaja Las mil puertas de Pocoy¨®, un exitoso cuento interactivo desarrollado por la empresa espa?ola PlayTales.
Las mil puertas de Pocoy¨®
Para iOS, Android y Blackberry. Cuento interactivo protagonizado por Pocoy¨® que da la opci¨®n al ni?o de leerlo solo o con una voz en off. Cada pantalla-p¨¢gina est¨¢ llena de sorpresas t¨¢ctiles. Este producto ha sido desarrollado por PlayTales, una empresa espa?ola premiada en el congreso Mobile World de Barcelona por esta aplicaci¨®n.
Socks
De 0 a 3 a?os. Gratis. Para iOS y ¡®Kid Socks¡¯ para Android. El reto consiste en emparejar cada calcet¨ªn que pasa por una cuerda de tender arrastrando hasta ¨¦l a su compa?ero. Ense?a a diferenciar colores y formas. Existe una modalidad para beb¨¦s donde solo es necesario tocar el calcet¨ªn adecuado.
?D¨®nde est¨¢ mi agua?
A partir de 5 a?os. 0,76 euros (versi¨®n de prueba disponible). Para iOS y Android. Es un puzle de gr¨¢ficos sencillos en el que los ni?os deben excavar t¨²neles y conectar tuber¨ªas, siguiendo los principios b¨¢sicos de la f¨ªsica, para conseguir que la ba?era de Swampy el caim¨¢n se llene.
Numerosity
A partir de 7 a?os. 1,79 euros. Para iOS. Este juego pretende ense?ar desde la propiedad conmutativa hasta las fracciones de una forma divertida. Permite a los ni?os retar a sus compa?eros y batir sus propios r¨¦cords a trav¨¦s de 20 niveles de dificultad.
ABCkit
A partir de 4 a?os. 1,79 euros. Para iOS. Aplicaci¨®n creada por la espa?ola Karina Ibarra y basada en la metodolog¨ªa Montessori para aprender el abecedario. Ense?a a identificar las letras a partir de un animal o un objeto, su pronunciaci¨®n y c¨®mo escribirlas. Disponible en espa?ol, catal¨¢n e ingl¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.